Por: Gonzalo Egremy
FOTO DE: espaciochiapas.com.mx |
¡CARCELES, NEGOCIAZO!
+En
México han “perecido” más de ¡dos mil! presos en las prisiones, en los últimos
quince años, indican informes oficiales.
+El estado Mexicano no cumple con su
obligación de respetar los Derechos Humanos y elementales.-
Debo
decir que lo que siguiente, es experiencia propia al haber entrevistado a
algunos de los “encarcelados en las dos prisiones de fuero común y federal de
esta región
Según
lo manifestado, “Todo oferente en un mercado busca
crecer. Precisamente, en Estados Unidos,
Los medios de comunicación han mostrado
el poder de esta industria -que se comporta como cualquier otra, haciendo
cabildeo en los congresos y campañas políticas para lograr la aprobación de
leyes o reformas por las cuales se aumentan las causas de detención, los
años de sentencia por diversos delitos y se minimiza el uso de penas
alternativas de prisión.
La medida genera un negocio redondo
para los empresarios de la prisión: representa un flujo abundante y constante
de “clientes”, que no pasan el suficiente tiempo en la prisión como para
aclimatarse y, en consecuencia, son más fáciles de manejar.
Imaginemos ahora por 2 minutos el
escenario de una industria con la capacidad de cabildeo que tienen estas
empresas operando en México. ¿Cómo reaccionarían nuestros diputados, senadores
y otros funcionarios públicos ante la presión (o tentación) de estos
“empresarios”?
Parte del problema, además, está en lo
fácilmente vendible que, electoralmente, resulta el discurso punitivo (sólo
tenemos que ver el éxito del Partido Verde basado en gran parte en su llamado a
la legalización de la pena de muerte o la cadena perpetua).
En el esquema de prisiones privadas,
cada “cliente” “paga” lo mismo -sea culpable o no, sea un presunto culpable o
un multi-homicida-.
Así, el “negocio” produce incentivos
para convencer a las autoridades a meter a más y más personas, en prisión.
Pero esas personas, como sabemos,
serán, igual que hoy, las más vulnerables, no las más peligrosas. (El sistema
de impartición de justicia será el mismo, independientemente de que se
privaticen o no las cárceles).
Hoy las prisiones están llenas de gente
que robó un artículo que valía unos pesos o de consumidores de drogas.
El grueso de la “clientela” de las
prisiones privadas vendrá de los mismos que hoy alimentan las prisiones
estatales. Así, el proyecto de prisiones privadas, se convierte muy fácilmente
en un negocio por mantener a más y más personas en prisión, con beneficio
sólo para la industria que se beneficiaría.
Aunque pueda ser el caso que el sector
privado sea más eficiente y menos corrupto que el sector público en la
administración de recursos, esto no ha sido la experiencia mexicana –piense
Telmex o la industria azucarera-, y difícilmente lo será en un sector que a la
sociedad le produce antipatía y desprecio.
La segunda crítica tiene que ver con lo
que son las funciones propias del Estado. La seguridad pública no es una
función de los particulares sino del Estado. Esto es una de las transformaciones
fundamentales entre el estado medieval y el estado moderno.
La sanción de delitos y la imposición
de penas, es una parte de la seguridad pública y ésta no puede ser delegada a
particulares. Delegarla es el equivalente a privatizar el Estado.
Mucho se alarman los mismos que hoy
proponen cárceles privadas –y con razón- de que el crimen organizado cobre
impuestos en los territorios que controla; pero a la vez, proponen que sean
otro tipo de empresarios privados los que controle otra función elemental del
estado, la seguridad pública. Salud.
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