Por:
Gonzalo Egremy
FOTO DE: NHR Medios |
JAPÓN PAÍS HERMANO
+Ciento veinte años han trascurrido de
la llegada, por Puerto Madero, del primer grupo de japoneses a México, y los
descendientes suman miles ahora.
+Una de las más destacadas culturas en
el pacífico, es Japón, que ha tenido respeto y fraternidad para con Tapachula y
el Soconusco.
.-Hoy 10 de
mayo, de hace 120 años, arribaron a México, por Playas de San Benito, hoy
Puerto Chiapas, el primer grupo de 35 emigrantes japoneses.
Más de un siglo
después, según estadísticas oficiales, los descendientes de aquellos llamados
hijos del Sol Naciente, en México suman muchos miles.
Pero pocos
conocen las vicisitudes y sufrimientos que padecieron aquel primer grupo de
jóvenes japoneses, que arribaron con un ideal y una misión a territorio
nacional por lo que hoy es llamado Puerto Chiapas.
Salieron en un
viejo barco del Puerto de Yokohama el 24 de marzo de 1897; venían 36; pero uno
falleció en el trasbordo a otra embarcación en Acapulco, Guerrero, porque su
destino no era allá, sino llegar aquí.
Eran la primera
migración japonesa a Latinoamérica, y según el libro “Los Samuráis de México”,
se les llamó Grupo de Emigrantes “Enomoto”.
Se ha de
imaginar usted amable lector, aquí el abrazador sol de 40 grados en la Playa, y
Japón de donde ellos provenían, en invierno, bajo cero.
Los 35 nipones
fueron bajados del barco y tuvieron que nadar más de doscientos metros antes de
llegar a la playa.
Porque hace 120
años, no había aquí escolleras; las cajas y mercancías, eran transportados de
la embarcación, que fondeaba lejos, a través de enormes lazos que algunos
porteños locales llevaban a puro nado de un lugar al otro.
Luego de su arribo, los primeros migrantes
japoneses tuvieron que caminar todo un día la veintena de kilómetros desde la
playa hacia lo que era entonces Tapachula; y no había carretera ni un camino
definido.
Al menos cuatro
de los treinta y cinco japoneses, al llegar a Tapachula, enfermaron por la
insolación, cansancio y hasta depresión por saber a dónde los habían mandado.
Un problema más
que enfrentaron era el idioma; nadie de ellos hablaba español o castellano; aun
así recibieron alojamiento y apoyos en Tapachula.
Después de
reponerse una semana, empezaron su travesía a pie para llegar a Escuintla (esa era la orden que
traían), en donde sembrarían y cosecharían café para exportarlo al Japón.
Por supuesto que
fracasaron en ese proyecto de siembra del aromático grano (el cultivo se da
arriba de los 500 metros a nivel del mar) y en otros más durante los siguientes
años.
De acuerdo con
fuentes consultadas, los 35 primeros emigrantes japoneses se dedicaron a la
agricultura, al comercio y otros más a la medicina”.
Fracasaron en la
promesa que les dijeron en Japón que al venir aquí “tendrían el oro verde”,
pero muchos años después, ya asentados en Escuintla y Acacoyagua, salieron
avante con otros cultivos y empresas (fundaron una cooperativa), y empezaron a
ayudar a los nativos de esos lugares.
A los pocos años
a su llegada, estallaría en México la revolución y los japoneses sufrieron “las
Caín” por el solo hecho de ser extranjeros.
Sus
establecimientos, casas y personas, fueron “visitadas” por grupos que se decían
“revolucionarios” que saquearon y robaron a los nipones.
Unos 30 después
vuelven a sufrir cuando su país de origen entró en guerra con los Estados Unidos,
al atacar los japoneses el puerto de Pearl Harbor.
En aquellos años
de la segunda guerra mundial, había aquí 73 familias de japoneses, y los Estados
Unidos pidió que su extradición.
México se negó;
pero los concentró en el Distrito Federal y en Guadalajara; y los japoneses
tuvieron que “rematar” todo su patrimonio que con mucho esfuerzo habían hecho
desde su llegada en 1897.
Hoy se cumplen
120 años del arribo de aquellos primeros japoneses, y para festejarlo, del 19
al 21 de este mes, el embajador, el cónsul, descendientes, autoridades de
México, del estado y de Tapachula, tienen un programa cultural de ambas
naciones, y eso dice mucho, ¿no cree usted?//Salud.
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