Buenas
tardes tengan todos y todas, señor Presidente de la Mesa directiva de este
Honorable Congreso del Estado de Chiapas.
Señor
Gobernador licenciado Manuel Velasco Coello gracias por la generosidad de su
presentación, señoras y señores, diputadas y diputados de todas las fracciones
parlamentarias que integran este Congreso.
Señor
Presidente del Tribunal Superior de Justicia, señores gobernadores que nos
hacen el favor de distinguir con su presencia, señores legisladores, señoras
legisladoras y legisladores federales, señores presidentes municipales, señores
representantes de las fuerzas armadas, señora Anahí Puente de Velasco.
Y
señoras y señores representantes de los sectores, de los empresarios y de las
organizaciones sociales, representantes de los medios de comunicación.
Señoras
y señores.
Acudo
a esta ceremonia republicana con la representación del presidente de México,
del licenciado Enrique Peña Nieto quien me ha pedido transmita
a ustedes su saludo respetuoso. Tengo el honor de atestiguar el
cumplimiento de la obligación del Gobernador del Estado de Chiapas de
rendir un informe, felicidades a quienes han colaborado para alcanzar los
resultados que se informan, algunos de los cuales hemos conocido en esta
solemne ceremonia.
Se
trata sin duda de un logro colectivo, de algo que se ha hecho con esfuerzo de
la sociedad, del Ejecutivo estatal, de los integrantes de todas las fracciones
de este Honorable Congreso, del Tribunal de Justicia, de los municipios y de
todos los sectores de la sociedad, a todas y todos.
Chiapas
representa mucho de lo que tenemos en nuestro país, la cultura y la
historia, el arte y la identidad, los recursos naturales y las
instituciones que regulan y ayudan al desarrollo de la vida colectiva.
Chiapas
como México registra trayectoria y presente, pero en especial
posibilidades de una vida más justa para la población, de un futuro prometedor
en donde la pobreza y la desigualdad se atemperen como quería Morelos.
De
un futuro que elimine la ignorancia de nuestra población, como proclamaron
Juárez, Sierra, Vasconcelos y Torres Bodet, en donde las enfermedades de la
pobreza se erradiquen como deseaban Celis, Chávez y Velasco Suárez.
Chiapas
es México y nuestro país no se entiende sin Belisario Domínguez, Rosario Castellanos,
Samuel Ruiz y Jaime Sabines y sin la gente de esta orgullosa, cálida y
extraordinaria entidad federativa.
Señor
gobernador: reciba por mi conducto la felicitación del presidente de la
República, Enrique Peña Nieto, por sus logros y tenga seguro que el gobierno
federal seguirá comprometido con su gobierno y con el pueblo de Chiapas.
Es
cierto, la construcción de una nación es siempre dolorosa y nunca acaba, pero
la grandeza de nuestro país está fuera de discusión, lo que debemos
corregir es la razón de nuestra timidez para admitirla.
Lo
que tenemos que reconocer es que junto a los problemas y las deficiencias
que nos acompañan y que no deben ignorarse, existe un mundo de posibilidades y
condiciones que representan enormes ventajas en la sociedad contemporánea; lo
que debemos hacer de una vez y para siempre es confiar en nosotros y en lo
nuestro, trabajar con intensidad en la misma dirección y todos unidos, lo
que hoy se requiere es estar a la altura de las exigencias y tener la
capacidad de responder al desafío.
En
México la vida nunca ha sido simple, siempre se han enfrentado retos y
adversidades, siempre se ha estado en la encrucijada, en ocasiones ha sido la
naturaleza que se ha expresado de forma violenta, otras veces han sido las
acechanzas del exterior y unas más la insidia, el egoísmo, la avaricia, la
negligencia de algunos; sin embargo, hemos de reconocer que tenemos historia,
cultura, principios e instituciones y que disponemos de gente, territorio y
convicciones, que tenemos ruta, liderazgo y certidumbre.
Cuando
esto nos ha pasado incluso hemos perdido territorio, recursos y orgullo. Hoy
México nos reclama un sacrificio, hoy la patria requiere de todos sus
hijos, no nos equivoquemos, la respuesta es obvia y está en nosotros.
En
los tiempos difíciles se expresa la grandeza de los pueblos, vivimos uno
de esos momentos que permiten separar a los timoratos, de los
determinados; a los dispuestos y a los expuestos; a los que titubean y a
quienes actúan con certidumbre y prontitud.
Uno
de esos tiempos que vivimos y de lo que la historia registrará como deseable y
lo que nuestros nietos y sus hijos preferirán olvidar y pasar por alto, estamos
en uno de esos momentos definitorios del porvenir que servirá de ejemplo a los
mexicanos del futuro; eso sí, tengamos presente que nadie vendrá del
exterior para hacer lo que nos toca, que nadie se detendrá a considerar
nuestras debilidades y necesidades, por el contrario, muchos querrán tomar
ventaja de nuestros contratiempos y que si cometemos el error de
dividirnos, la suerte está casi sellada, que nadie se llame a sorpresa,
que nadie justifique sus desatinos inculpando a los demás.
Por
fortuna son muy pocos los que han cuestionado la convocatoria de unidad que
reiteradamente ha formulado el presidente Enrique Peña Nieto, se les hace poco
poner a los principios por delante, les parece menor convocar a la
soberanía y la dignidad como lo sustantivo, en verdad se puede sostener que
hablar de eso es retórica y no otra cosa, estos no son tiempos propicios para
regatear, son tiempos de determinación y compromiso, son tiempos de
acción, pero también de ideales, de diseño y de trabajo, de armonía,
generosidad y entrega.
Es
esta una oportunidad para expresar nuestra solidaridad y compromiso con los
migrantes mexicanos estén donde estén ellos forman parte de lo nuestro, es
igualmente una ocasión para recordar a todos los que sales de sus sitios y
cuyos derechos fundamentales deben respetarse, todos nos duelen y a todos
acompañamos.
Es
también una circunstancia propicia para recordar el sentimiento que describió
Octavio Paz cuando el mundo salía de la Segunda Guerra Mundial: “la esperanza
es el instinto de salvación del hombre y es indestructible; no es posible
agotar la esperanza de los hombres pero si es fácil agotar su paciencia”.
Para
enfrentar problemas y rezagos se trata de momentos pertinentes para preservar
lo que otras generaciones consiguieron y para atender nuestros pendientes, para
dar prioridad a los que menos tienen; para pensar en lo social, en lo de todos
y no solo en lo propio, para avanzar con determinación y no solo para salir de
un aprieto.
Este
es el tiempo de Chiapas y de México, el de su porvenir, el de nuestro mañana,
hagamos juntos la travesía y a la que la historia nos invita, es cierto, ante
grandes retos, unidos somos más fuertes.
Todos
somos México, dejo el compromiso reiterado del Presidente de la República con
Chiapas y su pueblo.
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