Gran asistencia han registrado
las
muestras culturales en la plaza
COSEI de la UAM durante el Librofest
Metropolitano, donde participan los
invitados especiales Bolivia y el estado
de
Puebla.
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*Dicen catedráticos investigadores que el Estado concibe a
los indígenas como menores de edad porque para él no entienden muchas cosas,
además de considerarlas personas asexuadas, y en ese sentido se oculta la
urgente necesidad de una identidad sexodiversa
Comunicado
/ DIFUNET
Ciudad de México, a 01 de Junio
de 2018
La invisibilidad de las personas
indígenas homosexuales fue puesta en la mesa de diálogo “Diversidad sexual en
zonas indígenas”, en el marco de la quinta edición de la feria del libro
Librofest 2018.
Ahí, Jorge Mercado Mondragón,
profesor adscrito al Departamento de Sociología de la unidad Azcapotzalco de la
Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), comentó que el tema de la diversidad
sexual en grupos indígenas ha sido poco analizado y estudiado, es un tema que apenas
se inicia y hay muy pocas investigaciones recientes.
Por esto mismo, “de lo que se
trata este Foro es de visibilizar la condición de la diversidad sexual en
grupos indígenas a partir de dos ejes: el primero son los derechos humanos; el
segundo eje son las políticas públicas en torno a este tema”.
En cuanto al primer eje, lo que
se ha observado es que es una condición aparentemente inexistente porque por
ser indígenas son por definiciones heterosexuales “y entonces ahí no cabe la
diversidad sexual, pero evidentemente es un grupo donde hay personas que pertenecen
a la diversidad sexual”.
Jorge Mercado refirió que las
personas indígenas por serlo son objeto de racismo cotidiano, “entonces en un
indígena homosexual, pues hay una doble o triple vulnerabilidad para la
persona” y esto violenta sus derechos humanos.
Dijo que cuando las comunidades
indígenas están sujetas a sistemas normativos inflexibles y rígidos, la
diversidad sexual no puede emerger y se generan estigmas en ese sentido, más,
agregó, lo grave no es sólo el hecho de que los estigmas no han terminado, sino
que el tema está invisibilizado.
“Para este país los indígenas
homosexuales no existen” ni para el sector público, ni para el Estado y lo peor
es que tampoco para la Academia pues a la fecha son contadas las
investigaciones realizadas al respecto, y éstas han sido desde la perspectiva
antropológica al abordar el tema del padecimiento del Virus de Inmunodeficiencia
Humana (VIH).
En consecuencia, explicó, se
carece de estadísticas respecto al número de personas de sexualidad diversa en
México, “sólo se estima que es el 5 por ciento de la población total del país,
pero cuando se habla específicamente de la población indígena se complica
terriblemente porque no existe estudio alguno.
Quizá las personas de la
diversidad sexual más visibles son los muxes en Juchitán, Oaxaca, por el
trabajo que han hecho en torno a los derechos humanos y la diversidad sexual en
el Istmo de Tehuantepec”.
De la población indígena en
México se sabe que está conformada por 68 grupos indígenas, y asciende a 12.5
millones de personas aproximadamente y representan alrededor del 10 por ciento
de la población total, siendo los nahua-hablantes la población indígena en
mayor número.
Respecto al eje de las políticas
públicas, Mercado Mondragón comentó que lamentablemente no existe ninguna para
la población indígena homosexual, “hay prácticamente nada. No hay un peso que
se destine para atender a la diversidad sexual en zonas indígenas”, por lo cual
los esfuerzos de cinco tesistas de nivel licenciatura y posgrado de la UAM
Azcapotzalco actualmente, se centran en el estudio de este tema en comunidades
de la región del Istmo de Tehuantepec, en la zona limítrofe entre los estados
de Puebla y Oaxaca, en la zona ñañú del estado de Hidalgo y en la región de San
Luis Potosí.
Refirió que existen dos
secretarías de la diversidad sexual: una en el Partido de la Revolución
Democrática (PRD) y otra en Morena, “pero se están aglutinando en torno al voto
ciudadano y no han trascendido a las políticas públicas o al ámbito
legislativo”.
El tercer eje, agregó, tiene que
ver con los usos y costumbres de los grupos indígenas que entre más
heteronormativos sean, será más complicado que emerjan las manifestaciones de
diversidad sexual, siendo el estigma el precio a pagar.
Pero, además, dijo, el Estado
concibe a los indígenas como menores de edad porque para él no entienden muchas
cosas, además de considerarlas personas asexuadas, y en ese sentido se oculta
la urgente necesidad de una identidad sexodiversa.
Por otra parte, el profesor Juan
Ramón Martínez se refirió a los derechos humanos porque “es inconcebible no
tener el derecho a la salud y alimentación, al trabajo, y pareciera se han
quedado en el olvido otros derechos humanos como los derechos culturales y
sexuales”.
En el ámbito político, explicó
el catedrático, tanto para las derechas como para las izquierdas el tema del
cuerpo humano era completamente ajeno, no era una demanda social que importara
o se estableciera de manera fundamental para una democracia, tan es así que los
derechos de la mujer hasta hace no mucho tiempo fueron reconocidos con el derecho
al voto.
“Las mujeres siempre han
permanecido al margen del desarrollo social y político, pese a que constituyen
poco más de la mitad de la población, y a esa mitad les estaban siendo negados
sus derechos plenos constitucionales”.
De la misma forma, dijo, ocurre
con el derecho a la diversidad, a quienes disienten de la norma
heteropatriarcal, “hablamos de los rebeldes y disidentes sexuales que han sido
señalados desde tiempo atrás como los sodomitas, los pecadores, enfermos o
socialmente marginados”.
“Mantener una disidencia sexual
en la historia de la humanidad ha sido un verdadero peregrinar y un camino
doloroso por disentir de la norma heterosexual que es racistamente blanca,
católica y poderosa en el sentido productivo”.
Finalmente, Ramón Martínez
comentó que desde 1995 a 2015 se han registrado más de mil 300 asesinatos por
odio homofóbico y aún reconocerlo actualmente es un tema que está en debate,
porque hay un regateo entre lo que es el crimen pasional, “estos son los que
jurídicamente están reconocidas como crímenes de odio”, pero de acuerdo con
organizaciones no gubernamentales, el número de crímenes asciende a cinco veces
más.
En esta mesa estuvieron
presentes además los profesores Oscar González Gómez, del Centro de
Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) y Raúl
Arriaga Ortiz, de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH).
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