Por:
Gonzalo Egremy
FOTO DE: Diario Extra |
PANDILLEROS, UNA REALIDAD
+La pandilla transnacional
Mara-Salvatrucha llegó a esa zona de México a fines de los años 80´s y
principios de los 90´s; luego aparecieron los Barrio-18.
+Autoridades de los 3 niveles crearon
grupo especial antipandillas de los sujetos que arriban huyendo de la policía
de Centroamérica que también los combate
.-Mientras
exista, presunta complicidad, de algunos agentes con extranjeros que ven a
Tapachula como mina de oro para sus actividades ilícitas, difícilmente tendrá
éxito el combate a las pandillas.
Cierto
es que la Fiscalía General del Estado, a través de la oficina especializada de
atención a Migrantes hace el esfuerzo por combatir a células de las pandillas
MS-13 y B-18, a través de operativos con la policía municipal.
Pero
de acuerdo con denuncias, a medios de comunicación, de víctimas de robos,
asaltos, violaciones y extorsiones, algunos agentes de seguridad pública,
presuntamente, encubren y otorgan protección a pandilleros.
“Los
policías saben perfectamente bien quiénes son los hampones, su modo de operar
en contubernio con taxistas de los llamados “libres”, a quienes les cobran una
cuota por dejar de trabajar como son a hetairas y travestis, y por ello reciben
parte de esas acciones ilícitas”, narró una víctima de robo.
Luego
entonces todo esfuerzo que hagan las autoridades para combatir los delincuentes
que arriban a esta ciudad huyendo de los operativos antipandillas que la
policía de Honduras, El Salvador y Guatemala han implementado, no tendrá mucho
éxito.
En este espacio tecleamos hace dos años que desde
finales de los 80’s obtuvimos informes fidedignos de la presencia aquí de la pandilla
MS-13.
Considerada
por el Departamento del Tesorero de Estados Unidos, como una organización
criminal transnacional, la MS-13 “hizo escuela” en esta frontera sur, y fundó
las primeras “clicas” o células entre jóvenes locales.
Diversos
analistas coinciden que la Mara Salvatrucha 13 nace por los 80’s en Los
Ángeles, California, EU, presumiblemente con salvadoreños que llegaron a la
Unión Americana huyendo de la guerra civil en su país.
Ya
antes existía en aquella ciudad gringa otra pandilla denominada posteriormente
en castellano, Barrio 18 (B-18) por ser el número de la calle en donde estaba
el mayor número de sus integrantes.
La
rivalidad entre ambas organizaciones criminales es histórica como su misma
expansión a otros países, sobre todo a El Salvador, Honduras y Guatemala, pero
también aquí a México, y en menor escala a Canadá y España.
Su
principal característica, hasta hace tres décadas, eran los tatuajes;
actualmente, indican informes, no todos los que ingresan a las pandillas, se
tatúan; pero la particularidad más abominable es la violencia (homicidios) y
crueldad en otros muchos delitos que cometen.
El
rito de iniciación es, afirman estudios, que el iniciado aguante 13 segundos de
golpes de los demás integrantes de la pandilla; para las mujeres, llegan,
presuntamente, a la violación. O ambos iniciados tienen que demostrar su valor
yendo a asesinar a algún integrante de sus adversarios.
Se
comunican entre ellos a base de signos con los dedos de las manos y a través de
la violencia controlan prisiones, narcomenudeo, extorsiones (cobro de piso),
prostitución y tráfico de seres humanos entre otros delitos.
Tan
solo en El Salvador, afirman estudios, existen 70 mil integrantes de la MS13 en
las calles, y unos 10 mil en las cárceles, pero desde ahí controlan ciudades,
regiones y hasta grandes territorios de países, como los tres mencionados en
Centroamérica.
Esta
franja fronteriza sur de México, está siendo el santuario para muchas células
de ambas pandillas MS13 y B18, cuyos miembros son centroamericanos deportados
de los EU desde la llegada al poder de Donald Trump.
Algunos
más son nacionales de hogares en desintegración, por la pobreza extrema en la
que han sobrevivido, por abandono o porque han sido víctimas de abusos, y
buscan en la pandilla a “una familia”.
Según
la página web: revoluciontrespuntocero.com “La evolución de las pandillas La
MS-13 y la M-18 es la prueba de que unas simples bandas callejeras tienen
la capacidad de convertirse en grupos criminales internacionales.
La
deportación emprendida por EE.UU. resultó ser una solución demasiado rápida y
más bien causó nuevos problemas.
Al
mismo tiempo, las autoridades de muchos países receptores de los deportados
desconocen el peligro que representan los pandilleros y carecen de un sistema
de seguridad capaz de hacer frente a criminales de esta naturaleza.
Las
pandillas se aprovechan de las debilidades de los Gobiernos”; y localmente en
esta franja fronteriza sur de México, lo padecemos con la violencia cotidiana,
¿no cree usted?//Salud.
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