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miércoles, 1 de octubre de 2014

RESCATEMOS AL RÍO TEXCUYUAPAN



           (BOLETIN COPARMEX).- Ante la grave contaminación del río Texcuyuapan y las enfermedades que causa este problema que acaba con el medio ambiente, personas altruistas del Grupo Joven Tapachula que preside Alfonzo Renovales Marín, promueven diversas acciones de limpieza.
            Destacó que en el marco de esas actividades llevarán a cabo una reunión el día 30 de septiembre a las 6:00 de la tarde en el auditorio del Club Joven Tapachula, en la 19ª oriente, entre 1ª y 3ª norte.
            “Es una reunión taller en la cual invitamos a la población en general, directores de universidades, maestros, prensa y a toda persona interesada en hacer algo por el río”, indicó.
            Renovales Marín mencionó que el objetivo de esta reunión es poder hacer algo para parar el alto índice de contaminación que tiene el rio Texcuyuapan y que afecta a más de 100 familias que viven en las márgenes del afluente.
            Hasta el momento hay más d 100 personas dispuestas en apoyar y hacer algo por Tapachula.
            Dio a conocer que son bienvenidas asociaciones civiles, partidos políticos, estudiantes y población en general que deseen unirse para buscar una solución a la problemática.
            Para mayores informes pueden comunicarse al teléfono celular 9621646604 y al correo alfonzorenovales@hotmail.com.
            Se reúnen hoy activistas y autoridades para salvar al río Texcuyuapan.
            Ha comenzado a organizarse un movimiento social con el objetivo de implementar una estrategia urgente para entender la grave contaminación que aqueja al río Texcuyuapan en Tapachula, y a que a la fecha ninguna autoridad ha hecho algo al respecto. Este movimiento se catapultó gracias al amplio reportaje publicado por Diario del Sur en días pasados, denunciando el codicio del afluente.
            Alfonso Renovales Marín, creador de un video publicado en redes sociales y promotor de la campaña “Salvemos el Texcuyuapan”, exhorta a la sociedad tapachulteca a trabajar para frenar el impacto negativo que padece el afluente y por ello convoca a las autoridades de los tres órdenes de gobierno, asociaciones civiles, ambientalistas, responsables de los distintos niveles educativos y público en general a participar en dicha reunión para buscar una pronta solución.
            Mencionó que será este 30 de Septiembre a las 18:00 horas, en el auditorio del Club Joven de Tapachula ubicado en la 19 Oriente, entre 1a y 3a Norte, donde se habrá de trabajar un plan emergente para que no siga contaminando este río.
“Queremos juntar todos aquellos que estén interesados en salvar el río para tener una solución urgente, pues ya es tiempo que se haga algo”, expresó.
            Y es que ante la falta de intervención de las autoridades, sobre todo las implicadas en la preservación del medio ambiente, nacen estas acciones de quienes si quieren a Tapachula y su entorno natural, confiando en que habrá una excelente respuesta a la convocatoria para este día.
            Por ello, para quienes tengan interés en asistir esta tarde, se da a conocer que el tema fundamental, sin tintes políticos, es evitar más contaminación en el Texcuyuapan, pero también planear una solución de forma inmediata.
LA PROBLEMÁTICA
            El río Texcuyuapan agoniza desde hace una década, cuando sus aguas diáfanas comenzaron a tornarse en matices grisáceos. Desde los años 90, la inconsciencia social ha tomado como rehén a uno de los afluentes más emblemáticos de la mancha urbana de Tapachula.
            Este brazo de agua que nace en el ejido El Triunfo, en la zona alta del municipio, se extiende por más de 14 kilómetros y atraviesa toda la columna vertebral de la ciudad y suburbios hasta fusionarse con el río Cahoacán, que termina su trazo en el océano Pacífico.
            Desde hace más de dos décadas fueron apareciendo asentamientos humanos regulares e irregulares, que han poblado zonas aledañas al caudal del afluente, cuya corriente en temporada de lluvia se vuelve brusca, al grado de provocar desbordamientos, de los cuales se han contado historias interminables de desgracias, colapso de puentes e incluso daños materiales y humanos.
            Sin embargo, las llamadas de atención de la naturaleza poco parecen importar a las autoridades encargadas de ejecutar programas ambientales y demográficos, pues en la actualidad son más de 170 colonias las que atestiguan el paso de las aguas del río Texcuyuapan y que, por ende, etiqueta a dichas zonas como susceptibles de inundaciones.
LA MAREA NEGRA
            Para los habitantes y vecinos de este afluente, las secuelas que pueda traerles vivir a expensas de un río contaminado y peligroso en temporada de lluvia parece no importarles.
            Los altos grados de contaminación que presenta el Texcuyuapan dejaron de ser sólo un problema social y ahora representan un severo riesgo para la salud de toda la población.
            En la actualidad, las aguas que algún día fueron claras se han convertido en negras y expiden hedores insoportables en algunos sectores, ya que en él convergen decenas de drenajes. Tal es el caso de la parte sur de la ciudad, donde comienzan a concentrarse masas de contaminantes como tereftalato de polietileno, (plásticos y botellas), desperdicios y objetos inservibles que son arrojados por la misma sociedad al cauce.
            Pero el problema no concluye ahí, y sólo hablamos de una situación que podría tener solución. 
            Para Alfonso Renovales Marín, activista tapachulteco, la verdadera preocupación radica en los niveles de contaminantes que se acumulan en este río por residuos químicos y tóxicos, tales como acetonas, cloroformos, productos químicos y biológicos que sin conciencia alguna son vertidos al agua.
            “Se necesita un plan integral para poder rescatar al río Texcuyuapan, quizá los plásticos que flotan no representen todo el problema, son parte de la tarea a hacer, pero lo que más preocupa son los altos grados de contaminantes que puede haber en el agua y que se necesita de especialistas para que determinen cuánto es el deterioro ambiental y cómo se puede solucionar”, plática.
CUANDO EL RÍO SUENA
            Cuando el Texcuyuapan suena, su voz emite cansancio, castigo y un grito de auxilio para todos. Baste con caminar por las sendas de matorrales crecidos y piedras resbaladizas para percatarse de la cruda realidad. 
            A simple vista, en el sitio se observan aves de carroña en busca de especies muertas y vaya que las hay: ratas, perros en estado de putrefacción, incluso peces que no tuvieron la capacidad de volverse inmunes ante esta marea de contaminación que los mató.
            El río no sólo es contaminado por cuatro fábricas que arrojan sus tóxicos y sustancias al agua, también por habitantes, la mayoría de asentamientos irregulares, que practican a diario la caída libre de bolsas repletas de basura y desperdicios producidos en casa.
            Incluso, por los sitios de mayor densidad urbana, se observa cómo de las viviendas salen tuberías de PVC que conectan con los drenajes improvisados de las viviendas y descargan aguas negras hasta el río.
            “Es que aquí no se va a lograr nada, el río ya está muerto, está muy contaminado y nadie hará algo por salvarlo, ya estamos acostumbrados a vivir así y la situación no tendrá ningún remedio porque nadie nunca ha hecho nada por salvarlo”, exclama con entera negatividad un habitante de la colonia Monroy.
            Sin embargo, aún existen personajes en la localidad que buscan revivir a un ancestral centinela de Tapachula, por eso, en días próximos se reunirán esas voces para hacer eco ante esta situación crítica.
            La agonía del Texcuyuapan terminó: o se muere o se salva.

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