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Los precios de la gasolina en
México pueden tener un aumento de alrededor de un 10% adicional al actual en
febrero, estiman los analistas de UBS Luiz Carvalho y Julia Ozenda.
En su análisis sobre políticas de
precios de combustibles en América Latina, el banco señala: "en otras
palabras, podría haber otro gasolinazo en febrero debido a la depreciación del
peso y un aumento en los precios de la gasolina en Estados Unidos".
Un alza de precios de otro 10%
sobre los actuales llevaría a la gasolina Magna a un costo de 17.58 pesos por
litro; la Premium costaría 19.56 pesos por litro, y el diésel 18.75 pesos por
litro.
Y es que México compra al vecino
país del norte más de la mitad de la gasolina que consume y lo hace en dólares,
por lo que al incremento de los precios de los combustibles por sí mismo hay
que agregar el incremento correspondiente al encarecimiento de la moneda
estadounidense respecto al peso.
Sólo durante el mes de enero de
2017, el peso se depreció un 0.85% y desde el 8 de noviembre, día de las
elecciones presidenciales en Estados Unidos, a la fecha, la caída es ya del
13%.
El banco suizo también da cuenta de
la molestia ciudadana que siguió al primer aumento del año, de alrededor de 20%
y sugiere que un nuevo aumento será problemático para el gobierno. "Dada
la reacción al aumento de enero, un nuevo incremento podría ser un reto para
las autoridades", dice el documento.
La Secretaría de Hacienda estipuló
que habrá dos aumentos semanales establecidos por el gobierno durante las
primeras dos semanas de febrero, y a partir de la tercera semana los precios se
moverán de acuerdo con los precios internacionales. "Las fluctuaciones
estarán determinadas esencialmente por los precios de Estados Unidos, y estarán
sujetos al tipo de cambio".
Una apuesta que se perdió
El significativo salto de doble
dígito en los precios de los combustibles obedece a un mal cálculo del gobierno
federal, que inicialmente había establecido que la liberalización de las
gasolinas se llevaría a cabo en 2018. El año pasado, cuando los precios del
petróleo estaban bajos, el gobierno anunció que adelantaría la liberalización a
2017 bajo la percepción de que los precios de la gasolina probablemente
bajarían. Pero se equivocó.
El problema, señala UBS, es que en
la segunda mitad de 2016 los precios del petróleo volvieron a subir, al tiempo
que las elecciones de Estados Unidos hundieron al peso.
Hasta el 1 de enero de 2017, la
gasolina sólo podía subir un máximo de 3%, de manera que aunque el precio
internacional del combustible aumentara, el Estado absorbía el costo. En los
últimos meses, el precio internacional de las gasolinas superó ese tope del 3%,
ampliándose así cada vez más la brecha con el precio al consumidor final.
Cuando se complete el proceso hacia
la liberalización total en todas las regiones del país -lo que finalizará en
diciembre de este año- "quedará por ver si hay suficiente competencia
entre las gasolineras para asegurar precios competitivos a lo largo y ancho del
territorio nacional", indicó UBS.
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