¡Que le regrese
su chulel!
Por Armando Rojas Arévalo
SELENE:
Mientras el pashon lanzaba cohetes
en el atrio de la sui géneris iglesia de San Juan Chamula, la curandera le
torcía el cuello a la gallina ofreciéndosela a San Juan para que le ayudara a
regresar su chu lel (espíritu
o ánima) a JACINTO y este volviera a ser el hombre que se levantaba de madrugada
para ir a la milpa, que en la noche su mujer y él intercambiaran calor y fuera
la cabeza de familia dando consejos y regaños. O sea, que volviera a ser
inteligente, fuerte y con sentido común.
En el interior
del templo, por el que se cobra la entrada, había una mezcla de olores que
mareaba la conciencia. Olía a juncia
(hoja de pino), pero un intenso aroma a copal y de la parafina de miles de
velas encendidas se impregnaba en la ropa, en el cabello, en los zapatos, en
los muros. Los kashlanes –guías
mestizos- trataban de explicar los rituales a los turistas, pero éstos,
aturdidos por los olores que invadían la atmósfera y embelesados por la música
plana y monótona del acordeón y la guitarra de distintos grupos de feligreses
que se arremolinaban frente a los santos, seguían al grupo demashes que
sin el disfraz de monos pero con el cuerno paraposh en la cintura, no
daban crédito a lo que sus ojos veían. Aquel escenario sincretista –entre
católico y pagano- los tenía con la imaginación puesta en el pasado o tratando
de recrear un mundo nuevo para ellos..
Hombres,
mujeres, niños y ancianos de una misma familia rogaban, sentados y hasta
acostados en el suelo de la iglesia, que regresara la salud a alguno de sus parientes,
o que les fuera bien en la cosecha de maíz, o que en el caso de JACINTO San
Juan le ayudara a que su chulel le regresara al
cuerpo.
Los rezos
en tsotsil en cientos de bocas, caían como una catarata inentendible en el piso
cubierto de juncia. Unos hombres tomaban posh con refresco; otros, acostados
boca abajo con los brazos extendidos hacia adelante y las manos juntas,
imploraban el milagro. JACINTO estaba como “ido”, la curandera piensa que le hicieron
brujería y le pide ahora a San Juan que le ayude a regresar a su chulel porque
ha de andar perdido entre los montes.
Afuera del
templo hacía calor. Adentro era como un horno. Las miles de velas encendidas
despedían un calor que se sentía en la cara como un fogonazo.
-Con estos
chamarros y las faldas de lana escardada que usan las mujeres, cómo se han
sentir”, balbuceó mi acompañante imaginando que aquello sería insoportable en
calor y olores del cuerpo.
Hay
curanderos y curanderas. Las más efectivas, dice mi amigo el kashlam, son
las mujeres. Son buenas para que elchulel encuentre el
camino de regreso al cuerpo del chamula.
El chulel
es muy importante. Sin él, el hombre anda como perdido; como cuando los
mestizos se enamoran enloquecidamente de una mujer. Andan como los amorosos de
SABINES. Su conciencia es de otro. No piensan las cosas antes de hacerla. Un
día dicen una cosa, otro día dicen y hacen otra.
Ah, caray,
exclamé en mis adentros. Eso se me hace conocido. Pensé en alguien que debe
venir por acá para ver si le ayudan a que regrese su chulel.
Pensé en
ese alguien cuyo timón pareciera anda fallando. Seguramente su chulel se salió
del cuerpo y anda perdido entre pueblos y ciudades. Hay que ayudarlo a que
regrese su ánima.
CÓMO
LAMENTO el fallecimiento de mi amigo ARMANDO RAMIREZ.
EN
CONTRAPARTE, felicito al colega EDUARDO ARVIZU por su nombramiento como
director de Comunicación Social del INAI. ¡Vaya paquete en tiempos como estos
en que la comunicación social anda como barca a la deriva y en los que tanto
medios como periodistas exigen información clara, transparente y precisa!
MIENTRAS,
indígenas desplazados a Aldama, en el norte poniente de Chiapas, sufren los
embates de grupos paramilitares que los tienen asolados. El gobierno del Estado
también anda con su chulel extraviado, aunque eso ya no es de extrañar porque
así entró.
CADA VEZ
que el Presidente usa los servicios de una línea aérea y por problemas de
agenda no llega a tiempo al aeropuerto, la línea se va retrasando en sus
llegadas y salidas en todo el país. Eso me ocurrió anoche en el aeropuerto de
Tuxtla Gutiérrez, con la pésima Vivaaerobús. Saldríamos a las 10.15 de la
noche, y lo hicimos, por un retraso, a las 12.25 de la madrugada. Llegamos a la
casa a las 3 de la mañana. Ni una disculpa nos ofreció.
En lo
sucesivo, si vuelvo a salir trataré de no usar esa línea aérea.
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