El gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador y los diputados
del Congreso no solamente desprecian al campo mexicano al reducir en 30 por
ciento el presupuesto federal de 2020 –comparado con el de 2019—sino que “lo
empujarán al abismo de la dependencia alimentaria”, afirmó el dirigente de la
Liga de Comunidades Agrarias de CNC en Guanajuato, Rafael García del Horno.
Al comentar sobre los efectos de una menor disposición de recursos
fiscales para el agro mexicano, consideró que, “por primera vez en muchos años,
los productores agrícolas y ganaderos se verán sometidos a fuertes presiones
económicas, mientras que la población nacional tendrá que pagar altos precios
por los productos de la canasta básica”.
Advirtió “que no se confíen en que el Banco de México va a contener un
índice inflacionario del 3 por ciento anual, como hasta ahora, porque tendremos
que navegar con la competencia extranjera de alza de precios en dólares, como
resultado de importaciones de oleaginosas, maíz, frijol, arroz y trigo; lo
mismo que en carnes de res, cerdo y pollo, leche y sus derivados”.
Exhortó a los funcionarios del gobierno federal y a los legisladores a
conocer la realidad del campo mexicano y sobre las condiciones de pobreza en
que se encuentra el 50 por ciento de los mexicanos, de acuerdo con cifras
recientes del INEGI.
“Para ellos no es suficiente sobrevivir; quieren trabajo y medios para
hacer producir sus tierras, créditos para semillas sin gorgojos, fertilizantes
auténticos, maquinaria en buenas condiciones, asistencia técnica y
extensionismo”, apuntó García del Horno.
Añadió que la planeación agropecuaria, forestal y pesquera no surge
desde los escritorios de los funcionarios “ni de visitas periódicas por los
estados de la República”, con auditorios repletos de gente que no son
campesinos, sino arribistas urbanos que sólo saben aplaudir”.
Es tiempo de que funcionarios gubernamentales y legisladores escuchen
las recomendaciones y sugerencias de la ONU y de la FAO, cuando señalan que los
países deficitarios deben procurar un límite máximo en sus importaciones de
alimentos del orden del 25 por ciento. Al respecto, México ha llegado a niveles
del 40 por ciento en sus compras de granos, oleaginosas y carnes.
En
el presupuesto de 2020, dijo, se dejó sin asignación de recursos a 10 programas
relacionados con el desarrollo agrario y rural: Programa de Incentivos para
Productores de Maíz y Frijol, Proagro Productivo, Programa de Fomento Ganadero,
Programa de Acciones Complementarias para Mejorar las Sanidades, Programa de
Apoyos a la Comercialización o Aserca, Fondo Nacional de Fomento a las
Artesanías (Fonart), Ecoturismo y Turismo Rural, Programa de Empleo Temporal
(PET), Seguro Popular y Banco del Ahorro Nacional y Servicios Financieros, el
cual se ha dicho que será sustituido por Banco de Bienestar, que tendrá 13 mil
sucursales y abarcará hasta los rincones más apartados.
Finalmente,
la investigación agrícola que tanto prestigio dio en el pasado a México, como
origen de cientos de variedades de plantas agrícolas, industriales y
medicinales consideradas como “aportación de la agricultura mexicana al mundo”,
sin ningún pago de regalías, y más recientemente con el programa de la
“Revolución Verde”, con cuyas variedades de semilla de trigo enano se
resolvieron problemas de amenaza de hambruna en países asiáticos, en la
actualidad, por primera vez también, no se podrá avanzar en programas de
mejoramiento genético de granos básicos, oleaginosas, frutales y productos
industriales, como el café y cacao, por no asignar recursos federales al INIFAP.
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