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huffingtonpost.com.mx Donald Trump será destituido, pero ¿cuándo?
Trump
está tratando de gobernar por impulsos, por caprichos, por recompensa personal,
por beneficios, por decretos... como si hubiera sido elegido dictador. Pero
resulta que no funciona y que la máquina ya está descarrilando sólo UNA SEMANA
después.
El impeachment (o
juicio político) está ganando terreno porque es la única forma de destituirlo,
porque los republicanos ya están abandonando en masa a este presidente y
porque el hombre es psiquiátricamente incapaz de comprobar si algo es legal
antes de hacerlo.
El impeachment está
ganando terreno porque resulta terriblemente evidente que Trump no es apto para
la presidencia. Los adultos que rodean a Trump, hasta los que le sirven con una
lealtad que roza la esclavitud, se pasan la mitad de su tiempo tratando de
refrenarlo, pero es imposible.
Una
cosa es vivir en tu propia realidad cuando eres candidato y solo son palabras.
Puedes engañar a las suficientes personas durante el tiempo suficiente como
para ser elegido.
Se
pasan la otra mitad del tiempo respondiendo a llamadas frenéticas de líderes
republicanos, élites empresariales y dirigentes extranjeros. ¿Que Trump ha
hecho qué? El pobre Reince Priebus, su jefe de Gabinete, ya ha llegado a
la cima del poder y no va a ser divertido.
Una
cosa es vivir en tu propia realidad cuando eres candidato y solo son palabras.
Puedes engañar a las suficientes personas durante el tiempo suficiente como
para ser elegido. Pero cuando intentas gobernar de esa manera, la realidad es
la realidad, y esta te llama al orden.
Una
por una, Trump ha decretado órdenes impulsivas que no han sido revisadas por
juristas, ni por expertos gubernamentales ni responsables políticos, y ni mucho
menos han sido objeto de una planificación meditada. Casi de forma inmediata se
ve obligado a dar marcha atrás por una combinación de presión política y legal.
Y por la realidad.
A
diferencia de las dictaduras que Trump admira, la compleja red de medidas
constitucionales legales y políticas contra la tiranía todavía funciona en
Estados Unidos (a veces le cuesta, pero funciona). Y cuanto más imprudente es
el comportamiento de Trump, más se refuerzan estas medidas.
Solo
con su esfuerzo lunático de prohibir la entrada de refugiados de forma
selectiva (pero no precisamente procedentes de países que envían a terroristas,
como Arabia Saudí y Egipto, donde Trump tiene intereses comerciales), el
presidente ya ha descubierto que el sistema estadounidense tiene tribunales.
Tiene tribunales. Imagínatelo.
Cuanto
más trastornado se vuelva, menos jueces conservadores harán la pelota a las
políticas republicanas (como hasta ahora solían hacer). ¿De verdad alguien
piensa que el Tribunal Supremo va a ser la puta de Trump?
La
semana pasada, algunos republicanos se pelearon por ver quién era el primero en
rechazar la visión de Trump sobre Putin y se apresuraron a negar sus
declaraciones sobre un supuesto fraude electoral.
No
saben cómo hacer para matar el ObamaCare sin matar a pacientes y sin acabar con
las esperanzas de reelección. Lo cierto es que resulta complicado y los matices
no son el punto fuerte de Trump. El congresista republicano Tom McClintock puso
de manifiesto lo que muchos pensamos: "Mejor asegurarnos de que estamos
preparados para vivir con el mercado que hemos creado. Esto va a llamarse
Trumpcare. Los republicanos lo poseerán en su totalidad y seremos juzgados en
las elecciones en menos de dos años".
Simply put, any policy proposal which drives up costs of Corona, tequila, or margaritas is a big-time bad idea. Mucho Sad. (2)
Por
su parte, el senador republicano Lindsey Graham se burló de los hábitos
tuiteros del propio Trump con un mensaje en la red social en el que calificaba
la guerra comercial con México como "mucho sad".
"En
pocas palabras: cualquier propuesta que suba los precios de la Corona, el
tequila o los margaritas es una muy mala idea. Mucho triste".
Incluso
el personal de Trump tuvo que pararle los pies con su absurda cruzada contra
México y los mexicanos, en la que un día Trump obliga al presidente mexicano a
cancelar una visita oficial y al día siguiente se pasa una hora al teléfono con
él comiéndole la oreja.
Trump
propuso volver a instaurar la tortura, pero los principales líderes
republicanos se cargaron esa idea. El senador John Thune afirmó este miércoles
que la prohibición de la tortura era una ley establecida y que los republicanos
en el Congreso se opondrían a restaurarla. El propio secretario de Defensa de
Trump opina lo mismo. Después de proclamar por todo lo alto su nueva política
de tortura, Trump cedió dócilmente a que esas medidas pasen antes por sus
asesores de defensa.
Y
todo esto ¡en solo una semana! Ya hasta los jueces federales han empezado a
frenarle.
Hace
dos semanas, basándome solo en lo que vivimos durante la transición, escribí un
artículo en el que proponía la constitución de una comisión de impeachment,
como un comité paralelo que elabore un dosier para la destitución de Trump,
además de una campaña ciudadana para crear un movimiento público de impeachment.
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En
estas dos semanas, la organización Free Speech for People ya ha lanzado una
campaña ciudadana para destituir a Trump. Hasta el momento, más de 400.000
personas han firmado la petición.
El
grupo bipartito Citizens for Responsibility and Ethics in Washington (CREW)
también ha llevado a cabo una profunda investigación. Varios expertos legales
asociados al CREW han presentado un detallado informe legal que documenta las
diferentes formas en que Trump está violando la cláusula de elegibilidad
(Emoluments Clause), que prohíbe que un presidente se beneficie de las acciones
de gobiernos extranjeros.
Existen
muchos otros motivos para el impeachment, como por ejemplo el hecho de que
Donald Trump pone sus intereses comerciales por delante de los del país y su
extraña y oportunista alianza con Vladimir Putin, lo cual raya en la traición.
Menos conocida que la Emoluments Clause es la ley STOCK de 2012, que prohíbe
explícitamente que el presidente y otros funcionarios se beneficien de la
información que no es pública.
Los
republicanos pensaron en un principio que podían usar a Trump para fines
republicanos. Pero Trump no es republicano.
Obviamente,
el impeachment es un proceso político así como legal. Los Padres
Fundadores lo diseñaron así de forma deliberada. No obstante, después de una
semana en el cargo, Trump no solo ha abandonado la Constitución, sino que sus
aliados también le están abandonando a él.
Pese
a sus repulsivas rarezas, los republicanos pensaron en un principio que podían
usar a Trump para fines republicanos. Pero Trump no es republicano: lo demostró
con su abrazo a Putin y con su promoción de una guerra comercial a nivel
global. Es fácil imaginarse la alarma y el terror que los republicanos estarán
expresando en privado.
En
1984, el psiquiatra Otto Kernberg describió una enfermedad conocida como
Malignant Narcissism (narcisismo maligno). A diferencia del narcisismo
convencional, esta tipología se considera una patología severa.
Se
caracteriza por una ausencia de conciencia, una grandiosidad y una búsqueda de
poder patológicas y un placer sádico por la crueldad.
Dado
el claro peligro que supone para la república y para los republicanos, el impeachment a
Trump ocurrirá. Queda por saber cuál será la próxima gran catástrofe a la que
se enfrente América.
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