Políticamente
nació muerto. No levanta. No lo quieren. Es más de lo mismo. Es inquietante. Su partido deja crecer la pobreza; la necesita electoralmente. Ha sido Secretario
de Hacienda, pero José Antonio Meade asegura que del actual desorden económico
ni él ni el gobierno es responsables.
Atribuye el desbarajuste a
factores exógenos. Cinismo puro. No logró superar el reclamo social ni
contribuyó a disminuir la pobreza. En México hoy las ollas están vacías y,
particularmente, en estados del sureste como Oaxaca, Chiapas y Guerrero los
campesinos lucen desesperados, al borde de la histeria y con los machetes
desenvainados.
No hay empleos. La situación
económica se agrava y en el campo político hay un despilfarro, por parte de
quienes gobiernan o aspiran gobernar. No hay un equilibrio entre los que mucho
tienen y los que sólo piden oportunidades e ingresos para poder llevar
alimentos a sus casas.
Las amas de casa cotidianamente
enfrentan la escasez de alimentos. Van a los mercados y regresan con las bolsas
semi-vacías. Van al día. Hay productos en los supermercados pero, debido a la
falta de dinero, cada vez es más lejana la posibilidad de adquirirlos.
Muchos jefes de familia carecen
de un adecuado trabajo o subsisten con empleos eventuales o en sus changarros (tiendas,
ventas de tacos, empanadas, garnachas, fondas, aguas frescas, talleres
mecánicos, etc) que apenas y les dejan para mal comer.
El gobierno está llevando al
pueblo a situaciones extremas y si no hay una válvula de escape, a través de la
generación de empleos, de inyección económica a los municipios y mayor fluidez,
el país podrá estallar en llamas en el marco de las elecciones del 2018.
A Meade Kuribreña lo mandaron a
correr la cancha en un escenario difícil. Más bien lo mandó Enrique Peña Nieto
a perder. De esa forma, EPN podrá justificar el ascenso al poder de Andrés
Manuel López Obrador. No quiso Peña Nieto que fuera Miguel Ángel Osorio Chong
el timonel de las elecciones priístas del 2018 y optó por el denominado “mal
menor” dentro de las filas del tricolor.
En esa línea se la pusieron
fácil a AMLO. No ha habido candidato más débil en toda la vida priísta que
Meade. De hecho es inminente la llegada de López Obrador a la residencia de Los
Pinos salvo que, de última hora, Peña Nieto ponga toda la maquinaria y los
recursos del Estado a operar a favor de la compra de voto para favorecer a un candidato
que se despinta sólo.
En la actualidad más de once
millones de mexicanos que radican en los dos mil 457 municipios del país,
fueron clasificados como población en situación de pobreza extrema con carencia
alimentaria.
La famosa Cruzada Nacional
contra el Hambre ha fracasado y es un nido de funcionarios corruptos que
utilizan los recursos con fines electorales. Es una vergüenza lo que pasa en
México. Indigna que no haya un mejoramiento en alimentación, salud, educación,
vivienda y servicios básicos.
Según el INEGI, en México mueren
cada año aproximadamente 8,500 personas a causa de la desnutrición, de ellos,
un promedio de 850 tenían menos de 5 años de edad. Datos de la Secretaría de
Salud revelan que anualmente se enferman en el país más de 170 mil personas por
la falta de alimentos; todo ello, en un contexto en el que más de 28 millones
de mexicanos viven en vulnerabilidad por carencia de acceso a la alimentación,
y 11.7 millones en condiciones de pobreza extrema.
Lo catastrófico de todo esto es
que, según el INEGI, de los 48.7 millones de personas que trabajan, hay 22.1
millones que reciben ingresos por debajo de 120 pesos diarios.
Es un escándalo que en México se
padezca hambre. Cada año enferman y mueren miles de personas porque no tienen
una ingesta suficiente ni adecuada de alimentos, como resultado principalmente
de las persistentes condiciones de pobreza, rezago social, marginación y
discriminación que privan en todo el país.
¿Qué hemos hecho mal?, es la
pregunta que se antoja hacer. Creo que todo. Primero hemos elegido a una
caterva de sinvergüenzas con algunas excepciones. Quienes gobiernan no
comprenden los severos contextos de pobreza, marginación y, sobre todo, de
desigualdad que hay en el país.
El 2018 será la sepultura política de muchos.
El 2018 será la sepultura política de muchos.
No hay vuelta atrás.
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