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domingo, 12 de agosto de 2018

LA MÚSICA: LA JOYA DE LA CORONA.


Por: Manuel Zepeda Ramos.
Cada día me convenzo más de que a Chiapas le puede ir muy bien porque habrá de tener -ya lo tiene-, un amigo Presidente. Lo dice el Tren Maya que habrá de concluir su primera etapa en Palenque. Lo dicen los comentarios de Alfonso Romo sobre las tierras y las aguas de Chiapas y Palenque que las compara con un país por su calidad y capacidad. Lo dicen los cientos de miles de hectáreas que habrán de ser sembradas en el Sureste con árboles frutales y maderables. Lo dicen los proyectos agroproductivos e industriales para el Sureste y para Centro America que habrán de arrancar en el sexenio que viene. Lo dicen las visitas de Andrés Manuel López Obrador a nuestra tierra.
Pero esta enorme generosidad que ya se aprecia, deberá de tener sostenidos y bemoles: la rehabilitación de las más de 100 plantas de tratamiento de aguas residuales que están sin concluir, lo que provoca que los ríos de Chiapas y Tabasco estén contaminados por faltantes de poca monta en donde los ayuntamientos no se han hecho responsables lo que ha provocado en las últimas horas el deceso de manatíes en las aguas de Tabasco por metales altamente contaminantes; el replanteamiento de los escurrimientos en el mayor número posible de cerros y laderas del Chiapas por parte de los expertos lugareños que saben conducirlos con obras mínimas de infraestructura lo que habrá de provocar que la flora y fauna endémica retorne para siempre y las aguas de los ríos con ellas; campañas permanentes e intensas  de recolección de la basura en todas las ciudades de Chiapas con la participación estelar de los niños y padres de familia instituyendo el Premio Aliento a Chiapas a la recolección de la basura a los tres municipios que se hayan distinguido en la tarea, en una ceremonia multitudinaria en algún estadio de Chiapas.
Pero también el alimento del  espíritu habrá de jugar un papel fundamental en esta refundación de nuestro estado. Eso lo provee, indiscutiblemente, la Cultura.
Afortunadamente, en nuestro territorio hay un acervo de edificios teatrales, bien hechos y de gran calidad como ya lo quisiera buena parte del país, que se construyeron con gran visión de futuro.
Hemos propuesto que en el teatro de Comitán quede la Compañía de la Danza que pueda contar con jóvenes de la región que incluyan a futuros bailarines tojolabales. Hemos propuesto que en el Teatro de la Ciudad en Tuxtla Gutiérrez, se instale la Compañía de Teatro que tantas glorias regionales y nacionales diera a la capital chiapaneca en el siglo pasado con sus más de 100 puestas en escena.
Pero todavía falta una propuesta: la Música. Deberá estar en lo que ya es considerada como la puerta de entrada y de salida de México hacia Centro America: deberá estar en Tapachula, ya destinada a ser en un futuro muy cercano, una de las diez ciudades más importantes de México. Esta propuesta deberá estar conducida en dos vertientes:
1.- la Orquesta Filarmónica de la Frontera Sur. Esta orquesta deberá estar integrada por 100 músicos oriundos de Centro Y Sur America, Las Antillas y la República Mexicana. Hay en estos momentos una enorme calidad de ejecución en los países de los continentes arriba citados de jóvenes músicos que integrarían, sin temor a equivocarme, la mejor Orquesta Filarmónica de México. Serían dirigidos por dos jóvenes directores mexicanos, un hombre y una mujer, de la mejor calidad que pueda existir en nuestro país, más una serie de directores huéspedes, de cualquier parte del Mundo, que enriquecerían el acervo musical de la Filarmónica con música del Planeta. Sería también una orquesta de repertorio: quiere decir que nuestra Filarmónica habrá de tener lista, para ejecutarse en cualquier momento, alrededor de 50 obras sinfónicas fundamentales de México y el Mundo, incluyendo los arreglos sinfónicos de todas las piezas del folklor chiapaneco, así como las piezas principales de nuestros músicos populares. Tendrían un mínimo de 100 conciertos - uno cada tercer día-, en el año. Tocarían en su cede, por supuesto, pero también en diversas partes del estado -teatros, iglesias, lugares al aire libre, playas y playones de las riveras de los ríos y en alta mar, cuando logremos coproducir con cadenas fundamentales de la televisión internacional, conciertos para la humanidad. Habremos de estar todos los años en las diez ciudades más importantes de México para que nuestros compatriotas sepan de la enorme calidad de nuestra orquesta. Trataremos de hacer cada año una gira internacional y produciremos un mínimo de cuatro discos para difundir nuestra música de manera intensa.
La Orquesta Filarmónica de la Frontera Sur habrá de hacer al menos una temporada, para Chiapas principalmente, de ópera y/o zarzuela para ir introduciendo a nuestro público en el conocimiento de estos géneros musicales que hoy nos son ajenos totalmente. También haremos, cuando menos, un musical cada año.
Se deberá de invitar a los empresarios chiapanecos de la producción y el comercio de todos los rubros para que se incorporen a la tarea de la búsqueda de fondos de esta Joya de la Corona que habrá de dar enorme prestigio al estado de Chiapas.
Solo pensando así, Chiapas le podrá decir al Mundo que sí existe y que está listo para emprender las mejores hazañas de la música desde nuestra tierra.
La Orquesta Sinfónica de Xalapa, la más antigua de México, fundada en 1929 y que tuve el privilegio de ser su responsable administrativo durante muchos años, fue el pivote para generar un movimiento cultural tal, capaz de poseer hoy, en funcionamiento, a 800 artistas profesionales con responsabilidad académica que integran cincuenta grupos artísticos que le dan a Veracruz y a México un prestigio inconmensurable. Cuando Salinas Pliego hiciera Esperanza Azteca un 22 de noviembre día de Santa Cecilia, -la Patrona de los músicos-, casi un mes después, el 18 de diciembre de ese año, le presentamos en el Museo del Transporte de Xalapa a seiscientos niños sinfónicos y un coro de 300 niños cantores llegados de 20 escuelas infantiles de música existente en Veracruz, tocando un programa de ocho grandes sinfonías -algunas fragmentos, otros el oppening-, del repertorio musical de la humanidad. Se pudo hacer gracias a esa memoria centenaria iniciada por la Orquesta Sinfónica de Xalapa.
Eso también podría suceder en Chiapas, en un futuro no tan cercano, si comenzamos ahora.
2.- Escuela Africana de Música y Danza. Se instalaría en Tapachula con músicos, cantantes y bailarines africanos para desarrollar una escuela que empiece a formar cuadros para Chiapas, Oaxaca, Guerrero y Centro America, una región del continente que tiene la presencia de la negritud muy arraigada por lo que los frutos serían rápidos para el futuro de la danza y la música de la negritud en nuestro territorio y en Centro América. Trabajaríamos con el festival Ollin Kan, con vínculo de años con músicos y bailarines africanos fundamentales, fundado por el tapachulteco José Luis Cruz, destacado actor y director de escena, quien también se haría cargo de la Compañía de Teatro en Tuxtla Gutiérrez.
¿Verdad que es la Joya de la Corona?

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