Salvador Ruíz Zambrano
La nueva traición del Verde PRI
Pese
a sus líderes, que en los 12 años de la “alternancia” pusieron al PRI a las
órdenes, primero de Pablo Salazar Mendiguchía y luego de Juan Sabines Guerrero,
y en el actual ni se diga, la militancia del Partido Revolucionario
Institucional en Chiapas, no está dispuesta a continuar con el juego sucio
cupular, que por más que ha pretendido, no ha podido desaparecerlo del
territorio chiapaneco.
Los
priístas chiapanecos están decididos a ir con todo, en contra de los “amarres”
bajo la mesa que hasta ahora han favorecido al Partido Verde Ecologista de
México, que con Manuel Velasco Coello a la cabeza, detenta el poder absoluto en
Chiapas, yendo por encima de la voluntad popular en la última elección para
alcaldes y senadores de 2015, imponiendo a candidatos sin arraigo, tanto en la
mayoría de las presidencias municipales como de la Cámara de diputados.
Los
“verdes”, asustados por su sobrevivencia, ya sin Velasco Coello en el poder
absoluto después del 8 de diciembre de 2018, han empezado armar todo un teatro
para chantajear a Enrique Ochoa Reza, líder del PRI nacional y al mismo
Presidente Enrique Peña Nieto, el primer priísta del país.
Saben
que sin el mandamás actual estarán perdidos, pues su gobierno ha sido la fuente
presupuestal aplicada para “hacer crecer” a un PVEM, que empezó a figurar en
Chiapas, a partir de la llegada de Pablo Salazar Mendiguchía, al haber formado
parte de la coalición que en el año 2000 llevó al poder al renegado del PRI.
Pero
a pesar de los 17 años de participación, Manuel Velasco Coello como líder
estatal, jamás se preocupó por crear la infraestructura del Verde, de tal forma
que llega al gobernador sustentado en la alianza con el PRI, pero especialmente
a su carisma que le hizo ganar la confianza de la gente.
Pero
en 2012, dejando atrás su curul en la Cámara de Senadores para ser aspirante a
la sucesión de gobernador, se daría cuanta que gracias a su alianza con el PRI,
llegaría al Poder Ejecutivo estatal, utilizando los cuadros del priísmo en la
entidad y así ganar sin ningún problema.
Así
lo hizo y el triunfo fue absoluto, al ganar por votación record en la historia
electoral de Chiapas, que obviamente favoreció las cuentas del tricolor a favor
de Peña Nieto.
Todo
bien hasta 2015, en que se dio cuenta del error de no contar con suficiente
gente militante del PVEM, para “pintar de verde a todo Chiapas”, convencido por
una estratega bajacaliforniano, que había que demostrar el poder del tucán.
Con
los inmensos recursos dispuestos, casi lo logran, como lo demostrarían las
cifras del Instituto Estatal Electoral, que dictaminaría a favor de una mayoría
de alcaldes (57), así como de diputados locales y federales (22), los mismos
que esta semana que transcurrió publicaron desplegados en los más importantes
periódicos de la ciudad de México, en los que plantean el rompimiento de la
alianza del Verde con el PRI.
Ocurre
en los días de la política de ciencia ficción que caracteriza a México, donde
el agua se mezcla con el aceite, sin ningún problema, aunque esto sea
imposible, pero en los arreglos bajo la mesa, se puede eso y más, como lo están
demostrando los Partidos Acción Nacional y de la Revolución Democrática, con el
propósito de impedir que el Revolucionario Institucional siga en la Presidencia
de la República.
Ahora,
el “verde chiapaneco” llama también a la rebelión y romper su asociación con el
tricolor, en las cercanías de la definición de candidato para el 2018.
Y
como si representaran verdaderamente una fuente importante de poder en Chiapas,
donde carecen del sustento popular, los ediles y diputados, que significan en
el país lo más representativo del partido de la Familia González, convocan a su
dirigencia nacional para atender el llamado de otros partidos de la oposición
que están planeando la construcción de un “Frente Amplio”, para contender en la
elección Presidencial del próximo año.
Lo
inaudito ha empezado a ocurrir en Chiapas con el partido elegido por el PRI
para que asumiera el poder en Chiapas. En lo que ya desde ahora se considera un
claro y evidente acto de traición-chantaje, los 79 alcaldes y diputados del
Verde que firman el documento declarativo, manifiestan que “a nivel nacional,
nuestro partido está llamado a ser la fuerza que articule a todas las
expresiones en un programa de gobierno de coalición y de conciliación. Llegó la
hora de convertirnos en un instrumento para impulsar las causas antes que a los
partidos”.
Respuesta
inmediata a del PVEM de Chiapas, al ex candidato del Partido de la Revolución
Democrática, Juan Zepeda, que lanzara la semana pasada una invitación a los
“tucanes” a sumarse a lo que llama “gran coalición” PAN-PRD en contra del PRI y
del “mesías” mediático Andrés Manuel López Obrador.
Nunca
como ahora el PVEM había disfrutado de las canonjías del poder, gracias al PRI
que en Chiapas le permitió crecer aun yendo contra sí mismo y ahora ocurre lo
que por cierto se había vivido en el año 2000, cuando el Verde Ecologista de
México se sumaría al PAN para postular a Vicente Fox Quesada y derrotar al PRI.
Hoy,
en un acto por demás oportunista y de sobrevivencia, este partidito nacido en
1986, anuncia públicamente que su patente está en venta al mejor postor para
2018.
Posición
que es ya el hazmerreír en el país, publicada por los diarios El Universal y
Reforma, pues no debe olvidarse que “la fuerza del tucán” está solamente en
Chiapas, donde no ha sabido crear la infraestructura ni generar las simpatías a
su favor y si en cambio sembrar odios, como en la zona indígena de Los Altos de
Chiapas, donde la inconformidad en su contra ha sido motivo de enfrentamientos
en San Juan Chamula y Chenalhó.
Llegó
la hora, advierten los tucanes de Chiapas, de superar la simple aritmética
electoral”. Envalentonados afirman: “Así como el Partido Verde en Chiapas tuvo
la capacidad de lograr el 45% de la votación federal con más de 700.000 votos
en 2015, también puede hacerlo a nivel nacional para ir por sí mismo en las elecciones
de 2018 a conquistar y convencer a las ciudadanas y ciudadanos de cada uno de
los 32 estados de la República”.
Nada
más falso, porque en Chiapas el PVEM se apoyó en inmensos recursos económicos
para atraer la clientela electoral y ganar. ¿De dónde salió tanto dinero, que
incluso se despilfarró sin ningún recato para hacer ganar a los candidatos
impopulares, la mayoría de las alcaldías?
Nada
más desapegado a la realidad aseverar que puede hacer lo mismo a nivel
nacional, cuando tampoco tiene la infraestructura para apoyar a sus posibles
ungidos.
Hasta
ahora todos los verdes en Chiapas son ex priístas, que bailan al son que les
toquen y que están convencidos de que el PRI será la mejor opción en Chiapas el
próximo año, porque el PVEM desaparecerá, ya que el PRI encabezará de nuevo las
listas de prioridades y espacios de elección en la entidad.
Eso,
es lo que la cúpula del PVEM en Chiapas no quiere aceptar, el subordinarse, a
sabiendas de que su efímero paso por el poder no supo ser aprovechado para
fortalecerse y convertirse en una fuerza política real y de peso convincente.
La
llamada “rebelión de los tucanes”, no es más que una llamara de petate, creada
para manejar mediáticamente un poder relativo que ha empezado a desvanecerse
aún con el número de diputados y alcaldes que no representan a nadie.
Un
juego, en el que Enrique Ochoa Reza, el líder nacional priísta deberá ser
cuidadoso en función de la elección de candidato, en la que Roberto Albores Gleason
está obsesionado, en una condición de chantaje similar a la del PVEM.
De
traiciones a traiciones, de nuevo en 2017.
Si
no que se demuestre lo contrario.
Excelente analisis.
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