La
Visitaduría de la PGR pidió investigar al 27 Batallón de Infantería. Por
órdenes presidenciales, la indagatoria fue frenada, revela la periodista Anabel
Hernández.
Por: Redacción AN noviembre 25, 2016
5:09 pm
Militares del 27 Batallón de Infantería
operaron -por órdenes de un capo- para recuperar un cargamento de heroína, con valor estimado de 2
millones de dólares, el cual estaba oculto en dos autobuses tomados por los
normalistas el 26 de septiembre 2014, revela el
libro La verdadera noche de Iguala.
Con base en entrevistas con un
narcotraficante clave de Guerrero y otros testimonios directos, la periodista Anabel
Hernández -autora
de la obra-, amplía y profundiza lo que había expuesto previamente en la revista Proceso, sobre cómo dicho batallón tomó
el control de Iguala durante
las horas en las que desaparecieron 43 jóvenes de la Normal Rural Raúl Isidro
Burgos, cuyo paradero
aún es incierto.
Hernández obtuvo un documento de la PGR, hasta ahora oculto, en el que la Visitaduría General de la institución instruye que se investigue al 27 Batallón de Infantería. Por órdenes presidenciales, la investigación fue frenada, señala la periodista.
Hernández obtuvo un documento de la PGR, hasta ahora oculto, en el que la Visitaduría General de la institución instruye que se investigue al 27 Batallón de Infantería. Por órdenes presidenciales, la investigación fue frenada, señala la periodista.
El visitador que elaboró esa “evaluación técnica
jurídica”, César Alejandro Chávez Flores, se vio obligado a presentar su
renuncia a la Procuraduría en septiembre
pasado.
El documento de la PGR, en poder de la
reportera, establece: “Se instruye… que se amplíe la investigación respecto
al Capitán José Martínez Crespo con
la finalidad de que se averigüe sobre las imputaciones que se le han hecho en
relación a sus posibles vínculos con la delincuencia organizada y cuyo resultado sea remitido a la
Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada
(SEIDO)”.
Además, instruye a valorar posibles “conductas omisas en que pudo haber incurrido
personal de Sedena del 27 Batallón de Infantería, con sede en Iguala,
Guerrero”, para que “de
contar con datos y elementos de prueba suficientes se amplíe la investigación
respecto de posibles
ilícitos que se les pudiesen atribuir, como podría ser Encubrimiento, o del
Abuso de Autoridad o de cualquier otra circunstancia indebida en el ejercicio
de sus funciones”.
Si el caso Ayotzinapa cimbró al país, La verdadera noche de Iguala representa
prácticamente otra sacudida de gran calado.
La colaboración de los militares con el
narco queda al descubierto en el libro:
“La noche del 26 de septiembre de 2014
le informaron a un narcotraficante con un importante nivel de operaciones en
Guerrero, quien se encontraba en Iguala, que estudiantes de la Normal de
Ayotzinapa iban a bordo de dos autobuses en los que se ocultaba un cargamento
de heroína con un valor de al menos dos millones de dólares; los
normalistas ignoraban que viajaban con la preciada carga y que su destino
estaba ligado a ella.
“Aunque el capo
estaba acostumbrado a traficar varias toneladas de heroína, la cantidad que
transportaban los autobuses no era menor y no se podía permitir ese robo aunque
fuera accidental; si lo toleraban, se perdería el orden en la plaza.
“‘Si se mata
por veinte mil dólares, ¿por dos millones? Es una manera de operar. La
recuperación de la mercancía era un tema de dinero y un tema de autoridad, si
se permitía ese robo después habría más’, explicó un informante de credibilidad
comprobada, con quien se sostuvieron varias reuniones a lo largo de quince
meses durante esta investigación.
“El narcotraficante
en cuestión tenía al menos ocho años trabajando en la entidad; primero como colaborador
de Arturo Beltrán Leyva, con el que traficaba droga a Estados Unidos
—no como un subalterno sino como un socio minoritario que con el tiempo
adquirió más poder, aunque logró mantener un perfil discreto—, pero su nombre
nunca se ha mencionado en las causas penales de otros integrantes de ese
cártel, como Édgar Valdez Villarreal, Gerardo Álvarez Vázquez o Sergio
Villarreal Barragán.
“En 2009,
cuando ultimaron a Arturo Beltrán Leyva en Cuernavaca, el capo decidió seguir
con sus propias operaciones usando Guerrero como base: para el control de
la zona tenía
en su nómina a militares del 27 y 41 Batallones de Infantería, policías
federales, policías ministeriales de Guerrero, policías federales
ministeriales, policías municipales de Iguala y diversas autoridades de los
municipios cercanos, así como en la sierra donde se siembra la amapola y se
procesa la heroína.
“Cuando le
reportaron la pérdida de su valiosa carga, el capo habría
hecho una llamada al coronel de infantería José Rodríguez Pérez, comandante del
27 Batallón, para pedirle que recuperara la mercancía a como diera
lugar. El Ejército era
la fuerza de seguridad que tenía mayor autoridad en la ciudad; tal vez el
narcotraficante no dimensionó la magnitud del operativo para
recobrar la droga.
“‘Quien encabezó
la operación para rescatar la droga fue el mismo Ejército‘, señaló la
fuente de información enterada de los hechos.
“Los peritajes
de balística obtenidos para esta investigación, así como la mecánica de hechos,
apuntan a que los
autobuses Estrella de Oro 1568 y 1531 eran los vehículos cargados de droga, que
fueron blanco de los ataques de esa noche: detuvieron al primero en el
cruce de Juan N. Álvarez y Periférico Norte, y
al segundo en la carretera Iguala-Mezcala, a la altura
del Palacio de Justicia, con ayuda de la policía municipal de Iguala,
Huitzuco y Cocula, así como de la Policía Federal y la Policía Ministerial de
Guerrero.
“De acuerdo con
esta versión, en el momento en que los militares rescataban la droga de los
autobuses, los normalistas a bordo se habrían dado cuenta de lo que estaban
extrayendo de los compartimientos, imprevisto que detonó
súbitamente la necesidad de desaparecerlos para no dejar testigos”.
La verdadera noche de Iguala indica que el narcotraficante sólo
buscaba recuperar la mercancía y “dejaron todo en manos de los militares”.
“Ningún cártel de la droga incendia su propia plaza… es absurdo”, indica la periodista a Aristegui
Noticias.
Otro aspecto que destaca la obra es que
“en Guerrero opera una red de colusión entre choferes de autobuses de pasajeros
y diferentes grupos criminales para mover la droga; habitualmente el negocio
funcionaba sin contratiempos gracias a la corrupción que lo protegía”.
En medio de la confusión que reinaba
aquella noche de septiembre 2014, uno de los choferes de los autobuses tomados
por los normalistas fue a dar a la casa donde operaba el narco. La famosa “casa
blanca” en Iguala que apuntó un informe del Grupo
Interdisciplinario de Expertos Independientes.
De acuerdo con el GIEI, el chofer
reveló: “Al llegar me sentaron entre dos policías encapuchados y salió un señor
con camisa blanca y pantalón negro, el cual se veía con el cuerpo de una
persona que hace ejercicio” (de unos 40 años), y quien dijo ‘¿quién
chingados es este cabrón?’. Los policías le dijeron es el chofer del
autobús, y dijo el señor ‘pues llévenselo también ya saben dónde’, y se fue
caminando hacia su camioneta, la cual no pude ver bien, y les gritó: ‘Déjenlo
que se largue’”.
“La descripción física del “señor” que
hace el chofer coincide justamente con la del capo antes mencionado, el
mismo que habría solicitado el apoyo del Ejército para recuperar la heroína“,
apunta el libro de Anabel Hernández.
Supuestamente, este personaje clave
desconoce el paradero de los 43.
La reportera obtuvo además una copia
del dictamen de balística de la Fiscalía de Guerrero-la primera en
encargarse de las investigaciones del caso Ayotzinapa-, la cual establece que se encontraron cartuchos que corresponden al calibre
de las armas que esa noche solo portaban los elementos del 27 batallón y
producidos por la fábrica de armas de la Sedena.
El ataque a los normalistas, apunta el
libro, se concentró en el autobús Estrella de Oro 1568 y en el de Castro Tours.
“Cabe señalar que tanto los dos
camiones Estrella de Oro como el de los jugadores (los Avispones de
Chilpancingo, también atacados) eran de color blanco con franjas verdes… Los
tres son casi idénticos y no había manera de diferenciarlos: esa descripción de
los vehículos es lo único que justifica el fuego a granel contra el autobús que
transportaba a los deportistas”.
Antes de salir del país en abril
pasado, el GIEI urgió al gobierno federal y a la PGR que
investigaran a los militares de Iguala y a la Policía Federal: “La PGR deberá requerir la documentación militar
relevante, sobre los sucesos de la noche del 26 y 27 de septiembre de
2014, misma que no se ha incorporado a la investigación. También deberá
requerir los planes locales de seguridad, reportes, convenios, competencia de
las distintas autoridades de seguridad que muestren los procedimientos de
actuación. Así como la actuación de las diferentes corporaciones en
función de dichos planes de actuación. La PGR debe recuperar evidencia de
videos de C4 y otros que no se encuentran en el expediente, incluyendo el
material fotográfico tomado por el militar de inteligencia del escenario del
Palacio de Justicia”.
Además indicó que debería “investigar
posible traslado de estupefacientes“, con el fin de conocer “las rutas
utilizadas para el traslado de heroína hacia Estados Unidos, el medio de
transporte utilizado. Si los propietarios de los medios de transporte son
empresas, indagar sobre los propietarios, accionistas, socios…”.
Y sentenció: “Es necesario agotar todas
las declaraciones testimoniales… que aún no se han realizado (…). Deben
realizarse las
entrevistas a integrantes del 27 Batallón de acuerdo con las
preguntas propuestas
por el Informe
Ayotzinapa II“.
La recomendación sigue sin cumplirse.
Este libro, publicado por Penguin
Random House, a través de su sello Grijalbo, se difunde a partir de la próxima
semana y se presenta el 1 de diciembre en la Feria
Internacional del Libro de Guadalajara.
Aristegui Noticias publica un adelanto de La verdadera
noche de Iguala, y dos notas informativas
complementarias:
EPN ordenó
ocultar investigaciones contra Zerón y el Ejército por caso Ayotzinapa
“La verdadera noche de Iguala”, la historia que se ha querido ocultar #PrimerosCapítulos
“La verdadera noche de Iguala”, la historia que se ha querido ocultar #PrimerosCapítulos
Avance de La
verdadera noche de Iguala:
https://es.scribd.com/document/332299734/La-Verdadera-Noche-Capitulo-Final-Corregido-1?secret_password=TWY71LOhAuBch2R0P5gu#from_embed
https://es.scribd.com/document/332299734/La-Verdadera-Noche-Capitulo-Final-Corregido-1?secret_password=TWY71LOhAuBch2R0P5gu#from_embed
No hay comentarios.:
Publicar un comentario