LOS
ERRORES CUESTAN CARO
Por:
Armando Rojas Arévalo
MARICELA: Me
abochorna reconocerlo, pero debo hacerlo. Soy un incauto. Así, directo, y por
no decir otra palabra. Incauto. En México ganó la izquierda porque 30 millones
de electores quisimos cambiar las cosas, pensado seriamente en que ya no
podíamos seguir en el lodazal; en Brasil ganó ayer la reacción con JAIR
BOLSONARO, porque estaban hartos de la izquierda de LULA. Total, un embrollo.
Aquí nos decidimos por la izquierda, allá por la derecha. Todos contra la
corrupción.
Incauto porque
creí a pies juntillas que mi voto, como el de millones de mexicanos, cambiaría
las cosas. Por ejemplo, que se acabaría con los privilegios, que todos seríamos
iguales, y que el gobierno, congruente con sus ofrecimientos en campaña,
desterraría los compadrazgos.
Dije “¡Se acabaron
los negocios. Aleluya. Se acabaron los constructores consentidos. Aleluya. Ya
no habrá negocios con los contratos. Se acabaron los gobernadores frívolos,
tranzas y guevones! Aleluya” ¡En qué pensabas, pobre candoroso!, me pregunto
una y otra vez. Bueno, pensaba en un país diferente, responsable. En un
gobierno inmarcesible.
-Dale la
oportunidad de que se haga cargo del gobierno –me dice la conciencia. Y sí,
tiene razón. A partir del primero de diciembre las cosas van a cambiar.
¿Seguro?
Pero, bueno, para
empezar los morelenses se quedarán con las ganas de ver en la cárcel a GRACO y
a toda su parentela que se hizo archi-rica. Con eso de que el presidente electo
no odia a nadie y no quiere venganza, los granujas se ríen a carcajadas del pueblo
que, tontejamente, pide encerrar tras las rejas a los depredadores. Pero, he
aquí, que ni antes ni después del primero de diciembre, porque el próximo
Presidente no va perseguir a políticos.
JAVIER DUARTE va a
seguir calentando el cemento, pero un rato más. La PGR le tiene media abiertas
las puertas para que salga.
El otro DUARTE,
CÉSAR, el de Chihuahua, se relame de gusto el bigote en su casa de McAllen o
Laredo.
Cuando triunfó
nuestra causa –nuestra, porque yo voté con los indignados- me fui feliz a mi
casa. Tomé café y una copa de coñac esa tarde. Se acabaron los consentidos.
Y no. ¡Pen…!perdón,
incauto. LÓPEZ OBRADOR querrá transformar México, pero le traicionan sus
afectos y agradecimientos. Ahí tienes a MANUEL VELASCO COELLO, gobernador de
Chiapas, que tiene seis años en la gùeva y la rapiña, pero el presidente electo
lo adora con amor tabasqueño, o sea, tropical. Yo no sé si le deba favores. No sé si VELASCO
tenga un lugar muy especial en el corazón de AMLO, porque le haya servido de
mensajero con PEÑA NIETO y la mafia del poder, porque le consiguió el millón de
votos que le había prometido en Chiapas, o porque –se asegura- le ayudó (presuntamente)
a financiar su campaña. No sé. Sinceramente no tengo información privilegiada
que me conduzca a develar el misterio de tanta querencia. Lo incontrovertible
es que Chiapas y los chiapanecos están ofendidos.
VELASCO se ha
burlado como ha querido de los chiapanecos, y, míralo, no sólo tiene derecho de
picaporte, sino una decisión del Congreso le permitió ser gobernador sustituto
de sí mismo y terminando su gobierno podrá ser senador y al mismo tiempo
coordinador del proyecto del Tren Maya.
VELASCO y su
abuelo materno tienen todo con el presidente electo. Los chiapanecos se
quedaron como el chinito: “nomás milando”. No sólo no habrá cárcel para él,
sino chamba en el proyecto que simbolizará a LÓPEZ OBRADOR: el tren maya.
¡Cuánto honor!
Otro de los
errores que le echarán en cara a LÓPEZ OBRADOR aún después de su gobierno, se
apellida RIOBOO. Sobra decir que es “consentido”. En lo del aeropuerto, su
palabra fue determinante, y no dudes que muchas obras vayan a ejecutarlas sus
constructoras.
La esposa de
RIOBOO, la licenciada JAZMIN ESQUIVEL, actualmente magistrada del Tribunal de
Justicia Administrativa del D.F., podría ser electa ministra de la Suprema
Corte de Justicia en noviembre. Lo
que diga el dedito de LÓPEZ OBRADOR.
Creí y voté. Es
más, por mis preferencias electorales perdí amigos y hasta familiares. Ni modo,
ya no se puede hacer nada.
Entiendo a LÓPEZ
OBRADOR y créeme que no lo juzgo. El que se auto-juzga por haber creído y se
flagela, soy yo.
¡Fueron tantos
años que peleó por llegar a la Presidencia! ¡Tantos compromisos! ¡Tantos
sueños! Tantas promesas. Ni modo que no los hiciera. Mucha gente creyó en él y
se la jugó por él. ¿Cómo agradecerles y cómo pagarles o ser recíproco con ellos?
AYER DOMINGO EN
CUERNAVACA hubo fiestas de chiapanecos. JAVIER CASTELLANOS, eminente nefrólogo,
orgullo científico de la tierra del sureste, festejó su cumpleaños en su casa
de la colonia Reforma, a la que llegaron muchos paisanos. Unos hicieron el
viaje especial, como el notario ROVELO y el ganadero JUAN ESTEBAN GUTIÉRREZ;
otros se desprendieron del D.F., como RUIZ FERRO.
También en
Cuernavaca, NOE CASTAÑÓN, el papá del nuevo senador, festejando el bautizo de
su nieto.
MIENTRAS, EN LA
FRONTERA SUR tres mil hondureños se enfrentaron con palos y piedras con la
policía mexicana por querer entrar por la fuerza a territorio mexicano, como lo
hicieron la semana pasada los miles de centroamericanos que hoy caminan sobre
el Istmo de Tehuantepec. ¡Qué vulnerable es México!
P.D.- Jode que te traten
de ver la cara de idiota. Que a pesar de que todos sabíamos que la decisión
estaba tomada, se hiciera una consulta para finalmente decirte que el 70 por
ciento de la gente que votó no quiere el aeropuerto de Texcoco, sino el de
Santa Lucía.
¿Qué va a pasar
con lo que se lleva construido del aeropuerto de Texcoco? Más de cien mil
millones de pesos quedarán enterradas en los páramos y lodazales. ¿Cuál es el
proyecto de AMLO en ese lugar? Pregunto esto porque algo debe de pensar para
aprovechar lo que se lleva construido, más el tiradero de concreto, varillas y
arena.
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