GUILLERMO
CORREA BÁRCENAS
Crece
inconformidad por alza del precio a la gasolina y la pulverización del
salario
Sin precedente inmediato desde que el PRI retomó
el poder en México, aumentan las protestas en contra del gobierno de Enrique Peña
Nieto y se convoca a la movilización social apenas inicie 2017. La causa es la
liberación del precio de la gasolina que a partir del primer minuto de enero
pulverizará el histórico, según expresión presidencial, aumento al salario
mínimo, debido a la escalada de precios que cualquier alza al combustible trae
consigo. La inconformidad de la población en general también crece.
Empresarios, comerciantes, trabajadores urbanos, campesinos e informales
coinciden en repudiar la decisión hacendaria que pronto, en junio próximo, se
reflejará en las elecciones del Estado de México, Coahuila y Nayarit, a las que
seguirá el cambio de Presidente de la República en 2018.
Lo cierto es que si nada bueno se anuncia para
el pueblo, al tricolor le irá peor. Eso es lo que espera, aunque el partido
oficial se aliste para un fraude más que ahora se ve difícil de prosperar.
Decía Vicente Fox, el panista, que el aumento a las gasolinas no afecta a los
pobres porque no tienen coche. De ese tamaño era, y es, su inteligencia. Lo peor
es que en el gabinete priista parecen decir lo mismo con el “no deben
asustarse” expresado por el titular de Hacienda, José Antonio Meade Kuribreña.
Afirmación semejante a la del que pide ver el futuro del país con optimismo.
Imposible hacerlo por la mayoría trabajadora porque, denuncia el Centro de
Análisis Multidisciplinario (CAM) de la UNAM, el salario mínimo es un crimen en
contra del pueblo mexicano, pues no alcanza ni para comer, es decir, es
anticonstitucional.
De esto habla el más reciente reporte de los
investigadores de la Facultad de Economía que integran el Centro, documento que
destaca la pérdida del 11.11 por ciento del poder adquisitivo en lo que va del
sexenio y hasta el pasado mes de octubre, lo que lleva a los investigadores a
establecer que para comprar la Canasta Básica Recomendable se tendría que
trabajar como esclavo y que este gobierno el único futuro que ofrece a toda una
generación es el de salarios de miseria que cada año alcanzan para menos, quitando
el pan que se sirve en las mesas de las familias trabajadores y pasarlo a los
bolsillos de los empresarios, acreedores –agrego legisladores—y funcionarios
del gobierno. Basta con asomarse a los mercados populares, señalan los
economistas de la UNAM, a los tianguis o a los supermercados y constatar la
difícil situación que enfrentan los trabajadores al pretender adquirir con sus
salarios los bienes del consumo diario.
Sobre todo los que constituyen la tercera parte
de los trabajadores agrícolas que –indica por separado el INEGI— en México no percibe
una remuneración económica. Informa el estudio del CAM que desde la década de
los 80 de forma ininterrumpida se ha presentado una impresionante caída del
poder adquisitivo y que esto afecta negativamente las posibilidades que
tiene la población mexicana de acceder a una buena calidad de vida ya que tiene
que hacer esfuerzos sobrehumanos para poder combatir esas bajas salariales;
trabajar jornadas más largas, con pésimas condiciones laborales, obtener más de
un empleo, ingresar a la informalidad e incorporar al trabajo a tantos miembros
de la familia como sea posible. Todo lo anterior va deteriorando la vida
cotidiana de la clase trabajadora y el problema se extiende a varias
generaciones que han crecido sin conocer otro panorama, porque se les ha
impuesto la normalización de la miseria.
La investigación universitaria señala que hasta
el 16 de octubre pasado, el precio de la Canasta Alimenticia Recomendable llegó
a 218.06 pesos, en contraste con el salario mínimo que este mismo año fue de
73.04 pesos diarios. La Canasta se conforma por 40 alimentos y comprende a una
familia de cuatro personas. No incluye gastos en pago de renta de vivienda,
transporte, vestido, calzado y otros aspectos. Hasta la fecha mencionada el
minisalario sólo podía adquirir el 33.5 por ciento de la misma, lo que quiere
decir que se requieren tres salarios mínimos para comprarla. Los autores del
estudio indican que 52 millones de personas conforman el total de la Población
Ocupada en México y que al menos el 69.3 por ciento, es decir, 36 millones
tienen ingresos menores a lo que la Constitución señala que debería ser el
salario mínimo.
Para el CAM el aumento del 3.9 por ciento más un
Monto Independiente de Recuperación de 4 pesos al salario mínimo que entrará en
vigor el primero de enero de 2017 y que será de 80.04 pesos, prácticamente se
ha esfumado y se requiere un incremento del 200 por ciento si se quiere que
alcance para comer; de 400 por ciento para recuperar el poder adquisitivo de 1987,
o sea 40 veces el incremento referido que el gobierno presumió de “histórico”
el pasado primero de diciembre.
El Centro de Análisis Multidisciplinario de la
UNAM encontró que si hace 30 años un trabajador laboraba 4 horas con 53 minutos
para adquirir la Canasta Alimenticia Recomendable, actualmente debe hacerlo 23
horas con 53 minutos, por sola referencia de que se está peor que en la época
del esclavismo.
Si los precios ya no cambiaran más y el salario
mínimo siguiera aumentando al ritmo del 3.9 por ciento último, los trabajadores
mexicanos tendrían que esperar hasta el año 2044 para que les alcanzara para
comer, sostienen los analistas. Añaden: Esa política salarial que gestiona el
gobierno y de la que se complacen los empresarios, tiene como consecuencia
directa que año tras año los salarios alcancen para menos, pero tiene también
otro efecto al verlo de forma agregada en todo el país. Resulta que la participación
de los salarios en el Producto Interno Bruto disminuye en términos
proporcionales, es decir, aunque anualmente crece el valor de los bienes y
servicios finales que se producen en México el porcentaje que corresponde a las
remuneraciones de los a asalariados se reduce. Tras hacer una referencia a cada
gobierno neoliberal de Miguel de la Madrid Hurtado, Carlos Salinas de Gortari,
Ernesto Zedillo Ponce de León, Vicente Fox, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique
Peña Nieto, los economistas concluyen que la pérdida de la participación
de los trabajadores en el PIB es de 15.6 millones de millones de pesos, tanto
como para pagar por más de un siglo –124 años— todo el presupuesto destinado a
la deuda pública.
DESDE
EL CENTRO
Digan si es o no ironía recibir 2017 con la
canción de siempre que dice Ay yo no olvido el Año Viejo porque me ha
traído…(aquí alzan la voz los políticos del INE, los diputados y senadores, los
funcionarios de cualquier ideología y demás ladrones). Por cierto, Tony Camargo
nació en Guadalajara, Jalisco, vivió en la colonia Santa María de esta capital
y es un icono de la canción popular mexicana.
tigrebilly@hotmail.com
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