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"El Trump nos la pela”, se
burla Kevin. “El muro está y nomás detiene a los pendejos o a los más pobres”,
dice entre risas. Él es un traficante de indocumentados en Ciudad Juárez. De
sus 25 años tiene cinco haciendo dinero de los que buscan el llamado “sueño
americano”. Afirma que el muro de lámina que existe en tramos de la frontera
entre México y Estados Unidos no tiene sentido, porque hoy es un camino casi
obsoleto.
Los traficantes como Kevin están
cruzando indocumentados por los puentes internacionales con documentos falsos o
robados.
En ciudades fronterizas, como
Juárez, la fuerte vigilancia ha hecho que los indocumentados provenientes del
sur de la República o de Centroamérica encuentren nuevas rutas para ingresar al
“país de las oportunidades”. Hoy en día la ruta más utilizada es la más obvia.
“Te conseguimos un pasaporte o una
green card con alguien que se parezca a ti y te mandamos a la mera hora pico,
cuando los puentes están bien llenos”, explica Kevin.
Rubén Jáuregui, vocero de Aduanas y
Protección Fronteriza (CBP) en El Paso, Texas, asegura que esta forma de cruzar
hacia EU es una tendencia a la alza. “Estamos viendo cada vez más impostores
usando documentos legítimos. Cada semana, en promedio, decomisamos 85
documentos falsos o con alteraciones que violan la ley migratoria en los
puentes que se encuentran entre El Paso y Sunland Park, Nuevo México”.
Detalla que los futuros
indocumentados utilizan principalmente la llamada visa láser, una
identificación que permite el cruce diario a los transfronterizos.
“Intentan cruzar con esa
identificación para quedarse a vivir o a trabajar en EU, lo que no está
permitido. Quienes son descubiertos pierden el documento y son regresados a
México. Quienes utilizan documentos falsificados o se dicen ciudadanos
estadounidenses sin serlo, son encarcelados”, explica.
Los polleros cobran 150 dólares por
la renta de documentos legítimos, una ganga frente a los mil 500 que se les
exigen a quienes cruzan por el desierto. “Uno de nosotros te da el documento,
te sigue hasta que cruces, y en El Paso nos pagas. Nos regresas el pasaporte y
nos regresamos a cruzar a otro. Así nos la llevamos”, dice Kevin, quien se
burla de las intenciones del presidente Donald Trump de levantar un muro
gigantesco por toda la frontera para evitar el cruce ilegal de personas de sur
a norte.
“Que levante el muro del tamaño que
quiera, le vamos a seguir metiendo goles por los puentes, ni modo que los
cierre”, dice desde un refugio para indocumentados donde encuentra a sus
clientes.
Uno de ellos se llama José Antonio,
tiene 29 años y llegó de Honduras a Ciudad Juárez hace tres días. Dice que
quiere cruzar para encontrar trabajo y para “salir de la mierda que hay en
Honduras”.
“No creas que lo hago porque me
gusta Estados Unidos, no. Sólo que en Honduras ahorita no hay trabajo y el
crimen está acabando con nosotros”, cuenta José Antonio. Para él, en un
principio, cruzar por los puentes internacionales como indocumentado era un
disparate. Pero ha visto cómo otros lo han logrado.
“Me van a cruzar con un pasaporte
falso. La verdad me siento hasta más seguro”, dice.
Pero hay quienes efectivamente no
lo logran. Según estadísticas de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus
siglas en inglés), en 2015 fueron decomisados más de 75 mil documentos
fraudulentos, mientras que en los primeros cuatro meses de 2016 sumaban 47 mil.
“En un día promedio los oficiales
de CBP niegan la entrada a 686 no ciudadanos y 45 criminales que intentan
ingresar al país de manera fraudulenta. CBP negó la entrada a más de 334 mil
personas durante 2016”, según una hoja informativa provista por la agencia
estadounidense a EL UNIVERSAL.
En ese lapso los arrestos de la
Patrulla Fronteriza en el sur de Estados Unidos descendieron en 28% y 2.5%,
respectivamente, según estadísticas oficiales.
Ramiro Cordero, portavoz de la
Patrulla Fronteriza en el área de El Paso, Texas, asegura que el descenso en
arrestos de indocumentados está relacionado con las acciones de su agencia. Sin
embargo, acepta que los migrantes siguen entrando ilegalmente al país.
“Cada vez son menos los que entran
por el desierto, ahí están las estadísticas. Respecto a los puentes, lo único
que puedo decir es que van a seguir entrando, le van a seguir buscando”.
¿La barrera virtual funciona?
La frontera entre México y Estados
Unidos tiene hasta hoy más de 40 mil agentes de Aduanas y Protección Fronteriza
(CBP), incluyendo a la Patrulla Fronteriza.
Un reporte del Congreso de ese
país, durante los dos mandatos del ex presidente Barack Obama, dice que se
invirtieron más de 75 millones de dólares en vigilancia fronteriza, para crear
un muro virtual que se piensa impenetrable. Pero hay un agujero que todos estos
recursos no han logrado cerrar: la corrupción.
Fred Burton, analista de seguridad
para la firma de inteligencia Stratfor y ex agente especial del Departamento de
Estado de EU, conoce de cerca el tema: su trabajo con el gobierno
estadounidense era investigar los casos de corrupción en la frontera y detectar
el uso de documentos falsos o de impostores.
Burton asegura que “la corrupción
es un muro poroso”, uno que no se ha podido levantar y que presenta la mayor
preocupación para el gobierno estadounidense. “Los criminales o las bandas que
se dedican a cruzar indocumentados ilegalmente a Estados Unidos no necesitan un
muro, le van a dar la vuelta, siguiendo el camino de la corrupción”, expone
Burton.
En 2016 el diario estadounidense
The New York Times publicó un análisis donde se reveló que por más de 10 años,
cerca de 200 empleados del Departamento de Seguridad Interna (HSI) —que incluye
a los agentes fronterizos—, obtuvieron cerca de 15 millones de dólares de
sobornos mientras cumplían su labor.
“Los agentes vendieron ilegalmente
green cards y otros documentos migratorios, e ingresaron a bases de datos
oficiales para ofrecer información a los cárteles de la droga”, expuso The New
York Times.
La organización de periodismo de
investigación Center for Investigative Reporting ha detallado más de un
centenar de casos de corrupción en agentes fronterizos y ha encontrado que
Texas es el estado donde más oficiales encargados de la vigilancia en la
frontera con México han sido juzgados por aceptar sobornos para traficar
migrantes indocumentados a EU.
De 153 agentes acusados de
corrupción en la frontera, 135 fueron hombres, 96 pertenecían a CBP, mientras
que 52 eran agentes de la Patrulla Fronteriza. Cuarenta y ocho de ellos estaban
destacados en Texas, de acuerdo con el informe titulado Crossing The Line:
Corruption at the Border (Cruzando la línea: corrupción en la frontera).
El muro —físico y virtual— tampoco
funcionó durante la oleada de centroamericanos que durante los últimos
dos años han llegado a la frontera entre Estados Unidos y México buscando el
asilo político, exiliados de sus países por la extrema pobreza y la
inseguridad.
El Congresista demócrata en El
Paso, Texas, Beto O’Rourke aseguró que los centroamericanos que viajan con su
familia están utilizando otra estrategia: entregarse voluntariamente a los agentes
fronterizos.
“No importa cuán grande, grueso y
horriblesea el muro aprobado por el presidente Trump, eso no resolverá el
problema de los centroamericanos que se entregan voluntariamente a agentes de
la Patrulla Fronteriza”, dijo el congresista en conferencia de prensa.
El muro de Trump: oportunidad de
negocio
Kevin dice que el muro de Trump,
una pared de concreto por la que el presidente firmó un decreto a cinco días de
tomar el cargo, sólo le traerá más dinero.
“Si sube el muro y se pone más
difícil, lo único que va a pasar es que vamos a cobrar más. Ni modo que la
gente vaya a dejar de pasar, eso nunca”, dice el pollero.
El traficante de personas espera
tener “más ventas”, previas a la construcción del muro en esta frontera.
“Porque ahora sí vamos a poderles
decir: ‘No hay de otra más que por los puentes con una de éstas’”, afirma Kevin
sosteniendo en sus manos una green card.
El analista de seguridad y ex
agente especial del Departamento de Estado de EU, Fred Burton, coincide con
Kevin: “La nueva administración, a cargo de Trump, va a traer un incremento en
la sofisticación y desde luego en los precios de los traficantes de personas.
“Especialmente en la frontera entre
México y Estados Unidos y lo que va a suceder es que entre más vigilancia de
CBP o de la Patrulla Fronteriza, mayor será el deseo de obtener un documento
falso de mucha calidad o uno legítimo y pasar como impostor, aunque el precio
sea muy elevado”, considera.
Burton advierte que los
agentes fronterizos van a tener que ser “más inteligentes y sofisticados” para
detectar las nuevas tendencias de cruce ilegal de la frontera.
“A pesar de que la tecnología ayuda
a detectar este tipo de documentos, los criminales siempre encuentran la manera
de hacerlo.
“CBP dice que con los cintillos
biométricos, o electrónicos, es casi imposible falsificar un documento. Los
traficantes no están falsificando el documento, solamente están perfeccionando
la manera en que sobreponen una fotografía”, asegura Burton.
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