Señor Gobernador:
Le expreso, por este medio, la
sentida preocupación que muchos ciudadanos de Chiapas, entre los que me
incluyo, tienen por la irritación social generalizada que se vive en nuestro
estado. Son muchos los rincones de la entidad federativa que presentan algún
tipo de protesta, demanda o acción de sus habitantes para hacerse escuchar
públicamente, aunque el receptor de las quejas es en primer lugar el gobierno
estatal con Ud. a la cabeza.
Desencuentros entre el poder
ejecutivo y la sociedad son comunes, incluso diría que necesarios, puesto que
el primero está para hacer cumplir medidas que no siempre son populares,
mientras que los ciudadanos tienen el derecho de protestar por aquello que no
consideran equitativo. En fin, nada es fácil y menos cuando se ejerce el poder,
aunque haya quien piense lo contrario o se lo hayan hecho creer.
Ud. logró su puesto por el
mandato de las urnas -no voy a entrar en las formas locales de obtención del
voto puesto que son conocidas- y ello le obliga a atender la problemática del
estado que gobierna, aunque ni le guste o la entienda. No son los ciudadanos
quienes deben agradecer, aplaudir o fascinarse con el poder temporal de un
individuo o varios, es quien lo ejerce el que debe agradecérselo a los
ciudadanos y atenderlos en sus demandas, aunque sean imposibles de cumplir. El
ejecutivo tampoco es un héroe deportivo, es un servidor público, como quienes
le rodean.
Desconozco su formación
personal, aunque son sabidas sus diversas etapas de legislador. Como habrá
podido comprobar la vida en las cámaras es muy distinta a la del poder
ejecutivo. La buena ropa y las comisiones parlamentarias son disímiles al campo
donde se trata con la cotidianidad, muy poco agradecida. Es igual en la guerra,
hacer los planes desde el cuartel general no es como ejecutarlos en la batalla,
y ese es el símil del ejecutivo que más me place, porque sin duda se parece.
Ejecutar no es andar paseando por los pueblos en visitas organizadas entre
abrazos de acarreados, ejecutar es sufrir, algo que no quiere o sabe todo el
mundo. Sufrimiento unido a la imposibilidad de atender las múltiples demandas
que tiene una sociedad compleja como la chiapaneca.
Para cumplir con cada uno de
los paisanos, o simplemente para llevar a cabo las acciones que Chiapas
requiere, es conveniente tener un equipo acorde con la complejidad ya
mencionada de nuestro estado. Los amigos o recomendados no siempre son los
mejores ejecutores. Tal vez puedan ser leales –temporalmente porque en política
esa palabra no existe- pero ello no garantiza su eficiencia. La experiencia es
un grado en la ejecución de políticas o en el trato con los conciudadanos,
estos últimos conocedores de los “pillos” de sexenios pasados, así como de los
neófitos políticos y de los contactos familiares o partidistas que les han
permitido llegar a algún puesto.
Solucionar los problemas de la
cotidianidad chiapaneca, o los incrustados en su historia por múltiples
motivos, no se logra con apariciones carismáticas o palmaditas en la espalda,
su ejecución requiere de destreza política, de intervención y, sobre todo, dar
la cara con equipos preparados para ello. Nada fácil esto último, hay que
reconocerlo, pero nunca imposible. Bufones y saltimbanquis sobran, pero si uno
quiere gobernar debe enfrentar los obstáculos, no maquillarlos. La relación del
poder con la estética es conocida por la academia desde hace años, pero un
exceso de maquillaje sin ningún cimiento en el accionar político es simplemente
ridículo.
Los chiapanecos se han lanzado
a las calles y cuando éstas se toman nadie sabe cuándo se desocuparán. La
solución a esta efervescencia social ha sido la llegada de contingentes
policiales en vez del arribo de la política al estado de Chiapas. ¿Dónde están
sus funcionarios? ¿Dónde está Ud.? Lo veo en fotos, nada extraño en su sexenio,
pero no lo observo atendiendo los rompecabezas sociales de la entidad que quiso
gobernar. Ojalá sepa usted lo que hace, o de lo contrario que lo sepan los
ciudadanos en las calles. Y si la ciudadanía se decide a intervenir que lo haga
ahora y para siempre, como forma de participación puesto que sus representantes
legislativos brillan por su ausencia cuando se los necesita.
No lo conozco, ni lo conoceré,
pero no le deseo mal a nadie por lo que espero que su futuro sea próspero y,
sobre todo, que aprenda que la política y su carácter de servicio no son poses,
fotos y mojigangas verdes. Chiapas, donde Ud. no vivirá, merece un mejor futuro
y le urge un presente. Así que espero su accionar y el de los suyos, o de lo
contrario quiero coherencia política o un acto de valentía. Es lo mínimo que
los políticos, o los que se dicen tales, deben asumir en la lógica del servicio
que cumplen.
Atte:
¡La Sociedad que exige un !!ya
basta!! Y que no forma parte de los programas sociales estériles que le sirven
para acarrearlos en sus eventos y aplaudirle.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario