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jueves, 30 de junio de 2016

ALVARADO, DONDE EL APODO SUPERA AL NOMBRE…

+ La primera herencia familiar es el apelativo.
+ Casi a nadie se le conoce por el nombre de pila…
Ruperto Portela Alvarado.
Algo me llama la atención, en este pequeño mundo de la versión, del apodo la invención y Alvarado no tiene comparación. Lo primero que se hereda, del abolengo familiar, es el apodo peculiar que se llevó de por la vida particular. A eso hago mención, en este ensayo singular, que jamás puede fallar en la arenga popular.
¡Por Dios que sos un vago afortunao!, que no tiene límites en el barrio, ni ritmo en el tumbao; que sos como el rehilete, que se lo lleva el viento pa´ todos laos; siempre de un lado a otro sin ver lo que ha pasao.
Que me lleve la muerte si quiere, porque ya he conocido bastante; he recorrido distante, de Alvarado a la Fuente; me llevó por los durmientes del ferrocarril, donde pasé feliz, durmiendo en cualquier pretil.
Conocí al Negro de la Fuente, un negro bragao indecente, que se embriagaba con fuerte aguardiente. También estaba el robusto “Mochilongo”; Mario Ramón Ramón, un muchacho joven y fuerte, que logró el Negro de la Fuente, dejarlo sin pantalón.
La “Mucura” era también, una negra buena moza, que pasaba las cervezas y bailaba ¡qué cosa! Tampoco le hacía sombra, Maura “La Mocha” exquisita, que tenía tal cosita, que daban ganas de apretar. Y así era ese mundo, donde todos se conocen, con un apodo siempre y un nombre que se desconoce.
Angelito Portela Chávez “El Auténtico”, fue un hombre singular; sabía matar un puerco, como un tango cantar; unos versos de Sor Juana recitar y un evento carnavalesco animar. Y vamos andando el tiempo, visitando la barriada; me acuerdo de Mario “El Burro” y de naipes sus jugadas. Enfrente el “Pollo Fino”, Albino Zamudio Rosas, hermano de “Pablito Coraje”, que compuso bonitas cosas, como “Alvarado, tierra bendita; tierra de mi ensoñación, donde se pesca jaibita, chuchumite y tiburón”.
Quien no ha de saber, de “Andrea “La Perra Prieta”, mujer de temple y entereza, que guisaba la lisa fresca, con tomate y cebollín; que le daba sabor al caldo, que invitaba al festín. Cómo no he de acordarme, cuando estoy lejos de Alvarado, de “Canuto” el policía, con su desbordante arroz a la tumbada; de Luisa “La Chocha” y su amor de “Pablo Piña”. “El Etiope” con su cantar, y sus lentes muy caídos, le daba salsa a la botana, del Puerto Piloto a “Las Varillas”, pasando por el “Gallo Rojo” de Ángel Portela y su familia.
Ahí estaba la “Cenobia”, musa de “Pablito Coraje”, la que le inspiró “Basura” y que llevó a la casa de “Tepito”, porque quiso redimirla, pero ni Dios que es tan bendito, pudo sacarla del barrio, como quería Pablito. Andando así el camino, conocí a “Yoya Galindo”, mujer de pelo y barba, que sabía su delito, venderles trago a los pobres, y hacerles feliz un ratito. Entonces llegó “Gomito”, y a doña Yoya inquirió, ábrame usted la puerta, soy Gomito, ya me oyó. Pero la señora respondió. Gomito, Gomito, vete a vomitar a otra parte, porque esta no es tu casa, ni tengo porqué soportarte.
Por dónde vamos, yo no sé; pero me acordé de Víctor Sosa, “El Oso” que fue hombre placentero, bonachón y bien certero, con la chela y la botana que compartía a la semana, con Angelito Portela y alguna parentela, y ahí estaba yo y la “Candela” de Micaela. El “Loco Cano” decía, que cantaba melodías; más bien las recitaba, con el requinto al hombro, y mucha gente con asombro, le decía que dicha, con este que saca la ficha, la papucha y el merengue, defendiendo la chuleta y tocando me sorprendes.
Valoro a mi compadre “El Burro”, Ricardo Padrón Almeida, que fue un gran deportista, que dio siempre a la vista, ser bueno en bicicleta; era un gran atleta, en cien metros y demás; se nos fue al más allá, y con sentimiento lo veo, tomar unos chapos de jobo, con el viejo Carabeo. María “Pompón” los preparaba, con mucho rigor y atingencia, unos chapos de limón, de guanábana y fresa. Era exquisita condesa, en el arte del licor, que mi compadre “El Burro”, Manuel “La Burra” y el “Quilí”, disfrutábamos con fervor.
Feliciano Rascón “Chanín”, joven viejo de postura, no agarraba calentura, ni con una chela caliente; pero le salía lo valiente, frente a Carmen Arano “La Perra Prieta”, hija de doña Andrea, de todas la más negrita. “Macacabo” sabía bien, de toda la torada, que hubo de tener su hija, cuando estuviera bien casada. También el albañil, promovió a su hijo, al que le dio por la cantada, el que hizo su debut, y luego no se supo nada.
Juanita “La Naylon”, fue mujer extraordinaria; supo heredar a su hijo, la estirpe del apodo. Fito “El Naylon” es sin dudas y sin modos, el que lleva y carga todo. Fue un buzo excelente, que puso la muestra primero; ahora es el pionero, de la salchicha y la hamburguesa, pues eso no le pesa, pues es del todo placentero.   
El “Cagao” sigue tocando, donde quiera que él esté, su güiro con destreza; porque, aunque no lo crea usted, de ese gran instrumento, él fue el maestro de todos, más allá del firmamento. Dimas Zamudio también, como su hermano Toño, tocaban con “La Espinita”, y no se ponían sus moños; Dimagio la mandolina, Toño Zamudio el saxofón; Mario “La Araña” las tumbas y “La Arañita” el bandolón.
Se me olvidaba decir, que el bullanguero Alvarado, tenía un cura importado: don Luis Rodríguez Pretelín; un afamado prelado, que mandaba por doquier; lo mismo ponía candado que alcalde en la localidad; daba rosario temprano y la misa por la noche, manejaba también su coche y departía con la cofradía; eso era de siempre, cosa de todos los días.
No sé si así se dice, porque soy un chavo de arrabal; digo muchas pendejadas y mentadas a titipuchal. No conozco malas palabras, solo malos entendidos, porque en el mundo de las mentadas, hay ricos, honestos y bandidos. Dejo esta prosa en la mano, de los clientes que espero, no se sientan con lo dicho en la tonada, pues soy un “jijo de la tiznada”, que ya no tiene remedio; les dejo este arreglo hoy, que espero no sea una ofensa… RP@...

Si desea contactar dirigirse a: rupertoportela@gmail.com

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