CONFLICTOS POR EL USO DEL AGUA EN CHIHUAHUA Y
SONORA, Y PRECIO INSUFICIENTE DE COSECHAS DE MAÍZ EN SINALOA
‣Agricultores
de Chihuahua acusan a la (CONAGUA) a cargo de Blanca Jiménez Cisneros, por el
trasvase de tres presas
‣Campesinos
sinaloenses levantan más de 6 millones de toneladas de maíz blanco les ofrecen
un precio de garantía de 4,600 pesos por tonelada y solamente les pagan 3,500 o
menos
‣Históricamente
las comunidades yaquis han sufrido despojos y explotación
Productores del campo de Chihuahua,
Sonora y Sinaloa atraviesan por una etapa de conflicto con el gobierno federal,
debido a incumplimiento de compromisos por reducción de presupuesto federal,
apoyos a la comercialización y el sentir de agricultores de abuso por una mala administración
del agua almacenada en presas chihuahuenses.
Los agricultores del estado más grande
de México (cabrían en su territorio juntas España, Francia y Portugal) acusan a
la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) a cargo de la doctora Blanca Jiménez,
por el trasvase de tres presas muy importantes para la agricultura no sólo de
esta entidad, sino de Coahuila y Tamaulipas, con el propósito de “abonar” el
resto de poco más de 500 millones de metros cúbicos que se “adeudan” a Estados
Unidos.
A nivel de gobiernos, México y EU
establecieron un convenio, en 1944, por conducto de la Comisión Internacional
de Límites y Aguas (CILA) relacionado con el intercambio del vital líquido, de
acuerdo con las necesidades de cada país, para usos agrícolas, potables y
alumbrado.
Por una parte, nuestro país recibe unos
mil 824 millones de metros cúbicos por el río Colorado para atender necesidades
de agua potable y riego agrícola en Baja California. Y por otra, México repone
esa cantidad de las presas Francisco I. Madero, Luis L. León y la Boquilla, de
los municipios de Delicias, Aldama y San Francisco de Conchos, las tres de
Chihuahua, en entregas distribuidas a lo largo de cada año.
La causa de impedir el trasvase de las
presas mexicanas, es justa por parte de los agricultores chihuahuenses. Lo malo
y motivo de su protesta, estriba en que este vaciado se realiza sin aviso
previo de CONAGUA y con un autoritarismo excesivo por parte de miembros del
Ejército mexicano y de la Guardia Nacional que, sin decir ¡aguas! impidieron la
toma de oficinas y manifestaciones en cruces fronterizos.
Es posible que, a través del diálogo, se
pueda llegar a un acuerdo, como se ha solventado en años anteriores. Sin
embargo, el temor de los agricultores, es en el sentido de que no tengan agua
para sus labores agrícolas del ciclo otoño-invierno 2020-2021.
La semana pasada el presidente Andrés
Manuel López Obrador realizó sus tradicionales giras de trabajo por Sonora y
Sinaloa. En la primera entidad, sostuvo una reunión de trabajo con los
gobernadores de ocho pueblos yaquis, a quienes ofreció la formación de la
Comisión de Justicia para devolverles sus tierras y más agua para riego, junto
con la desviación de un gasoducto que atraviesa esas comunidades. Esto fue una
promesa que, si se realiza, “va a salir más caro el caldo que las albóndigas”.
Históricamente las comunidades yaquis
han sufrido despojos, explotación y abandono de parte de sucesivos gobiernos,
incluso desde el ´porfiriato´, cuando sistemáticamente envió a una gran
cantidad de mexicanos de esas etnias, exiliados a la península de Yucatán. Trabajaban
en condiciones de esclavos en las grandes haciendas henequeneras.
El ofrecimiento de López Obrador en
estos tiempos de pandemia, no fue nuevo ni más allá de promesas de restitución
de tierras y más agua. Lo mismo que les ofreció en su tiempo el presidente Luis
Echeverría, sin que las cosas hayan cambiado después de que han pasado siete
presidentes de la República, y ocho con el actual.
Y finalmente el mandatario visitó
Sinaloa. Allí la petición de los agricultores y ejidatarios se centró en la exigencia
de precios justos por las cosechas de maíz y estímulos en el proceso de
comercialización, por parte de SEGALMEX. En esta entidad, el cultivo de maíz se
ha convertido en la principal fuente de actividades e ingresos de los
trabajadores del campo.
Los campesinos sinaloenses han
demostrado ser capaces de levantar más de 6 millones de toneladas de maíz
blanco para las tortillas que consumimos todos los mexicanos. Lo grave es que
les ofrecen un precio de garantía de 4,600 pesos la tonelada, y solamente les
pagan 3,500 o menos. Está bien que levantan hasta 10 o 12 toneladas por
hectárea, pero es su trabajo y esfuerzo. Allí el presidente López Obrador les
ofreció un subsidio para el maíz. No, ellos no lo necesitan, porque su
productividad les permite un buen ingreso. Sólo piden que les paguen lo
ofrecido, y ya.
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