CEDH en el limbo;
urge su revisión.
Víctor M. Cruz
Roque
El
29 de enero de este agónico 2014, Juan Oscar Trinidad Palacios fue nombrado por
la Sexagésima Quinta Legislatura del Congreso estatal, como nuevo presidente de
la Comisión Estatal de los Derechos Humanos. Nuevo él en estas lides, y nueva
su representación, ya que de esa forma se le dio fin a un tortuoso proceso
caracterizado por luchas internas entre quienes, al interior del finiquitado
organismo antecesor, el Consejo Estatal, se dedicaron a conculcar los
elementales principios que le dieron vida, precisamente en el sexenio mal
recordado de Juan Sabines Guerrero.
BREVE
RECAPITULACIÓN.
En
octubre de 2010, luego de que el Congreso local procedió, a solicitud del
entonces gobernador, reformar la Constitución Política del Estado de Chiapas
para crear el Consejo Estatal de los Derechos Humanos, mismo que entró en vigor
el 1 de enero del 2011.
Planteado
como especie de panacea dadora de garantías para coadyuvar en el cuidado y
preservación de los Derechos Humanos en Chiapas, la entidad quedó integrada por
cinco consejeros, que en su composición mostró su espíritu “vanguardista”,
moderno, de avanzada y de camuflaje democrático.
El
presidente de esa junta—se dijo—sería designado mediante el voto de dos
terceras partes de los diputados locales. El segundo resultaría de una consulta
popular que habría de organizar el Instituto de Elecciones y Participación
Ciudadana. El tercero por acuerdo de los rectores de las universidades públicas
del estado. El cuarto sería a propuesta de las ONGs, cuyo ámbito de acción estaría
dedicado a ese quehacer y con presencia ante la CNDU y la CIDH. El quinto
representaría a los pueblos indígenas de Chiapas. Todos ellos dedicados a
comisiones temáticas tales como Asuntos Generales, Migrantes, Igualdad de
Género, Pueblos Indígenas, Atención a Grupos Sociales Vulnerable, etc.
Todo
un mamotreto, un montaje legitimador de las acciones protervas que
caracterizaron la gestión mafiosa del ex mandatario estatal.
Pronto,
ese coctel de intereses hizo ebullición, y los Consejeros iniciaron constantes
reyertas para agenciarse del poder interno, lo cual propicio que esa instancia
protagonizara el episodio más negro de su historia. Al paso del tiempo, los
nombres de los cinco fantásticos ya son intrascendentes: algunos fueron
premiados con nuevos encargos; otros becados; uno más se le “indemnizó” y uno
por ahí trata de redimirse y borrar las huellas que dejó en ese experimento
creado en el laboratorio del gran estafador, cuyas últimas noticias lo ubicaron
en Acapulco, Guerrero. Nadie sabe ahora donde está.
INTENTOS DE
RECOMPOSICIÓN.
El
caso es que el Congreso del Estado, obligado por el clamor social, decidió
volver a instituir la figura de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos, a
cuyo frente designó al político priista y empresario hotelero, originario de
Tonalá, Juan Oscar Trinidad Palacios. Las expectativas que generó su
nombramiento apuntaban a que se había subsanado lo hecho, y pronto el ex
presidente del CDE del PRI y ex diputado federal se allegó de simpatías y
parabienes; se le depositaron todas las confianzas por parte de una sociedad
ávida de que reorientara el camino de esa vilipendiada y manoseada institución
promotora y germinadora de una nueva cultura a favor de los derechos humanos,
como los tiempos emergentes lo exigen.
Pero
al paso de los días, las esperanzas se fueron diluyendo, porque el nuevo
Ombudsman resultó una calca de las figuras tradicionales apoltronadas en el
burocratismo, en la inacción, en la omisión y el servilismo.
Hoy
la Comisión Estatal de los Derechos Humanos está dedicada a observar, impasible
e inmutable, ante la celeridad de sucesos y acontecimientos que exigen su
presencia, desean escuchar su voz, sentir sus pasos y percibir su estadía.
Juan
Oscar Trinidad Palacios resultó ser un administrador más, sin capacidad de
iniciativas y menos para erigirse en guardián confiable para dar curso propicio
a las tareas que constitucionalmente le han sido encomendadas. Se dedica a
firmar convenios al por mayor, al arrastres de los lápices para llenar la
agenda y acudir a los actos y eventos oficiales que se le invite, y por
supuesto, como todo buen burócrata, a firmar las nóminas quincenalmente.
JUAN OSCAR, EN EL
LIMBO.
De
acuerdo a la teología católica, limbo es el lugar intermedio entre los seres
vivos y los que han muerto. Se encuentran ahí, a la espera de ser llamados al
espacio que les corresponde de acuerdo a sus actuaciones. Eso mismo le ocurre
al actual Ombudsman, siempre en reserva para lo único que sabe hacer bien, que
es firmar convenios con otras instituciones, como si mediante la signa de un
documento frío e inútil, fuera
suficiente y con ellos cumplir con el encargo que se le dio. Resultó pues un
fiasco para los menesteres dedicados al cuidado, observancia, difusión y
promoción de los derechos humanos.
¿Ejemplos?:
A mediados de marzo pasado firmó un convenio denominado Pacto de No Agresión,
Violencia y Respeto a los Derechos Humanos de las Comunidades Indígenas.
El
30 de julio pasado, firmó un Convenio con un centenar de organizaciones
civiles, protocolo en el que participó también la CNDH, así como observadores
en la materia. “Es resultado del trabajo previo realizado y promovido por el
actual presidente de la CEDH, Juan Oscar Trinidad Palacios”, se dijo en ese
entonces.
En
el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la
Mujer, el pasado 25 de noviembre, la multicitada Comisión organizó un eventillo
intrascendente en San Cristóbal de Las Casas.
Hace
dos días, los titulares de la CEDH y la Secretaría de Seguridad y Protección
Ciudadana, firmaron un convenio de colaboración, en que se comprometen “a velar
por el bienestar de la población chiapaneca y de las personas que transitan por
el estado, así como a brindar capacitación integral a personal policiaco”, se
refirió.
Rimbombantes
de sí, estos convenios innegablemente poseen valía siempre y cuando se les de
seguimiento permanente, se abonen con actividades y proyectos de inherencia a
la materia que los motiva, pero sobre todo, que su destino no sean las oscuras
gavetas de los escritorios. Y es que, firmar convenios y tirar las papeleas
suscritas al cesto de la basura, es peor que emitir declaratoria de
incompetencia personal, que sería lo mejor del caso que nos ocupa.
EN CONCRETO.
Glosa de Aguilar
Gordillo.
En
el contexto de la glosa del Segundo Informe del gobernador Manuel Velasco
Coello, compareció ante los integrantes de la Sexagésima Quinta Legislatura, el
secretario de Educación Ricardo Aarón Aguilar Gordillo. Por todos los avances que se han logrado en
este rubro, la exposición del funcionario era de las más esperadas, sobre todo
para que se conocieran a detalle los logros que se han obtenido en este lapso,
destacándose los proyectos y programas instituidos como parte y para enriquecer
la Nueva Escuela Chiapaneca.
“Estamos
comprometidos para que cada chiapaneco forje su propia historia de éxito”,
refirió el secretario ante las y los legisladores, y con sus palabras dejó
constancia que la educación ha sido una de las prioridades de la presente
administración estatal.
Aguilar
Gordillo, quien posee buena capacidad retórica, hizo hincapié en los logros y
resultados obtenidos, especialmente en materia de fortalecimiento de la
infraestructura física y humana, con énfasis en mejorar las condiciones
actuales para cimentar las bases del desarrollo social, económico, pedagógico y
conductual de quienes se preparan para enfrentar los retos del mañana. De este
tema, abordaremos a detalle en otra entrega.
SIGUEN
COMPARECENCIAS.
Hoy
jueves, se esperan la comparecencia del secretario de la Juventud, Recreación y
Deporte Carlos Arturo Penagos Vargas, y horas más tarde hará lo propio el
titular de Turismo Mario Uvence Rojas.
En
ambos casos se ofrecerán informes pormenorizados que se refieren a esas áreas
de la administración pública estatal. La SJRyD y Turismo—al igual que todas por
supuesto, pero estas han destacado—han sido de las más visibles y productivas,
por lo que la presencia de ambos en el recinto parlamentario servirá para
ratificar lo que ya se conoce ampliamente por parte de los chiapanecos.
Es
todo, gracias.
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en Twitter: @victormanuelcru.
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