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lunes, 25 de agosto de 2025

Frente al espejo

Por: Carlos Moran

¡Qué hice Dios mío! me pregunté frente al espejo, no podía delinearme los ojos, me temblaban las manos y también las rodillas. Han pasado 12 años y ahora, estoy viendo las facturas, el resultado de…

-Es cierto, Eduardo me dejó, termino yéndose con su diversión de los jueves que estaba cerca de la reunión de sus amigos en aquel bar donde por primera vez la beso en público y…

Un jueves, ella ya lo esperaba con ansias, él estaba borracho y se aprovechó, como se aprovechan de todos los borrachos,  era su oportunidad, estaba en el día preciso y el embarazo le salió bien. 

Se fue con ella sin saber que, así como se había metido en nuestro matrimonio, lo volvería hacer, porque la mujer que tiene relaciones con un hombre casado, se le hace adicción, pues ya tiene perdido todo.

Me quede con tres hijos y creí que podría, pero me falto carácter, me quede atrapada en la traición del único hombre que había conocido y amado, porque él, Eduardo, fue el primer y único hombre en mi vida, pero ni eso sirvió, a él le gustaban liberales, huecas... 

Pasaron los años y Eduardo tarde se dio cuenta que, ella no era una santa, tampoco una virtuosa sexual y, que eso le duraría para siempre, ya se rumoraba que los jueves, cuando se emborracha el marido con sus amigos, ella cubría sus frustraciones de ser la otra, retozando con el amigo, el compadre…

Ella destruyó mi familia, mi Eduardito ¡Dios mío!, no tuve ojos para verlo pero, él sufrió junto conmigo la traición de su padre y desde ese día, comenzó a odiar a las mujeres, no me di cuenta, lo descubrí cuando apareció en casa y me presentó a su novio, si, a su novio, un muchacho como él… extraviado, pero es mi hijo y así lo quiero. 

Mi Eduardito no soportó que su padre nos hubiera dejado por otra y menos, que en la otra casa hubiera nacido otro Eduardito, porque la “-muy perra-”, se empeñó en ponerle el nombre de su trofeo a su hijo; eran dos Eduardos, el bastardo y el mío.

Mi Brenda, perdió el control, comenzó a beber alcohol con sus amigas que la consolaban de sus existencialismos y, en esas fiestas interminables, aprendió a aspirar un polvo que le daba fuerzas para resistir ¡Dios mío! La miserable ausencia de su padre lo magnificó que, prefirió ahogarse, huir de la realidad en vez de salir… como lo hacen otras con menos estudio.

No puedo delineármelos ojos, estoy llorando no porque me haya dejado por otra, sino porque no me di cuenta y destruí a mis hijos, porque son míos, ya entendí que un poco de esperma no es suficiente para que el hombre sea hombre y se al padre ejemplar. 

Solo me queda Rocío, ella tiene 13 años, tenía solo un año cuando Eduardo nos dejó por la novedad de un embarazo, era una mujer nueva, estaba fresca por fuera, pero había empezado mal su historia de vida.

Esa mujer nos destruyó a todos, acabó con mi familia, ella no sabe que tiene la culpa pero, no le deseo nada malo, que Dios la perdone, solo deseo que un auto la atropelle y se quede sentada el resto de sus días, para que vea con calma todo lo que hizo y se vea ella. 

Sigo frente al espejo de mi baño, llorando, sin poder delinearme los ojos, lo intenté, pero se me escurre y, han pasado 12 años, ya casi lo había superado pero mi Eduardito, mi hijo me dio un golpe en la nuca con la noticia.

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