Por: Enrique Alfaro
* Enrique Alfaro y la
gobernabilidad.
Muchas son las razones por las que durante el actual gobierno estatal
se perdió gobernabilidad en las regiones del estado. Cambios en la normatividad
de la Secretaria de Gobierno permitieron designaciones antes imposibles: se
nombraron subsecretarios a candidatos perdedores de los principales
ayuntamientos. Craso error.
Muchos derrotados de pronto recibieron como premio de consolación la
responsabilidad de ser encargados de la gobernabilidad en su región. Llenos de
compromisos, endeudados por las campañas y con rencor en contra de los equipos
ganadores, los nuevos funcionarios de la Secretaría de Gobierno se dedicaron a
“trabarle los pies” a sus contrincantes de las elecciones pasadas.
Otros, más pragmáticos, se presentaron ante los alcaldes a exigir la
asignación de obra pública para recuperar lo invertido en sus campañas. Lo que
finalmente resultó es que la venganza y el desquite sustituyeron la
gobernabilidad y muchos subsecretarios pasaron a formar parte del problema que
debían solucionar.
Nada bueno resultó de dar poder a los equipos perdedores. El equilibrio
en los ayuntamientos debían darlo los propios cabildos que por asignación
plurinominal tienen representantes de los equipos perdedores y los
subsecretarios no debían tener intereses creados en las regiones bajo su
responsabilidad.
Lo anterior viene a colación porque, guardadas las dimensiones, el
gobernador electo de Jalisco, Enrique Alfaro, ha desconocido el nombramiento de
su contrincante por el Movimiento de Regeneración Nacional, Carlos Lomelí
Bolaños, como próximo y único coordinador (delegado) federal en su estado.
Alfaro tendrá como interlocutor para el ejercicio del presupuesto
federal, por nombramiento de Andrés Manuel López Obrador, a quién derrotó en
las urnas. Y así sucederá en la mayoría de los estados donde el virtual
presidente electo ha anunciado el nombramiento de candidatos perdedores de
Morena como “coordinadores federales”. El experimento puede resultar grave. En
los estados, los equilibrios lo deben garantizar los congresos locales que en
su mayoría fueron ganados por Morena.
Obligar a contrincantes a ponerse de acuerdo, unos con la legitimidad
que le dieron los votos y otros con el poder inmenso que les da AMLO para
enfrentar a quienes les derrotaron en las urnas, puede generar fricciones
políticas innecesarias o el pronto sometimiento de los mandatarios estatales
que no emanaron de Morena.
* * * * *
Con el propósito de establecer puentes entre los alcaldes salientes y
entrantes para transparentar la transición, informarles a los nuevos sobre sus
obligaciones y de adiéstralos para ser responsables en los manejos de los
recursos públicos, ha emprendido una campaña discreta el órgano de
fiscalización del Congreso del Estado. Por supuesto que el titular de
dicha dependencia, Alejandro Culebro Galván, ha encontrado reticencias de
quienes no quieren entregar las cuentas debidas pero les ha “recordado” que para
eso existe el recurso de los procedimientos penales. Por lo pronto, esa
institución es un “hervidero” de ediles salientes y entrantes.
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