FOTO DE: El Sol de Puebla |
EL
EFECTO RÉBSAMEN
Por
Armando Rojas Arévalo
JOSELIN: Sigue la psicosis y el pánico; el
silencio y el pasmo continúan. Empero, las cosas vistas de manera un poco más
tranquila, me parece que, a diferencia de MIGUEL DE LA MADRID, quien salió a
las calles a ver la devastación 72 horas más tarde del sismo del 19 de
septiembre de 1985, la oportuna presencia del Presidente PEÑA NIETO en las
poblaciones de Chiapas, Oaxaca, Morelos, Estado de México y Ciudad de México
que sufrieron daños por el terremoto, debe reconocerse en su abono; sin
embargo, sus mensajes se pierden entre el dolor de la gente y la rabia que
sentimos por la politización de la tragedia.
Un hecho incontrovertible es que el pueblo
se adueñó del espacio. Su entusiasmo, su solidaridad y las ganas de ayudar a
sus hermanos mexicanos en desgracia, se volcó en las calles, de manera
independiente a la acción del gobierno. Resalta, por vía de mientras, la nueva
forma en la relación sociedad con las fuerzas armadas, a las que no hay que
escatimarle elogios por su labor.
Se produjo, dentro de lo lamentable, un
nuevo juego de fuerzas en todos los niveles.
Empero, surge, la pregunta ¿Y después, qué?
La sociedad trabajó y trabaja por su cuenta. El pueblo despertó,
desgraciadamente por el dolor, pero, por fin tomó conciencia de que un pueblo
unido no será vencido. Se trata, ni duda, de que empieza también una nueva
etapa en la relación sociedad-gobierno, sociedad-partidos políticos. El pueblo
despertó. Pero (el eterno pero), al sistema establecido no le interesa ni le
conviene alentar el nacimiento de líderes sociales que canalicen y den forma a
la nueva organización de los mexicanos.
El periodista CARLOS FERREYRA CARRASCO
aborda hoy en su columna, un tema que valdría la pena reflexionar
profundamente: “Tres sexenios de desacuerdos, divorcios sociales y pugnas
partidarias sin ideología, terminaron por virtud de la desgracia
compartida…Cuando aún no levantan la última piedra ni encuentran al último de
los que esperan su rescate, en la mejor tradición mexicana, al menos de su
izquierda ya inexistente, surge el país de los miserables, de los descastados
que en adelante dedicarán sus esfuerzos a destruir lo que miles, cientos de
miles levantaron con su trabajo y su solidaridad”.
La corrupción quedó a la vista de todo
México, en los cimientos y muros de edificios que se construyeron sin seguir
los protocolos técnicos de seguridad. Inmuebles que no tenían ni un año de
haberse construido, se vinieron abajo porque las licencias –todo hace suponer- se
dieron de acuerdo al precio, y no hubo supervisión ni quien hiciera respetar los
reglamentos. El boom de condominios que se ha dado en las delegaciones Benito
Juárez y Cuauhtémoc, zonas donde se registró gran cantidad de edificios
colapsados, es criminal y alguien tiene que responder por las irregularidades.
Lo que ocurrió en el Colegio Rébsamen arroja
varias lecturas. Independientemente de quien sea el dueño, si el Cardenal
Rivera o quien sea, hizo ampliaciones –se presume- sin las licencias correspondientes.
El edificio está en la delegación de Tlalpan, a cargo precisamente de CLAUDIA
SHEINBAUM, quien quiere ser titular del gobierno capitalino. No es que sea la
responsable de la licencia, pues la ampliación puede corresponder a sus
antecesores, sino que debió haber supervisado si la obra estuvo o no bien
ejecutada.
LO DE LA NIÑA “FRIDA SOFÍA”, no es más –a
mi parecer- que una sobreexposición del espacio mediático en busca del rating.
Puede ser que Televisa no inventó al personaje, pero sí capitalizó el drama,
tanto que le dedicó buena parte de los espacios a la narrativa de la búsqueda y
rescate.
A DECIR DE FELIPE LÓPEZ VENERONI, maestro
de la Facultad de Ciencias Políticas: “Ahí está: vibrante, intenso,
resignificándose, transformándose”, refiriéndose a la ayuda de la sociedad. “(Ojo:
no es el de los medios de información. Ese más bien es el de la apropiación
privada de la opinión pública)”.
La corrupción afloró en la tragedia, cuando
los políticos y gobiernos le pusieron el sello de sus partidos a la ayuda del
pueblo. El importamadrismo de los gobernantes está a la vista, en estados
donde, por ejemplo, el día del sismo GRACO andaba en gira proselitista en
Nayarit, y MANUEL VELASCO COELLO desde la cápsula de confort de su residencia
dirige las labores de rescate y sólo sale para tomarse la foto.
POR OTRA PARTE, en esta nueva relación sociedad-gobierno,
la ciudadanía obligó a los partidos políticos a renunciar al financiamiento
público de más de 7 mil millones de pesos, a través de la presión masiva en las
redes sociales, exigiendo que ese dinero mejor se emplee en la reconstrucción.
El llamado “Frente de Oposición” salió de inmediato a la palestra. PRD, PAN y
Movimiento Ciudadano aceptaron renunciar a las prerrogativas diciendo que no
fuera el 20 por ciento, como originalmente se pedía, sino el 100 por ciento.
Aprovechados. Bueno, hasta el INE que en un principio había dicho que eso no
era posible, ante el clamor dijo que sí.
En Morelos, en Chiapas y en todo México se
dice que nos veremos en las votaciones. No, eso ya está escrito. Retomo una
pequeña parte del texto que escribió mi amigo morelense BONIFACIO PACHECO
CEDILLO, refiriéndose a GRACO RAMÍREZ: “No habría que esperar al 2018, hay que
hacer pagar a este Dictador, su esposa y su gabinete, todo el mal que han hecho
–desde que llagaron al poder- y seguirán haciendo. Ya se le demostró que la
fuerza social es fuerte y valerosa ¡Fuera Graco de Morelos!”
LA GENTE SE HA VOLCADO en las calles para
auxiliar a las víctimas. Las ganas de ayudar la empujaron a las zonas en
problemas, sin medir el peligro y los sacrificios. Fue, por espontánea,
desorganizada. Imagínate cómo sería su fuerza estando organizada. Para pensar
seriamente en eso, en esta nueva etapa que se ha iniciado.
FINALMENTE, las redes sociales mostraron su
efectividad, también, para propalar falsas noticias, abultar el drama y
denigrar a personajes. Se abusó de ellas y se acentuó la incertidumbre. Crearon
desinformación, en gran parte agudizaron el shock, el estrés y el miedo.
Cuidado. Quienes acostumbran a usarlas, deben hacerlo con responsabilidad.
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