EL HORNO NO ESTÁ
PARA BOLLOS
Por Armando Rojas
Arévalo
MAYTÉ:
Hay muchas cosas que no entiendo y otras muchas que… tampoco; sólo pocas, muy
pocas las que logro comprender y asimilar. Por ejemplo, no entendía por qué el
gobierno le teme tanto a la protesta y al activismo social si desde el punto de
vista de las ciencias sociales, la psicología y la política, la libre expresión
y las redes constituyen una válvula de escape para el pueblo y evitan el
estallido social. Ahora lo entiendo.
Las
redes sociales son la herramienta más efectiva y más a la mano que tiene la
sociedad para convocarse a la protesta contra el autoritarismo y la violación
de los derechos humanos, y bien utilizadas por el aparato gubernamental se
convierten en monitoras de la realidad social; empero, hay que reconocer que la
situación que vive el país es perturbadora.
Estados
fallidos, como Tamaulipas (donde hoy, en Reynosa, se registró una jornada de
balaceras y bloqueos que paralizó la ciudad, provocando el cierre de comercios,
suspensión de turnos vespertinos en escuelas públicas y miedo entre la
población), Oaxaca y Michoacán; el desempleo creciente, la violencia, el
aumento de la pobreza alimentaria, la corrupción y el surgimiento de una
juventud cada vez más crítica y opositora son ingredientes de una bomba de
tiempo.