René R. Coca.
Tapachula, Chis; FEB. 14 (interMEDIOS).- Rosas
rojas, ropa, peluches, globos, dulces y hasta galletas en formas
de corazón inundaron los principales cruceros y parques de la ciudad desde muy
temprana hora para ofrecerlas al mejor postor en esta fecha tan especial de San
Valentín, que culminaría con cenas románticas, idas al cine y hasta a esos
lugares denominados de “cinco letras” donde las parejas se demostraron su amor
a un precio bastante preocupante sin que las autoridades hicieran la tarea.
A decir de los mismos vendedores informales, que por
cierto se reprodujeron por la ciudad, este Día del Amor y la Amistad fue una
fecha para recuperarse de la Cuesta de Enero pues su mercancía se duplico,
triplico y en algunos casos hasta se cuadruplico, al valerse de los
sentimientos de las personas que aun creen que regalar lo más caro es
equivalente a amar al prójimo.
Sin embargo, demostrar el cariño o el amor a una persona
está en el criterio de cada individuo y si se tiene el recurso económico pues
se vale, lo que no se vale y eso lo dijeron los mismos jovencitos que
intentaron comprar desde rosas hasta peluches, es que le hayan subido el precio
a los objetos y que ninguna autoridad federal, estatal o municipal hiciera algo
“¿Pero cómo reclamar si son ambulantes? Mejor no les compro a estos cuates”
dijo un desilusionado enamorado que vio como el ramo de rosas que costaba 50
pesos la media docena un día antes, hoy costaba 85 pesos con cinco flores medio
moribundas por tanto calor.
Digamos que el comercio informal no es competencia de la
Procuraduría Federal del Consumidor, pero el comercio establecido y formal si,
pues hasta en esos lugares hubo incrementos en sus productos y servicios. “No
es posible que un arreglo de frutas o de flores me lo quieran cobrar en 550 pesos
cuando el fin de semana lo vi en 250 pesos” señaló una estudiante
preparatoriana que se tuvo que conformar con comprar un globo miniatura con una
paleta de caramelo en forma de corazón, eso si con la etiqueta de la tienda
fina para que el novio sepa que es de marca.
El comportamiento en los establecimientos formales
también fue de nervios, y no de los que cobraron sino de los clientes quienes
al ver las cuentas en los restaurantes, cines y hasta changarros de tacos,
abrieron los ojos como si les picarán las costillas, pero que tuvieron que
callar para no verse mal.
Hay quienes cuentan, que no es el caso del amigo del
amigo de quien esto escribe, que en los moteles no solo incrementaron precios
sino que disminuyeron tiempo para darle entrada a esas parejitas que dijeron
“Cupido ya me va flechó y mi corazón está seguro”, lo malo del asunto es que
además el servicio en cuanto asepsia dejó mucho que desear. (interMEDIOS rrc).
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