POR: RAFAEL
VICTORIO RUIZ
IMSS
La enfermedad
renal se presenta en forma silenciosa, al inicio no presenta síntomas y cuando
se detecta ya se encuentra en etapas avanzadas o terminales; quienes la padecen
se tienen que someter, ya sea a un trasplante o por lo menos a procesos de
diálisis o hemodiálisis, generando múltiples problemas para el paciente y su
familia, no solamente por el cuidado a la salud sino también en lo económico.
Es la
obesidad la causa principal de ese padecimiento, generadora también de la
diabetes y la hipertensión arterial, que en México se han convertido en serios
problemas de salud pública y las instituciones oficiales del ramo, como el
Instituto Mexicano del Seguro Social, prácticamente ha sido rebasado por la
demanda de servicios en esa materia. En el Hospital General de Zona 01 en
Tapachula, los espacios y equipos con que cuentan ya no son suficientes para
brindar atención de calidad a todos los pacientes.
Pero sumado a
ello, en las últimas semanas se han multiplicado los problemas, porque muchos
de los derechohabientes que requieren ese tratamiento necesitan ser trasladados
en ambulancias y el IMSS no las tiene y cuando alguna está disponible, no hay
chofer que la maneje. El recién nombrado delegado estatal interino, Roberto
Sánchez Moscoso, parece que no se ha dado cuenta de la problemática, aunque
venía ocupando la Jefatura de Servicios Médicos, pero al interior de la
institución se especula que pasa más tiempo en su clínica particular en la
capital del estado que atendiendo los asuntos en el Seguro Social que son
muchos.
El caso de
los que padecen insuficiencia renal es uno de los más delicados, porque la
falta de la prestación del servicio de diálisis o hemodiálisis pone en riesgo
la vida del paciente. La carencia de ambulancias para el traslado de quienes no
pueden llegar por su propio pie es una problemática seria, porque los derechohabientes
se han ganado el derecho de contar con el mismo, pero ante la urgencia de
recibir el tratamiento pagan los viajes y ello les genera gastos. Un viaje de
ida y vuelta del centro de Tapachula al IMSS lo cobran hasta 600 pesos.
Muchos de los
pacientes por esa enfermedad denuncian las afectaciones que sufren tanto en su
salud como en su economía por esa situación. Se sienten abandonados y cada día
que pasa los problemas se agudizan. Es una situación muy crítica que debe ser
atendida por los directivos del IMSS a nivel central encabezados por el
chiapaneco Zoé Robledo Aburto, quien debería ser el más interesado en que en su
estado natal se mejore el servicio y sea de calidad y calidez, como dice el
slogan de la institución.
El solo hecho
de la saturación del área ya es un problema y se le suma la falta de
ambulancias o choferes, lo cual pone en riesgo la salud de los enfermos. Hace
algunas semanas tuvieron que cerrar el espacio donde se encuentra el equipo de
diálisis y hemodiálisis por una fuga de aguas negras, teniendo los pacientes
que esperar hasta cuatro días para recibir su tratamiento. Es más, se dice que
los recursos destinados para atender a este tipo de pacientes, es insuficiente
y el número de enfermos va en aumento constante, por lo que especialistas
consideran que la insuficiencia renal es una enfermedad mortal para ellos, pero
también catastrófica para la economía de sus familias.
Los
especialistas señalan que si bien la diálisis peritoneal o la hemodiálisis, no
revierten en daño renal, es decir, no cura la enfermedad, su utilidad consiste
en hacer el trabajo del riñón y por ello requieren una atención constante,
porque muy pocos son los pacientes que logran que algún familiar les haga una
donación de un órgano nuevo.
Por el
momento, en el caso del IMSS en Chiapas es necesario que se ponga atención en
el área de atención renal, no solamente en Tapachula sino también en Tuxtla
Gutiérrez, donde se concentra el mayor número de pacientes, porque el servicio
ha sido muy deficiente y ha ido de mal en peor en detrimento de los
derechohabientes.
A escena
La visita del
Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Filippo Grandi, a
la frontera sur del país deberá hacer reflexionar no solo a él si no a las
autoridades federales, con las que se reunirá hoy lunes en la capital del país,
sobre la necesidad de voltear los ojos hacia esta región y atender la
problemática en forma integral. No se trata solamente de solicitantes de asilo,
sino de miles de extranjeros que solamente requieren el permiso para cruzar
territorio mexicano hacia los Estados Unidos y Canadá, asunto que se complica
cada día más. No se trata de un tema menor, porque siguen llegando extranjeros
de muchos países, sobre todo extracontinentales y no encuentran una respuesta
del Instituto Nacional de Migración (Inami). Decir que se han registrado a más
de cien mil en lo que va del año solamente en la delegación de Chiapas y que la
Comar ha recibido más de 48 mil solicitudes de asilo, es muestra que el fenómeno
sigue registrándose y no se vislumbra una salida. Ojalá que las propuestas del
funcionario de la ONU sean escuchadas por el gobierno federal, porque también
la población local se está cansando y no se debe esperar que ocurra algo que
ponga en riesgo la estabilidad de la zona. Por cierto, se dijo que las
instalaciones de la TAR de Pemex sí serán utilizadas por la Comar, aunque
todavía tendrán que ser sometidas a un proceso de remodelación y sean seguras,
tanto para los migrantes que inicien su procedimiento de solicitud de asilo
como para el comercio y la población estudiantil que todos los días acude a esa
zona del sur de Tapachula… Ni bien han iniciado los informes de los alcaldes
por el primer año de administración y en varios casos los habitantes de los
respectivos municipios ya están pidiendo que se les investigue y hagan
auditorías, porque no ven en donde han ido a parar los recursos públicos, como
el caso de Mazatán, en donde Gilberto Barrientos Coyotzi, es sindicado hasta de
proteger a bandas delictivas… Hasta la próxima.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario