LOS OJOS DEL MUNDO EN MÉXICO
Por Armando Rojas Arévalo
FERNANDA,
como sabes, ayer 4 de enero se celebró en México el Día del Periodista.
Sinceramente, ¿hay motivos para celebrarlo? Nuestro país ha sido catalogado
como el más peligroso en el mundo para ejercer la profesión. En 2017 hubo más
asesinatos de periodistas que en cualquier parte del orbe, incluso más que
países que están en guerra como Pakistán, Afganistán e Irak.
Nada
menos el sábado pasado, en Bruselas, la Federación Internacional de
Periodistas, la organización de trabajadores de medios de comunicación más
grande del mundo, denunció que al menos 81 reporteros fueron asesinados
haciendo su trabajo en 2017, la mayoría en México, con 13 homicidios. Se han
disparado tanto la violencia como el acoso contra quienes laboran en los
medios, dice en su informe anual Kill Report (Reporte de Asesinatos).
Por
eso vuelvo a preguntar, ¿hay algo qué celebrar?
¿CELEBRAREMOS
TAMBIÉN la fiesta de la democracia el primero de julio de este año? La denuncia
de PORFIRIO MUÑOZ LEDO, hoy, es para reflexionar y preocuparse. No te digo lo
que dijo, valdría la pena que buscaras por internet los diversos medios que la
publicaron. Empero, las miradas del mundo están puestas desde ahora en el
escenario de las elecciones de este año y eso es estimulante.
Ante
la escalada de aumentos con que inició el año, no pocos se preguntan qué vamos
o debemos hacer para parar el desorden. Eso es un dilema. Por un lado, la
sociedad aún no está debidamente organizada para generar un movimiento
generalizado sin violencia que ponga a temblar al gobierno. Por el otro, ni
manera que los partidos políticos tomen los reclamos de la ciudadanía como
banderas de lucha, porque casi todos han demostrado estar en complicidad con el
gobierno. De otra parte, la mayoría de los medios de comunicación se hace
omisa, dejando de lado su papel formador de conciencia.
La
denuncia colectiva, empero, está haciendo conciencia de que los ultrajes no
pueden continuar. La clase política en el poder está preocupada de que el
malestar y el hartazgo desemboquen en estallidos sociales, tanto que, si ya
disponía de fuerza represiva, ahora con la Ley de Seguridad Interior puede
ahogar cualquier intento de protesta social sin mayores miramientos.
La
sociedad ya no es pasiva. Grita y reclama. El gobierno hace como que no ve ni
escucha, pero pronto se dará cuenta del hartazgo.
La
sociedad está ofendida no sólo por la violencia, la corrupción y la impunidad,
sino también por las medidas económicas que le afectan donde más le duele: el
bolsillo. En 2017, el precio de las gasolinas subió entre 17 y 25 por ciento y
el del Gas LP un 40 por ciento, de acuerdo con cifras de la Comisión Reguladora
de Energía (CRE) y Banxico. Por el contrario, el salario de 19 millones de
trabajadores del IMSS aumentó hasta noviembre 0.56 por ciento a 333 pesos
diarios y el salario mínimo de 8 millones (considerando a los trabajadores
informales) creció un 3.9 por ciento a 80.04 pesos, 61.20 pesos considerando lo
que se comió el índice de precios. La inflación es galopante.
También
a los comerciantes los han afectado, porque los costos y gastos subieron y las
ganancias disminuyeron; cada vez gastan más en luz y gasolina. Frente a
este problema, la Secretaría de Hacienda ha dicho tratando de tapar el sol con
un dedo, que no se observaron “incrementos desordenados” y Petróleos Mexicanos
(Pemex) rechazó ese “comentario especulativo” ya que los precios se ajustan al
alza o la baja diariamente de acuerdo con las condiciones del mercado
internacional.
Las
irregularidades que ocurren en México preocupan a los organismos y los medios
de comunicación internacionales. Por ejemplo, en un informe sobre nuestro país
dado a conocer en París hace dos días, el Grupo de Acción Financiera (GAFI)
criticó a México por no intensificar su lucha y perseguir a los lavadores
de dinero y confiscar sus activos.
“El
lavado de dinero se investigan sólo caso por caso y no de forma proactiva y
sistemática, lo que redunda en pocas inculpaciones y condenas”, señaló. Además,
DVIRTIÓ, “el nivel de corrupción que afecta a las agencias de orden público, en
particular a nivel estatal, mina su capacidad para investigar y perseguir las
infracciones graves”.
GAFI,
órgano dependiente de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico (OCDE), consideró que México debería esforzarse más en perseguir a
los que blanquean dinero y “confiscar sus bienes para mitigar riesgos”. En su
dictamen, hizo hincapié en que México afronta grandes riesgos de blanqueo de
capitales procedentes de actividades del crimen organizado, el tráfico de
drogas, la extorsión, la corrupción o la evasión fiscal.
OJALÁ
QUE EN EL CASO de ROBERTO BORGE ANGULO, ex gobernador de Quintana Roo, que llegó
hoy extraditado de Panamá, y a quien entre otros delitos se le imputa el lavado
de dinero, se haga justicia.
LA
SOCIEDAD VE CON rechazo lo que ocurre en política. ¿Cómo ignorar, por ejemplo,
que el gobernador de Veracruz, MIGUEL ANGEL YUNES, tiene a sus dos hijos como
alcaldes, uno de Boca del Río, y otro de Veracruz, y que el de Boca del Río se
ha postulado como candidato del PAN y PRD a gobernador y todo hace suponer que
ya hay pacto para que llegue al cargo?
¿Cómo
no sentirse ofendidos ante el hecho de que ANGEL AGUIRRE, quien el 23 de
octubre de 2014 se vio obligado a solicitar licencia como gobernador de
Guerrero por su incapacidad ante la masacre de Iguala, pretenda ser diputado
federal?
O
el caso de PABLO SALAZAR MENDIGUCHÍA, a quien hasta su discípulo, protegido y
sucesor JUAN SABINES GUERRERO lo metió a la cárcel, quiera ser senador.
¿Cómo
creerles si EVA CADENA, la diputada local por Veracruz que a poco más de seis
meses de haber sido desaforada por delitos electorales, la diputada local de
Veracruz, volverá a su curul en el Congreso estatal ya que un juez con
residencia en Coatzacoalcos la absolvió de cargos.
Con
todo esto y otras muchas cosas más, México tiene remedio. Hay esperanza. La
sociedad dejó de ser omisa.
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