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Se le llama la Santa Muerte, la Santísima Muerte, la Niña
Blanca o, simple y sencillamente, la Muerte. Se ha convertido en una popular
figura mexicana objeto de culto pero también de mucha polémica, debido a lo que
representa y a quienes la veneran. ¿Qué hay detrás de tanta controversia?
Publicado: 02 Nov | 02:46 PM EDT
En realidad es difícil hablar de un inicio u origen del culto
o veneración a esta figura "Santa Muerte", porque en realidad la
humanidad ha venerado a la muerte desde hace muchísimos siglos, desde tiempos
prehispánicos y todo eso ha influido hasta la actualidad, en el que se ha
mezclado o sintetizado con otros cultos religiosos, como los ritos católicos
hacia los típicos santos.
Y es que la presencia de la muerte, además de necesaria e
inevitable para toda la humanidad, ha sido tema de interés y estudio en toda
cultura desde la antigüedad. Siempre se ha hecho hincapié en el ciclo de la
vida y por ende el de la muerte, así como existen comparaciones o analogías con
la puesta del sol cada noche y con el renacer la mañana siguiente.
Podríamos asegurar que el culto a la Santa Muerte se
relaciona y toma elementos de culturas prehispánicas como los aztecas y los
mayas, quienes llevaban su devoción a la muerte a extremos que aterraron a los
conquistadores, simplemente con los sacrificios que llevaban a cabo cotidianamente.
Los aztecas tenían a sus dioses Mictlantecuhtli y
Mictecacihuatl, el señor y la señora del Mictlan, la región de los muertos. A
ese lugar iban los hombres y mujeres que morían de causas naturales. pero el
camino para llegar ahí no era nada fácil. Antes de presentarse ante los dioses
de la muerte había que pasar numerosos obstáculos y el camino era largo y
oscuro.
Por eso mismo, desde la muerte de la persona se tenía la
tradición de llevar consigo ofrendas o tributos para estos dos dueños del
inframundo. Este detalle es muy importante ya que actualmente estas ofrendas
siguen presentes en los altares que se le montan a la Santa Muerte.
No sólo se les encomendaban los difuntos a Mictlantecuhtli y
Mictecacihuatl, sino que también se les invocaba para conseguir otros favores
relacionados con la muerte. Después llegaron los españoles a colonizar a los
indígenas y lograron disminuir el culto a la muerte al institucionalizar la
religión católica - pero por supuesto, no lograron erradicarla.
Además de la influencia azteca, está también la de los mayas,
quienes rendían tributo a Ah Puch, o Ah Cimih, el dios y rey de Mtnal, el
inframundo. Ellos lo representaban como un esqueleto o cadáver con un rostro de
jaguar (o a veces búho) adornado con campanas.
Pero esta deidad maya Ah Puch se considera más que sagrada,
malévola. Su figura está asociada frecuentemente con el dios de la guerra y de
los sacrificios humanos, y sus fieles y usuales compañeros son un perro y un
búho, considerados como criaturas de mal agüero y de muerte. A veces se le
llamaba también Señor del noveno infierno o el Destructor de mundos.
También entre los orígenes de la figura tiene que ver con la
típica representación de la Muerte, cuya imagen que se ha hecho más popular es
la de un esqueleto sosteniendo una guadaña y, constantemente, usando una túnica
negra que lo cubre desde la cabeza hasta los tobillos.
Pero finalmente con la llegada de los españoles al continente
americano, la situación comenzó a cambiar. Con las matanzas de indígenas y la
colonización y las doctrinas religiosas católicas que vinieron a imprimir, se
perdió muchísimo de la cultura original. La figura de la muerte en las
creencias de los nativos se intentó erradicar, queriendo eliminar todo aquello
relacionado con la veneración a la muerte.
Así, los ritos y prácticas relacionadas con la muerte se
mantuvieron básicamente en secreto durante varios siglos, y en la Ciudad de
México, el culto empezó a proliferar nuevamente en la década de los cuarenta
del siglo XX, especialmente en barrios desfavorecidos.
Desde entonces, el culto ha ido creciendo, sobre todo para
mediados de los noventa, cuando la devoción se trasladó de las casas a las
calles. La gente comenzó a construir altares ya no sólo en su casa, sino afuera
de ellas, en las calles. Se le presentaba todo tipo de ofrendas, desde comida,
dulces, cigarros y hasta botellas de alcohol, como tequila, mezcal, pulque...
Un detalle que llama mucho la atención sobre la Santa Muerte,
sobre todo a sociólogos y antropólogos, es que su representación es femenina, o
sea, que la muerte es mujer. Y eso lo atribuyen a que en la psique del mexicano
está muy presente la figura de la Virgen de Guadalupe, sin duda una fuerte
influencia dentro de toda la cultura y religión latina, y que la fueron
transformando en esta representación.
Esto se nota también en la vestimenta de varias
representaciones de la Santa Muerte, que recuerda a la de las vírgenes como la
de Guadalupe y que están cubiertas y disfrazadas como estas figuras religiosas,
inclusive como si fueran monjas coloniales. Por ahí también viene la confusión
de mucha gente que le llama "Virgencita" a figuras de la Santa Muerte
cuando en realidad no tienen nada que ver.
Pero entonces la Santa Muerte ha sido venerada no sólo para
pedirle favores, como suele hacerse con los Santos, sino también fue
evolucionando como una figura de protección, sobre todo para personas que
ponían en riesgo sus vidas con sus profesiones - y ahí se incluyen no sólo
profesiones normales como albañiles, constructores o conductores, sino también
a delincuentes.
Esta "afición" de gente criminal a pedirle
protección a la Santa Muerte para que todo les salga bien solamente ha empañado
el culto a esta figura, como lo ha sido también el hecho de que la Iglesia
Católica jamás ha reconocido a la Santa Muerte ni como una buena figura de
culto y ejemplo ni mucho menos es santa.
Por ejemplo, existe la leyenda popular de que en el pueblo
mexicano de Catemaco, Veracruz, un habitante vio la figura de la Muerte
dibujada en la madera de su choza. Fue a pedirle al sacerdote su opinión y ver
si era otra "aparición milagrosa", como una virgen, pero el padre la
tachó de sacrílega y satánica, prohibiéndole al pueblo que difundiera el culto.
Pero cabe recalcar esta nula relación entre la Santa Muerte y
la Iglesia Católica, quien se opone completamente a ella. Hay discursos en
Iglesias y varios sitios en internet que condenan la veneración a esta figura,
considerándola un "terrible pecado" y que "quienes
siguen este culto, están lejos de Dios" y no son auténticos
cristianos.
Inclusive, el Papa Francisco, durante su visita a México en
2016, condenó
el culto a la Santa Muerte, diciendo que estaba preocupado por tantas
personas que "exaltan las quimeras y se revisten de sus macabros símbolos
para comercializar la muerte".
Esto se refiere no sólo critican que la Santa Muerte esté
considerada como la patrona de los narcotraficantes y los criminales, sino
también que los líderes del culto estén usando la figura de la muerte para
comercializar con ella y sacar provecho económico de los habitantes.
Y más allá de esto, muchos de los seguidores de la Santa
Muerte hacen a un lado la condena de la Iglesia y también se consideran
católicos o cristianos. A la gran mayoría parece no importarle la santificación
de un culto pagano. Muchos católicos son fervientes fieles de la Santa Muerte y
cuentan con un altar en sus hogares para pedir, por ejemplo, por dinero, amor o
protección.
Por ello, le hacen rituales parecidos a los cristianos,
incluyendo procesiones y oraciones con el fin de ganar su favor y protección.
El altar suele consistir de una estatuilla cuyas medidas van desde 15
centímetros hasta el tamaño normal de un humano, rodeada de distintas ofrendas,
como flores, frutas, comida, veladoras, inciensos y particularmente, licor.
Al pedirle algo a la "Santísima" pueden también no
dejarle ofrenda sino algo personal para quien la está venerando. Por ejemplo,
hacer la paz con algún enemigo o familiar o amigo con quien se esté peleado.
Tal vez puede dejar un mal hábito o prometerle algo a cambio... También se
acostumbra sacarla a las calles, "pasearla", vestirla diferente, como
luego se hace también con el rito al "niño Jesús".
Como se hace con los santos, a la Muerte sus seguidores
también le pueden pedir favores cotidianos, como tener suerte en algún trabajo,
en el amor, que su negocio prospere y otras cosas positivas. Pero la realidad
también es que otros más van más allá de esto y buscan objetivos negativos,
como hacerle daño a una persona o cobrar venganza.
Sus seguidores suelen identificarse con ella al portar alguna
pieza de joyería, tal vez como un dije o escapulario que tenga su imagen,
mientras que otros optan por llevar su figura de manera indeleble, al
tatuársela en la piel.
A todo seguidor de la Santa Muerte se le inculca desde el
principio que hay que tratarla como "un miembro más de la familia",
como alguien a quien admiramos y respetamos mucho y siempre hay que mostrarse
ante ella siempre con mucha educación y respeto; jamás se le debe insultar o
poner en duda sus poderes.
Por eso mismo, el trato que debe de recibir la Santa Muerte
debe ser el mismo que se le da a una persona real. Así, es normal ver a la
gente platicar con ella en voz alta, o sirviéndole un trago de alcohol, o
invitándole algún cigarro o puro, o soltándole su humo para que lo
"disfrute" igual. Es como si fuera una de nuestras amigas más
respetada.
También la figura de la Santa Muerte puede variar de color.
Si una es roja, es para mejorar nuestra situación amorosa. Si se busca
justicia, entonces será de color verde. Si es color dorada, es para mejorar
nuestra condición económica o que nuestro negocio prospere. Cada color tiene un
significado propio y exclusivo.
A pesar de la oposición de la Iglesia Católica, el culto a la
Santa Muerte es algo que continúa creciendo no sólo en México, sino en Estados
Unidos y otros países. No hay que pensar que es algo que se venera sólo en
cárceles, carteles de narcotraficantes o barrios bajos y peligrosos, sino que
es una veneración a la figura de la muerte que cada vez cobra más importancia.
Sus repercusiones religiosas y culturales son frutos de
varios estudios y hasta de intentos de legalizarla, algo que hasta el momento
ha sido imposible y que será difícil de frenar y mucho menos erradicar y es que
como sabemos ya, a la muerte se le respeta y se le venera desde tiempos
ancestrales...
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