EL
DILEMA DE LA POBREZA EN EL CAMPO
‣Líderes
usan a Zapata y a campesinos para no perder su gran negocio
‣Y
el Gobierno insiste en que la mayoría son corruptos
El sector rural del país será donde se libre
la batalla más importante contra la pobreza y en el que se observará el
cumplimento de los compromisos y metas establecidos por el gobierno de la
Cuarta Transformación. O también, donde se observe el colapso de esta
administración.
El principal factor para combatir tanto la
pobreza alimentaria como la moderada es el incremento en la producción del
agro, una de las metas fundamentales que tiene el gobierno actual y por la cual
se dejó de dar recursos a las llamadas organizaciones campesinas, para, ahora
sí, destinar los apoyos directamente a los productores sin que el dinero se
quede en los intermediarios, quienes sólo soltaban migajas a sus agremiados.
En el estudio México Rural del Siglo XXI de la
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO)
publicado en 2018, se establece que este segmento representa el 23 por ciento
de la población nacional y que la pobreza extrema afecta a 17.4 por ciento del
total, mientras que en zonas urbanas sólo alcanza al 4.4 por ciento.
Según el documento, en México, poco más del 50
por ciento de la población en pobreza extrema habita en localidades rurales
donde se expresa por diferentes rezagos como, por ejemplo, el educativo y los
servicios. Prueba de ello es que el 80.5 por ciento de los hogares rurales tiene
acceso al agua mientras que en localidades semiurbanas o urbanas el líquido
llega al 95.8 por ciento.
Ante esta realidad, el presidente Andrés
Manuel López Obrador dijo apenas en Rio Grande, Zacatecas, algo muy cierto y
que se sabía desde hace más de tres décadas: En el campo, las organizaciones
estaban acostumbradas, mal acostumbradas a recibir dinero. Pero
se acabó eso, ahora todo el apoyo llega
directo al beneficiario. Sí, porque no llegaba completo, la mayor parte ha
servido para enriquecer a los dirigentes, a quienes ahora no les gusta el
cambio y por eso organizan paros y protestas.
Se les daban recursos a
través de Sedesol, hoy Bienestar; y de Agricultura, antes SAGARPA, miles de
millones de pesos que no eran para incentivar la producción, sino para enriquecer
los bolsillos de los caciques de las organizaciones, de esos “campesinos con
Rolex”, que “cuando mucho compraban despensa para repartirle a la gente, ni
siquiera el frijol bueno de Río Grande, sino frijol con gorgojo, y ellos se
quedaban… Ya eso ya no, ahora lo que era el Procampo es directo”.
Cierto, con la entrega de los recursos se
favorecía a los de más arriba a los grandes agro empresarios, exportadores y a
las empresas transnacionales, mientras que “los de abajo” sólo veían pasar los
apoyos. En el Gobierno, aseguró López Obrador, ahora se atiende a todos
“pero por el bien de todos, primero los pobres, primero los más necesitados…
Porque el Estado tiene que ayudar al desposeído, al pobre, esa es su función
principal”.
Sin embargo, al sentir atacados sus intereses,
los líderes comenzaron a llamar a los campesinos (a su carne de cañón), para
manifestarse en varias entidades, entre ellas la Ciudad de México, con el
pretexto de la conmemoración del natalicio de Emiliano Zapata Salazar, “El
Caudillo del Sur”.
Su discurso fue el mismo que se empleó en
todas las manifestaciones realizadas contra los gobiernos neoliberales, aunque
los sombrerazos y gritos no tenían ya ese contexto, pero reiteraron, como
siempre la falta de recursos y pidieron que se les dejara de acusar.
Desesperados, ven que se les acabó el gran negocio.
En este caso, los líderes campesinos del
Frente Auténtico del Campo coincidieron en señalar que las movilizaciones,
bloqueos carreteros, de vías férreas y marítimas, fueron para demandar un
diálogo abierto y que se dijeran nombre y apellido de los dirigentes que son
corruptos. Se les aconseja que no insistan en esto porque seguro casi todos
resultarán condenados.
La verdad es que tanto los dirigentes del FAC,
del Congreso Agrario Permanente --entre ellas la debilitada CNC y la
azulada UNIMOS—han sido cómplices de la miseria del campo que se catapultó con
los gobiernos neoliberales del PRI y el PAN.
Para el actual gobierno la justicia es darle
más al que menos tiene, porque no puede haber trato igual entre desiguales,
“tiene que darse más apoyo a la gente humilde”.
Por ello se establecieron Precios de Garantía,
donde se comenzó con los que tienen menos superficie y se va a ir ampliando con
el objetivo de que el país alcance la autosuficiencia alimentaria.
López Obrador ha señalado que no es posible
que México esté importando maíz, frijol, arroz, carnes de res y cerdo, entre
otros productos, cuando eso se puede producir en nuestro país si se apoya a los
productores, lo que es uno de los compromisos fundamentales de la actual
administración.
Cabe destacar que las importaciones de
productos agropecuarios y agroindustriales durante los primeros seis meses de
este año se redujeron 1.71 por ciento, en comparación con las compras al
extranjero hechas en el mismo lapso del año pasado, según datos del Banco de
México.
El presidente López Obrador sostiene que no se
van a entregar apoyos a organizaciones sociales, organizaciones de la sociedad
civil o a las llamadas organizaciones o asociaciones no gubernamentales, las
ONG, porque no puede ser que sean no gubernamentales y que reciban presupuesto
del gobierno. Ya eso se terminó.
Reconoce que por eso están surgiendo las
inconformidades y pregona que para hacer una Transformación en el campo y en el
país, tiene que haber cambios y el principal es que los apoyos lleguen a los
verdaderos productores que los necesitan, dar más a quienes menos tiene.
DESDE
EL CENTRO
Este martes nos amanecimos
conque la ex secretaria de Estado, María del Rosario Robles Berlanga, ya está
en la cárcel, luego de que el juez le dictara prisión preventiva por el desvío
de más de cinco mil millones de pesos cuando estuvo al frente, primero de la
secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) y después de Desarrollo Agrario,
Territorial y Urbano (Sedatu).
Esta acción que en
anteriores sexenios era casi imposible de ver contra funcionarios corruptos,
parece ser que va en serio, al ser llamada a cuentas por el gobierno de la 4T;
a Robles Berlanga y a sus más cercanos colaboradores como Emilio Zebadúa, les
llegó la hora; la ex amante del empresario argentino Carlos Ahumada, enfrenta
cargos por ejercicio indebido del servicio público en la modalidad de omisión
en informar a su superior jerárquico, es decir al entonces “copetes” Enrique Peña
Nieto; sin embargo en las declaraciones ante el Juez ya embarró no solamente a
EPN sino también al que le sucedió en la Sedesol, José Antonio Meade Kuribreña.
Los que conocen de las
laberínticas leyes y de auditorías, como el ex auditor superior de la Federación
(ASF) Juan Manuel Portal, alerta sobre el proceso que se le sigue a Robles
Berlanga, que debe estar bien sustentado, pues de lo contrario, podría resultar
un fiasco; porque resulta que de esta corrupción tenían conocimiento diputados
y la misma Función Pública ¡¡¡y no hicieron nada!!!...En su informe anual 2018,
la CNDH nos pintó la situación deplorable de la población indígena, pues decía
que datos de la Encuesta Intercensal 2015, contaron 25.7 millones de personas
en nuestro país que se reconocen como indígenas, es decir 21.5 por ciento de la
población total; y el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de
Desarrollo Social (CONEVAL), informó en 2014, que el 73.2 por ciento de la
población indígena se encuentra en situación de pobreza en relación con el 43.2
por ciento de la población no indígena, y el 31.8 por ciento de la población
indígena se encuentra en pobreza extrema en relación con 7.1 por ciento de la
población no indígena. El Estado Mexicano y en particular el gobierno siguen en
deuda con este estrato de la población.
En reunión con el pleno de la
Confederación Nacional de Productores Rurales, su líder Eduardo Orihuela
Estefan se unió al clamor de sus representados al señalar que “el
financiamiento al campo deberá ser más ágil, puntual y suficiente”.
“La agricultura y ganadería son
actividades de oportunidad. El campo no espera. Se dan casos de que la
naturaleza favorece el desarrollo de los cultivos y tenemos buenas cosechas,
pero, por irregularidades del esquema de crédito, surgen pérdidas en los
siguientes pasos: la cosecha, acopio y comercialización”.
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