Por: Carlos Morán
Quisiera escuchar a un joven de hoy decir: “El amor puede esperar, el hambre no”. Bueno, esto puede decirlo quien tiene seguro el amor o para quien la comida es primordial. Cuestión de enfoques.
Para los jóvenes de hoy todo se resume a tener un buen celular y lo demás llega de manera fácil. Siempre creyendo que el mundo lo tienen a sus pies, viven la vida con frenesí como si fuesen los últimos segundos que les resta de existencia.
No saben los jóvenes que vivir una vida ordenada, con prioridades y responsabilidad, les dará la libertad para tener no solo un celular, sino mucho sexo e independencia, gozando así de todos los excesos que deseen.