TAPACHULA, Chis Juan Manuel Matali (INFOSUR). — Los poco más de
187 mil productores y las 500 fincas dedicadas al cultivo y beneficio del café
en Chiapas tratan de superar la crisis económica que les dejó la caída de
precios en el mercado internacional por más de una década y buscan mercados
justos a cambio de mejoras para sus trabajadores, en su mayoría campesinos e
indígenas guatemaltecos.
“Ya no somos los primeros productores de café orgánico en el mundo como lo
fuimos hace más de una década, ahora están primero Etiopia y Perú; estamos en
tercer lugar, nuestro problema no es de mercado, el problema es de organización
y de logística, se está malbaratando una riqueza”, consideró el director del
Centro Agroecológico San Francisco de Asís (CASFA), Jorge Aguilar Reyna.
Los cafetaleros coinciden en que en el país se desplomó la producción del
aromático debido, principalmente, a que por casi 12 años el precio del grano se
colocó muy por debajo del costo de producción, por lo que cientos de pequeños
productores abandonaron sus tierras para emigrar en busca de mejores
oportunidades para salir adelante.
El problema social
Para Aguilar Reyna, uno de los principales problemas de la cafeticultura en
Chiapas es de carácter social, debido a que en la producción ocupa la mano de
obra de jornaleros guatemaltecos, cuyo costo calificó de “alto” porque el pago
es regulado por las autoridades laborales.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Migración (INM) a Chiapas ingresan
más de 40 mil jornaleros agrícolas guatemaltecos a levantar las cosechas de
café, banano, mango y caña de azúcar, entre otros cultivos.
Según el gerente de la cafetalera Hamburgo, Gustavo Salazar Ordoñez, la
mayoría de las fincas que tienen tratos con tostadores importantes venden a un
buen precio y tienen la obligación de invertir parte de la ganancia en
proyectos de salud, educación, alimentación y mejoras en instalaciones para
alojar a trabajadores permanentes y temporales.
El director de CASFA, empresa que emplea a por lo menos 400 jornaleros
guatemaltecos en los municipios de Siltepec, Amatenango, Motozintla, Escuintla,
Tuzantán, Cacahoatán, Unión Juárez y Tapachula, dijo que la Unión Europea creó
el Código 4 para certificar si el café se cultivó bajo estándares
internacionales de protección al medio ambiente y condiciones sociales justas
para los trabajadores agrícolas.
“Hay una verificación para que se prohíba el trabajo infantil, se den
condiciones de trabajo justas a las señoras, a los recolectores”, dijo Aguilar
Reyna, al insistir que los productores de café en Chiapas buscan un mercado
justo a cambio de mejoras sociales para los jornaleros y protegiendo el
ambiente.
Atravesamos por problemas muy serio, que si bien
es cierto, se han tratado de resolver a la medida del presupuesto, la baja
producción, los hongos que llegan a los cafetales ocasionados por el cambio
climático, no podemos dejar de mencionar que el que más daño nos ha ocasionado
es el hongo de la roya, en medida que vamos describiendo las enfermedades de
los cafetales existen otros 4 o 5 hongos más pero el más agresivo es el de la
roya, esto provocado por la variabilidad de las temperaturas, tenemos mucho por
hacer, va a ser muy importante la asignación de más recursos a la caficultura y
que se ejecuten de la mejor manera atacando la roya, creando las condiciones
para establecer muchos viveros de café, requerimos de una renovación de los
cafetales, sabemos que el ejemplo de Colombia, hasta la fecha llevan renovadas
aproximadamente 2300 millones de plantas de café y nosotros llevamos cuando
mucho unos 100 millones en lo que va de los tres años de este gobierno, Se
requiere de mucho, continúo Aguilar Reyna , establecer viveros comunitarios a
medida de las condiciones que prevalecen, pequeños, medianos, grandes, como
realmente se puedan establecer en las regiones.
Aguilar Reyna, señaló que a 14
meses del anunció de otorgamiento de crédito por el FERCAFE, ha sido solo una
quimera.
Además, que el AMECAFE, como
organismo de coordinación y gestión, le quita funciones a la SAGARPA.
“Lo que planteamos los
productores de café, es reestructurar financieramente, donde se requiere entre
50 y 60 mil pesos por hectárea para reactivar la producción de café”.
Lamentó, a nombre de las
comunidades productoras de café, que se sigue negando al sector una declaratoria
de emergencia que dé respuesta integral, acompañada de una estrategia de
políticas públicas diferenciadas y que se adapte para cada situación, como han
sido recomendadas desde el 2013 por los organismos internacionales.
Y es que la falta de un
programa especial para atender al sector cafetalero está generando
consecuencias económicas, ecológicas y sociales que atentan contra el
patrimonio de los productores, la biodiversidad, la estabilidad social y la
gobernabilidad.
Los entrevistados criticaron
que la estrategia seguida por la Secretaría de Agricultura, Ganadería,
Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA), basada en el programa
PROCAFÉ, ha resultado totalmente insuficiente, parcial e ineficaz para contener
la plaga, y eso es grave, finalizó.
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