LA
CONSTRUCCIÓN DE OBRAS COMO DOS BOCAS, SANTA LUCÍA Y TREN MAYA, NOCIVAS PARA EL
MEDIO AMBIENTE
‣A
ejidatarios y comuneros se le debe respetar sus derechos y tradiciones
‣Se
siembran grandes extensiones con especies de árboles no propios para esas
regiones
Hace falta una reflexión profunda en
cuanto a la visión y desarrollo de proyectos de infraestructura programados por
el gobierno federal para los próximos seis años. Existe la percepción de que la
construcción de obras de infraestructura como “Dos Bocas”, “Aeropuerto de Santa
Lucía” y “Tren Maya”, contribuirán poco a la economía nacional por carecer de
estudios de planeación de mercados, incierta generación de empleo y, sobre
todo, deterioro irreversible del medio ambiente regional, coincidieron en
señalar académicos e investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de
México, (UNAM).
Los doctores Jorge Peláez, de la
Academia de Derecho, Leticia Merino, Adalberto Noyola, del Instituto de
Ingeniería, y Adrián Fernández, hablan de la importancia de la Energía en sus
distintas facetas, consideran que los programas de infraestructura,
reforestación y empleo de jóvenes, “además de muy costosos, posiblemente no
arrojarán los resultados económicos esperados”.
Las áreas administrativas
correspondientes a la construcción de obras, consideradas como sobresalientes
en la administración del Presidente Andrés Manuel López Obrador, no terminan de
conseguir los permisos para iniciar las construcciones, sobre todo relacionados
con la factibilidad técnico - económica, efectos en el medio ambiente y
utilidad cierta para la Nación una vez concluidas.
Pusieron como ejemplo que el Programa
“Sembrando Vida”, considera un millón de hectáreas en plena selva, donde se
siembran grandes extensiones con especies de árboles no propios para esas
regiones, como frutales inducidos, sin que, hasta el momento, se sepa dónde se
colocará esa producción, una vez que se demuestre la factibilidad de que esas
zonas resultan positivas para producir frutas.
Es preocupante también que las
autoridades federales tengan la seguridad de que se fomentará la multiplicación
de granjas de cerdos, por el simple hecho de que las “carnitas y la cochinita
pibil” tengan gran demanda en toda la península de Yucatán, sin prever que,
salvo en la parte sur de Campeche, el potencial más importante de agua de esa
región, se encuentra en los cenotes y no en aguas superficiales, como son los
ríos.
Este simple razonamiento, podría provocar
una gran contaminación del agua del subsuelo, por las descargas de aguas
residuales que resulten de las granjas porcícolas.
Respecto de la tenencia de la tierra, es
de señalar que alrededor del 60 por ciento de las zonas forestales, está en
manos de ejidatarios y comuneros, a quienes se deben respetar sus derechos y
tradiciones, en el entendido de que existen miles de campesinos que forman
parte de comunidades indígenas.
Seguramente no se ha previsto que los
campesinos no podrán dejar de cultivar maíz y frijol, hortalizas y algunos
frutales de la región, para ofrecer sus tierras a la reforestación, aunque
mensualmente reciban hasta cinco mil pesos como subsidio del gobierno.
Si analizamos el tema de la minería en
México, de la cual se justifica, por parte del gobierno, que por problemas
relacionados con la contaminación, la explotación de la mano de obra y de que,
supuestamente representa una parte importante en el Producto Interno Bruto,
esto no es precisamente cierto, en virtud de que esta actividad solamente
impacta en menos del uno por ciento al PIB.
En términos de impuestos, la minería es
un escándalo en nuestro país.
Hace falta una reflexión profunda en la
planeación y desarrollo de proyectos, en virtud de que no están claras las
reglas del juego.
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