Cena de Navidad
Fue Salvador Díaz
Mirón quien en su poema Asonancias
advirtió que nadie debe gozar de lo superfluo mientras alguien carezca de lo
estricto, máxima que en todo tiempo, pero más en esta época, cuando el
consumismo empodera más que nunca la cena de Navidad. Duele y mucho en México,
donde unos pocos disfrutan sin merecerlo en tanto la mayoría, irritada y
silenciosa, padece.
Millonarios con
fortunas siempre cuestionables, políticos, disfrazados de funcionarios que
dicen ayudar al pueblo, condenados por sus abusos escandalosos –ver
aguinaldos--, comerciantes sin escrúpulos y, entre otros sanguijuelas que
gustan vivir de los demás, integran un país que parece ir cada vez más a la
deriva y que se refleja sobre todo en la tradicional noche buena, que no es
para todos.
Basta saber que
este diciembre el Presidente de la Suprema Corte de la Nación y los magistrados
del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, los encargados de
impartir justicia en el país, recibieron ya casi 585 mil 500 pesos de
aguinaldo, ese derecho laboral que es burlado a la mayoría de los trabajadores
comunes que suman millones de empobrecidos mexicanos. De acuerdo con el
Presupuesto de Egresos 2016, cantidades aproximadas han correspondido al
Presidente de la República, miembros de su gabinete y legisladores que, ante el
escándalo, han optado, según su dicho, en donar bonos sustanciosos a
fundaciones surgidas para ayudar al prójimo en desgracia, cuando son recursos
que a través de los impuestos son del mismo pueblo.
Dice el encabezado
de un jornalero diario con fecha reciente que “Regalará el gobierno de la CDMX
15 mil cenas en Navidad”, pues sólo que salgan de los Bisquets de Obregón,
frecuentemente relacionados con el jefe capitalino, Miguel Ángel Mancera,
porque ese supuesto regalo proviene también de lo que pagan los contribuyentes
al fisco para que de éste vivan los funcionarios al servicio de inmobiliarias
que han destrozado y encarecido a la capital de la República.
Ah, pero eso sí, a
cambio de trabajo bien remunerado el gobierno ha decidido continuar con su
política social, que consiste en aumentar los comedores comunitarios en los que
la comida cuesta 10 pesos, establecimientos que además de indignantes por
marcar a mexicanos en categorías, resultan insuficientes en una ciudad
caracterizada por el desempleo y la delincuencia a que en muchos casos obliga
la necesidad ya que, como reconocen los que hacen que gobiernan, el kilo de
aguacate vale 40 pesos y el salario mínimo es de apenas 80 pesos al día, la
mitad del precio a que se vende un kilo de carne, de ahí que el minisalario
mexicano se ubique por debajo de los umbrales aceptados de pobreza.
Por cierto, Oxfam
México es parte de un movimiento global que trabaja en 94 países a favor de
construir un futuro libre de la injusticia. Uno de sus más recientes informes
titulado “Desigualdad extrema en México. Concentración del Poder Económico y
Político”, habla de un país inmensamente rico con millones de pobres en el que
la fortuna de unos cuantos sigue expandiéndose, lo que hace que el país se
encuentre entre los 25 menos equitativos del mundo y uno de los dos países más
desiguales de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico
(OCDE).
Por tanto, dice el
estudio, el tema de la desigualdad extrema se debe poner en la agenda del
debate nacional por razones éticas, políticas y económicas. Y es que las
condiciones de desigualdad en el país son tales que el 1 % de la población
posee el 43 % de toda la riqueza en México. De hecho, destaca, el número de
multimillonarios no ha crecido en los años recientes. Sólo son 16. Lo que sí ha
aumentado y en qué forma, describe el IMCO, es la importancia y magnitud de sus
riquezas y si en 1996 equivalían a 25,600 millones de dólares, 20 años después
–que son nada—asciende a 142,900 millones de dólares –la mitad corresponde a
Carlos Slim--.
Forbes, la revista
estadounidense especializada en finanzas, enfatiza que México es la economía
número 14 en el mundo, aunque figura entre los que impera la mayor
concentración del ingreso, es decir, donde los ricos se hacen más ricos al
gozar de privilegios y de un régimen fiscal muy favorable, lo que se traduce en
que los hogares pobres pueden terminar pagando, en forma de impuestos, más que
los primeros. Peor aún, señala el análisis con base en la investigación de
Oxfam, la tasa de pobreza extrema para la población hablante indígena es casi 4
veces más alta que la de la población en general.
Muestra de la
desigualdad en nuestro país es que mientras el pago de colegiaturas y
transportación a escuelas privadas es deducible de impuestos, el 48 % de las
escuelas públicas carecen de acceso a drenaje, 31 % no cuentan con agua
potable, 12.8 % de baños o sanitarios; en el 61.2 % de ellas los alumnos no
tienen acceso a un equipo de cómputo que sirva y 80 % de los estudiantes no
tienen internet, lo que los pone en claras desventajas con los riquillos.
Además, si bien
suele asociarse el incremento de la violencia en varias regiones del país por
la guerra emprendida desde 2006 por el presidente panista Felipe Calderón
Hinojosa contra los cárteles de la droga, los niveles de actividad criminal y
de homicidios en México –subraya la
investigación—se asociación de manera significativa con bajos niveles de
educación entre los jóvenes y con altas tasas de desempleo juvenil. Esto
resulta aún más claro, agrega, en las zonas urbanas, en donde la concentración
juvenil con pocas oportunidades de estudiar o trabajar suele traducirse en
mayores niveles de violencia y criminalidad.
Cierto es que a la
desigualdad se le conoce desde hace mucho. Por eso es que el poeta mexicano
mencionado al principio la aludió con preocupación al decir que “nadie debe
gozar de lo superfluo mientras alguien carezca de lo estricto”, sentencia que
cobra mayor fuerza en estos tiempos decembrinos en los que unos pocos pagan
miles de pesos por una cena personal y entre deseos de una ¡Feliz Navidad!,
mientras más de 7 millones de mexicanos sufren hambre, 55.3 millones viven en
la miseria y de esta cifra el 20.6 % se encuentra en la pobreza extrema.
DESDE EL CENTRO
Cuentan que el
caldero político en Nayarit va en aumento con la renuncia de Raúl Mejía a la
dirección de Firco, el Fideicomiso de Riesgo Compartido de la SAGARPA, con el afán de cumplir su sueño de ser
gobernador por el PRI, deseo que también obsesiona al senador y líder de la
CNC, Manuel Cota Jiménez, así como a otros priistas…Luis Tovar de la CODUC
capitalina demandó un programa emergente en la Ciudad de México para hacer
rentable la actividad agropecuaria que se realiza todavía en siete delegaciones
con actividad rural; esto es con el fin, dijo, de atender a los migrantes que regresarán
al país si se cumplen las amenazas del presidente electo de los Estados Unidos,
Donald Trump… Imposible dejar de solidarizarse con los afectados por la
tragedia de Tultepec… Mikel Arriola sólo gana aplausos y felicitaciones por las
mejoras con el IMSS Digital.
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