Tapachula Chis; Juan Manuel
trinidad .- Los vientos registrados en las áreas de montaña dedicadas a la
siembra del aromático grano ponen en peligro la floración de las plantaciones
en las 140 mil hectáreas dedicadas al cultivo, por ello el Centro de
Agroecología San Francisco de Asís recomendó a los productores a implementar
nuevas alternativas ante las afectaciones del cambio climático.
Es una especie de las tierras altas
con un período de floración que es marcadamente susceptible al exceso de tiempo
lluvioso. Las plantas continúan su desarrollo vegetativo durante la temporada
seca, pero entran en plena floración dentro de unos cuantos días o semanas
después de que se ha iniciado la temporada de lluvias. Más o menos el 60% del
gasto requerido en la producción de café, lo constituye el costo de la
recolección de las cerezas; consecuentemente, una sola cosecha anual como la
que se podría obtener en las áreas que tienen una temporada húmeda, es menos
costosa para el productor, que dos cosechas anuales en aquellas áreas que
tienen dos períodos cortos de lluvia.
El Director del Centro de
Agroecología San Francisco de Asís, Jorge Aguilar Reyna, afirmó que cada vez
más el cambio climático afecta al sector cafetalero y es que a inicios del año
se han presentado rachas de viento a consecuencia de los frentes fríos, por lo
que temen que en caso de que incrementen su fuerza e intensidad pueda impedir
que se cumpla la etapa de floración en la plantaciones de alta calidad ubicada
en la Sierra – Soconusco.
Dijo que si los vientos son más
fuertes pueden dañar la floración que se ha comenzado a presentar luego de la
caída de las lluvias atípicas registradas en la zona alta de los municipios
productores, por lo que al no cumplirse esta etapa, no habrá yema, ni fruto y
por ende ni producción.
Señaló que por ello mencionó para
enfrentar el cambio climático se ha recomendado a los productores implementar
una alternativa denominada “cambios de adaptación” y la más recomendable es la
agricultura bajo sombra, la cual proteja de vientos y de sequía que son los
principales efectos que se mermado la producción en los últimos años.
Enfatizó que hacer un manejo
agroecológico permitirá a los productores protegerse de las afectaciones por el
cambio climático, entre las medidas que se recomiendan, es sembrar bajo arboles
rompe vientos, el uso de fertilización orgánica y evitar siembras bajo sol, ya
que según estudios de expertos señalan que los meses de enero y febrero es el
periodo cuando mayor es el impacto negativo que sufren las plantas por la
sequía.
Para finalizar mencionó que las
zonas de agricultura tropical son las más expuestas al cambio climático, son
donde más daño se presentan, tanto económico, migración y de cosechas perdidas
pueda presentarse, por ello es importante que los productores implementen
alternativas de adaptación.
El café se cultiva en lugares con
una precipitación que varía desde los 750 mm anuales (7.500 m3/ha) hasta 3000
mm (30.000 m3/ha), si bien el mejor café se produce en aquellas áreas que se
encuentran en altitudes de 1200 a 1700 metros, donde la precipitación pluvial
anual es de 2000 a 3000 mm y la temperatura media anual es de 16ºC a 22ºC. Pero
aún más importante es la distribución de esta precipitación en función del
ciclo de la planta. Podemos decir que el cultivo requiere una lluvia o riego
abundante y uniformemente distribuida desde comienzos de la floración hasta
finales del verano para favorecer el desarrollo del fruto y de la madera. En
otoño sin embargo es conveniente un período de sequía que induzca la floración
del año siguiente.
Los cafetos jóvenes deben tener
sombra continua desde la época en que se les trasplante, consecuentemente,
resulta necesario trasplantar los árboles de sombra con uno o dos años de
anticipación. El espaciado que se da a los cafetos se determina
principalmente por la altitud de la plantación. La distancia comúnmente usada
en la siembra del café arábigo es de 2,0 x 2,5 m, lo cual da más o menos 2,000
árboles por ha. Otro método de siembra consiste en el doble trasplante al
principio. Después los árboles alternos se eliminan cuando empiezan a resultar
demasiado aglomerados y los rendimientos empiezan a bajar.
La densidad de plantación influye,
según estudios recientes, en las propiedades físico – químicas del suelo
modificándolas en gran medida. Así al aumentar esta densidad, se incrementa el
pH del suelo, el Ca, Mg y K intercambiables, el P y carbón orgánicos disponibles,
y se reduce el Al disponible. Incrementando la superficie cubierta por los
árboles, decrece la erosión del suelo por las lluvias, disminuye el lixiviado
de nutrientes, y en general, el ciclo de nutrientes en el suelo se ve
favorecido, afectando todo ello al mejor manejo de la plantación.
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