‣Tecnología
de INIFAP aumenta rendimiento de maíz 100% y de frijol hasta 300%, en
agricultura familiar
‣Pequeños
agricultores producen para autoconsumo, venden excedentes y obtienen ingreso
‣Con
mínima inversión municipal se impulsa cambio tecnológico en las poblaciones más
vulnerables y se frena migración
‣Las
soluciones locales son una “estrategia ideal” ante emergencia económica por
Covid-19
Las soluciones a los problemas de las
comunidades rurales esta en lo local. Una experiencia que desde hace 20 años se
ha ido consolidando, fue diseñada por el Instituto Nacional de Investigaciones
Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) y ha sido implementada, junto con 75
municipios y pequeños productores de la región Golfo-Centro de México, quienes
han logrado producir alimentos para autoconsumo, obtener excedentes de cosecha
para comercializarlos y generar ingresos. Esto contribuye a evitar la migración
en zonas de alta marginación y pobreza.
Los resultados son incrementos en el
rendimiento en maíz y frijol para los productores, con lo que garantizan el
abasto; desde el punto de rentabilidad de inversión municipal, por cada peso
que invierte el ayuntamiento en transferencia de tecnología recupera 6.42
pesos, por el valor de la producción obtenida. Pero, sobre todo, crece la
rentabilidad agro-social-familiar al evitar que el productor abandone su
actividad y migre hacia las ciudades.
Uno de los “arquitectos” de este modelo
es el investigador del Campo Experimental Cotaxtla del INIFAP en Veracruz,
Francisco Javier Ugalde Acosta, quien destaca que se trata del proyecto más
antiguo de trasferencia de tecnología de la institución, y a nivel
Latinoamericano, donde hay inversión económica de los ayuntamientos, quienes al
transferir semillas a los agricultores, con mejor desarrollo tecnológico
contribuyen a la producción de alimentos básicos (maíz, frijol) y otras alternativas
para generar ingresos como, café, especias y aguacate.
Con 32 años de experiencia, el agrónomo
destaca que frente a la emergencia económica actual por la pandemia del
Covid-19, trabajar en lo local, en especial en los municipios rurales, es la
estrategia ideal, porque logras producir alimentos, tienes excedentes que
pueden colocarse en las cabeceras municipales o ciudades cercanas y generas
ingresos para los agricultores locales, recalca.
El diseño del modelo de participación
interinstitucional, Agro-inversión tecnológica municipal -explica- parte del
hecho de que, “las soluciones a nivel local” (OCDE 2011) contribuyen para
solucionar la problemática técnica e incrementar la productividad de los
cultivos, de forma más ágil y su evaluación es factible de realizar y conocer
los resultados”.
“El planteamiento consiste en fortalecer
el financiamiento por parte de los ayuntamientos, junto con el centro de
investigación, para la transferencia de sistemas innovadores que fomenten la
siembra, productividad, abasto y bienestar familiar de las comunidades más
vulnerables del medio rural”.
A lo largo de 20 años, bajo este modelo
se han sembrado 3,500 hectáreas de frijol con variedades mejoradas en beneficio
de 7 mil productores de 75 administraciones municipales diferentes, con un
rendimiento promedio de una tonelada 120 kilos por hectárea, lo que significó
un aumento del 103 por ciento y se logró 100 por ciento de abasto familiar de
la leguminosa con los productores participantes; con ingresos por los excedentes
que comercializaron.
El proyecto ha operado en municipios de
los estados de Veracruz, Puebla, Tabasco y Oaxaca, en condiciones tropicales,
subtropicales y de transición climática, en localidades ubicadas desde los 0
hasta 2,500 metros sobre el nivel del mar (msnm), en ciclos de temporal y
humedad residual. Los productores de frijol no aplicaron fertilizantes ni
fungicidas, al ser variedades mejoradas sustentables con resistencia y
tolerancia a factores bióticos y abióticos.
Javier Ugalde destaca que el ayuntamiento
más emblemático es Córdoba Veracruz, ubicado en la región de Las Altas Montañas
de Veracruz, que ha tenido continuidad y que está por cumplir siete años, lo
que se refleja en un aumento en el rendimiento de maíz de hasta 100% y de
frijol en 300% ya que las variedades que usaban eran de bajo rendimiento y por
ubicarse en zonas de montaña no tienen superficies amplias, es una agricultura
familiar.
Otro aspecto a destacar es que el
recurso a invertir por parte de los ayuntamientos para echar a andar el modelo
es bajo. Por, ejemplo Córdoba invierte cada dos años 400 mil pesos, pero con
ello atiende frijol, maíz, aguacate, canela, café, hortalizas, especies
aromáticas, y en 2020 y 21 se integrará vainilla.
El investigador destaca que en
municipios donde se ha aplicado el modelo, en el caso del maíz con el cambio de
variedades e híbridos se incrementó el rendimiento 100%, ya que el promedio en
zonas tropicales es de 1.8 toneladas por hectárea y dependiendo el temporal,
con híbridos mejorados pueden elevar hasta 4.5 toneladas.
En algunos casos los ayuntamientos
subsidian con 50% la inversión en tecnología, en otros casos se les obsequia y
después devuelven semillas para que la usen otros productores.
Francisco Javier Ugalde anota que el
modelo, que fue rediseñado en México, ya se integró como una metodología por
centros de investigación de algunos países de Centroamérica.
Hoy, remarca, con la emergencia
económica y sanitaria que se vive y el alza del dólar será más costoso traer
alimentos del exterior, pero tenemos tecnología pública que puede ayudar a
mejorar niveles de productividad de la gente y resolver el tema de producción y
abasto de alimentos.
Los ayuntamientos, enfatiza, tienen que
fortalecer los procesos productivos a través del uso de tecnología para los
agricultores. “Lo que hace falta es más voluntades de aquellos que pueden
fomentar su uso y tener mayor cobertura en las diferentes localidades del
territorio nacional”.
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