EMILIANO ZAPATA
Y LA ELECCIÓN PRESIDENCIAL
En
el 99 aniversario del asesinato de Emiliano Zapata, la disputa por el llamado
Voto Verde entre los candidatos presidenciales permite asegurar que al PRI y a
su abanderado, José Antonio Meade Kuribreña, ya no les sirve volver a prometer
el rescate del campo que el propio partido en el poder ha mantenido en el
olvido desde que terminó el desarrollo estabilizador; que al PAN y a Ricardo
Anaya no le puede corresponder un sector que siempre ha sido odiado; y que con
MORENA y Manuel López Obrador quienes viven en la pobreza permanente nada
tienen que perder.
La
mayor muestra de lo anterior lo dan a diario los hechos. Uno reciente se dio a
fines de la semana pasada y fue el cumpleaños 70 de Carlos Salinas de Gortari
quien como Presidente de la República privatizó la tierra en 1992 con la
reforma al 27 constitucional, lo que se considera la primera gran traición del
neoliberalismo económico en contra del campesinado mexicano. Luego, en este
sexenio, aparecieron las reformas estructurales que permiten la entrega de los
recursos naturales de la nación –petróleo, minerales, playas, bosques-
principalmente a corporaciones trasnacionales.
Pues
bien, aunque a la fiesta no acudió José Antonio Meade –pero sí su secretaria particular,
Vanesa Rubio-- el aspirante presidencial, que no puede convencer ni con buenas
promesas, más con los hechos festeja a uno de los sobresalientes culpables de
que el campo nacional siga en el olvido y sólo beneficie a unos cuantos agro
empresarios. Obviamente Enrique Peña
Nieto también acudió al festejo, lo mismo que renombrados panistas, como el
infaltable Diego Fernández de Ceballos, el que mandó a quemar las boletas
electorales para borrar la supuesta ilegitimidad del salinismo que durante las
administraciones de Vicente Fox Quezada y Felipe Calderón Hinojosa
concesionaron más de la tercera parte del territorio mexicano a compañías
mineras, en su mayoría canadienses.
En
este contexto, el domingo pasado la Confederación Nacional Campesina reunió a
miles de cenecistas en Cardel, Veracruz, para un encuentro con el candidato
oficial que sigue tercero en las encuestas. Hubo de todo: música, batucada y
mucha alegría en el evento organizado por Beatriz Paredes Rangel, ex embajadora
de México en Brasil y ex dirigente de la CNC a donde todavía no llega la
invasión de los tecnócratas que se han apoderado del PRI.
Los
campesinos coreaban “Pepe Presidente”, en tanto que el cinco veces secretario
de Estado y fundador de la Financiera Rural aseguraba que “El campo ha sido, es
y será en mi gobierno, la fuerza de México”, luego de comprometerse a
reestructurar el agro y a las dependencias que tienen que ver con su desarrollo
porque habrá, dijo, seguridad alimentaria, educación, salud, vivienda, empleo,
recreación, deporte y cultura en el campo; seguridad personal, patrimonial y
acceso a la tenencia de la tierra.
No
había duda, era y es el mismo Meade que en Hidalgo presumió que durante su
mandato –si gana— no nacerá ningún mexicano con pobreza extrema en el país. Sí,
el mismo “Yo mero” involucrado en la Estafa Maestra que comprende la
desaparición de recursos superiores a los 6 mil millones de pesos dirigidos a
los más pobres del país, muchos de ellos presupuestados en el programa de
Lucha contra el Hambre que, según la Auditoría Superior de la Federación, se
aprovecharon con otros fines en la Secretaría de Desarrollo Social encabezada
por Rosario Robles Berlanga.
En
estos días en que, como la CNC, se recuerda con más fuerza al general Emiliano
Zapata icono de los campesinos, otras organizaciones realizan marchas,
concentraciones, mítines y plantones –dentro de un calendario de
movilización nacional— en demanda de solución a los conflictos sociales que
padecen en su lucha contra industrias extranjeras que ven al país como botín y
que se han apoderado de unas 30 millones de hectáreas (CNPA—MN). Algunas, como
la Central Campesina Cardenista, llaman a una insurrección electoral y pacífica
el primero de julio con la finalidad de que no se siga concesionando el
territorio mexicano a minas que contaminan suelos, agua y bosques. Acusan al
gobierno actual de revertir los logros alcanzados por la Revolución Mexicana.
Ante
esto, El Peje en campaña da la impresión de prometer lo mismo que los demás
candidatos cuyos partidos han demostrado estar en contra de los productores del
agro, mientras que el movimiento del tabasqueño se distingue porque todavía no
ha gobernado el país, lo que le otorga duda y esperanza. Entre sus lineamientos
dice que, de obtener el triunfo, se rescatará el campo por su importancia
social, ambiental y cultural, y que se logrará la autosuficiencia alimentaria
con apoyos, subsidios y créditos a los campesinos, el freno a las importaciones
de alimentos que se pueden producir en el país, el arraigo a la gente en sus
comunidades y la creación de empleos que ayuden a frenar la migración.
López
Obrador ha señalado que en el campo no sólo se producen alimentos y existen
recursos ambientales indispensables, pues también se desarrolla una forma de
vida sana, por lo que regresar al agro significa fortalecer una identidad
cultural de la más alta calidad humana. En sus documentos base ha dejado en
claro que se impulsarán las prácticas agroecológicas que aumenten la productividad
sin dañar a la naturaleza, que no se permitirá la introducción y el uso de
semillas transgénicas, que se cuidarán las reservas de recursos bióticos; y que
se respetarán y apoyarán las prácticas económicas autogestivas tradicionales e
innovadoras habituales entre indígenas y campesinos. Se fomentará la actividad
pesquera y se frenará la degradación del territorio.
En
fin, afirma que se dará preferencia a los pobres y a los desposeídos; que se
empezará a pagar la deuda histórica que el país tiene con sus comunidades y
pueblos indígenas. “Los primeros serán los olvidados, los débiles y los
humillados. Será prioritario para el nuevo gobierno el desarrollo del sureste,
que padece desde hace siglos la paradoja de ser la región con más riquezas
naturales, pero su población vive en la pobreza por una inadecuada distribución
del ingreso nacional”. Quizás por eso le llaman el Mesías.
Como
se ve, todos van por el Voto Verde pese a que, como señala Leonardo Bastida en
La Jornada del Campo, el índice de la población rural ha disminuido del 57 por
ciento hace 68 años a un 28.7 por ciento en la actualidad. Sin embargo, anota,
las regiones rurales son las que aportaron alrededor de la tercera parte de los
votos al partido electoral ganador de los comicios presidenciales desde 1994.
Incluso –cita textual— en procesos electorales tan disputados como en los que
se eligió al actual gobernador del Estado de México, el voto en los municipios
rurales mexiquenses representó la diferencia entre Alfredo del Mazo, candidato
del Partido Revolucionario Institucionales (PRI), y Delfina Gómez, candidata
del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), quien dominó en las casillas
ubicadas en zonas urbanas, donde obtuvo 32.9 por ciento de los votos frente a
30.1 por ciento del candidato tricolor”.
No
obstante, en el ámbito rural, con la característica de que en territorio
mexiquense casi dos millones de personas habitan en comunidades de ese tipo, el
43.5 por ciento de los comicios fueron para Del Mazo y 25.6 por ciento a favor
de la morenista. Además, la participación en el proceso electoral fue más alta
en el espacio rural (59.5 por ciento) frente a un 51.9 por ciento en las
comunidades urbanas. Cifras que marcaron la diferencia al final del proceso de
elección.
El
autor del análisis recuerda que durante el proceso electoral de 1994, el PRI,
con su candidato Ernesto Zedillo, obtuvo 17 millones 181 mil 651 votos para
ganar la elección. De estos, 6 millones 631 mil 151 provinieron de los estados
con mayor población en zonas rurales del país y significaron el 38.5 por ciento
del total de las votaciones. En estas entidades, el Revolucionario
Institucional obtuvo la mayoría proporcional de los votos. En las siguientes
elecciones presidenciales, agrega el analista, a pesar del ímpetu generado por
el candidato del PAN, Vicente Fox Quezada, en la mayoría de los estados
rurales, el PRI obtuvo el mayor número de
votos.
Pero,
de acuerdo con el estudio, seis años después, el PRI obtuvo su peor resultado
histórico desde su conformación en la década de los 20 del siglo pasado. Pasó
de ser la segunda fuerza política del país al tercer escaño, siendo superado
por la coalición Por el Bien de Todos, conformada por el PRD, el PT y
Convergencia Nacional, cuyo candidato era Andrés Manuel López Obrador. Durante estos comicios no ganó en ninguna
entidad federativa y su porcentaje de votos a nivel nacional fue de 22.2 por
ciento. La punta la pelearon el PAN, con Felipe Calderón como candidato, y la
Coalición por el Bien de Todos, la diferencia entre ambas fue menor a los
doscientos mil votos, es decir, ni de un punto porcentual a favor de Acción
Nacional.
En
cuanto al panorama rural, sigue la investigación, en la mayoría de las
entidades con altos índices de población rural, el PRD obtuvo mayores votos,
aunque en casi todas, el PRI fue la segunda opción más seleccionada.
Guanajuato, Puebla y San Luis Potosí fueron las pocas entidades ganadas por el
PAN. En Hidalgo, Michoacán, Puebla, Veracruz y Zacatecas, el Partido Acción
Nacional logró el segundo lugar en las votaciones y el PRI se fue hasta el
tercer lugar.
Como
todos sabemos, el proceso presidencial pasado significó el regreso del
Revolucionario Institucional a la Presidencia de la República tras doce años de
ausencia. De las entidades analizadas, sólo en tres (Chiapas, Hidalgo y
Zacatecas) ganó el PRI. Guerrero, Michoacán, Oaxaca y Tabasco fueron ganados
por el PRD; Guanajuato, San Luis Potosí y Veracruz por el PAN. A pesar de estos
resultados, indica Leonardo Bastida, en todas esas entidades, el PRI resultó la
segunda fuerza política.
Empero,
en las elecciones federales intermedias de 2015, el PRI obtuvo el mayor número
de votos a nivel federal con 11 millones 638 mil 675, recuperando varios
estados, entre ellos ocho de las que mayor demografía rural registran
(Guerrero, Hidalgo, Michoacán, Oaxaca, Puebla, San Luis Potosí, Veracruz y
Zacatecas), que le representaron 3 millones 216 mil 906 sufragios a su favor,
27.6 por ciento del total de votos.
Al
interesante texto, como son todos los contenidos en el suplemento jornalero
citado, se puede añadir la consideración de que al PRI se le ha acusado
históricamente de burlar la voluntad ciudadana con fraudes electorales
cometidos gracias a los campesinos empobrecidos intencionalmente, como lo
demuestran las revelaciones que dirigen las sospechas, entre otros más, hacia
el ex titular de la SAGARPA, José Calzada Rovirosa, hoy flamante líder del
Movimiento Territorial del PRI y candidato a senador, en
las escandalosas desviaciones de dinero que, en apoyo, debieron llegar a los
empobrecidos trabajadores del campo. Los meros meros del agro y la producción
de alimentos a los que Meade Kuribreña, al rendir homenaje a Emiliano Zapata
este 10 de abril, expresó en Cuautla, Morelos un compromiso, reiterado por
quienes sí llegaron a la Presidencia bajo la bandera del PRI, acuerdo que
siempre ha sido traicionado en los hechos por los priistas que se niegan a
dejar el poder.
Guillermo
Correa Bárcenas
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