Por:
Gonzalo Egremy
DROGAS ENTRE
HETAIRAS
*Senador Melgar se reúne con Prensa.
.
- El consumo de alguna clase de alcaloide entre las mujeres y hombres dedicados
al oficio más antiguo del mundo en esta zona, ha ido en aumento.
Desde
de la más popular, cocaína, así como la considerada “corriente”, la marihuana,
es de uso “normal” en esta ciudad y en casi toda la región.
Así
lo reportan organismos médicos privados, sociales, defensores de derechos
humanos y quienes brindan ayuda en la rehabilitación de enfermos.
Quien
esto teclea, entrevistó a algunas mujeres dedicadas al oficio más antiguo en
los cuatros puntos cardinales de la ciudad.
La
historia de cómo llegan a ese “trabajo”, en el 89 por ciento, tiene un patrón:
provienen de familias disfuncionales; originarias, la inmensa mayoría de algún
país centroamericano; su madre fue o es “soltera”; no conocieron a su
progenitor y sufrieron violencia intrafamiliar desde la niñez.
El
lenón o proxeneta, aquí, les facilita un cuarto para dormir, algo de comida,
baños y sanitarios, así como ropa nueva “sexi” y zapatillas altas.
El
pago por “esa
ayuda”,
es obvio: “Las
obligan a prostituirse, a consumir cocaína (que tienen que pagarla) y ofrecer
la droga a los clientes”.
Hasta
hace unos años, después de que entrara en vigor la Ley de Trata para fines de
prostitución, en la mayoría de las cantinas, las jovencitas al ritmo de música,
bailan completamente desnudas sobre las mesas.
Por
ello cobran 200 pesos por bloques de tres canciones y “con derecho a
que el cliente las pueda tocar sin abusar, pero no besarlas”.
Otras
jóvenes mujeres, cobran “el
rato con un cliente en uno de los cuartos denominados privado”, entre 500 y 700
pesos, dependiendo del bar o cantina, y la tarifa por “toda la noche” fuera del
cabaret, es de entre 1,500 y 2,500 pesos, más una comisión de “salida” de 500
pesos para “bar”.
El
pleno parque central de Tapachula y en las calles aledañas, desde la central
poniente hasta la 11a calle poniente y entre 6a. Avenida a la 12
avenida norte, casi un centenar de chicas de todas las edades, ejercen la
prostitución sin ningún obstáculo y a la vista de la misma policía municipal
que más pareciera que les brinda protección.
Otros
lugares son la 18ª calle oriente desde la 5ª avenida sur hasta la 9ª avenida
sur Par Vial; así como toda la 13ª avenida sur desde la 18ª calle hasta la 28ª
calle oriente.
Para
nadie aquí es secreto que las “sexoservidoras”, y los grupos de travestis u
homosexuales, se han establecido no sólo dentro de todas las áreas del parque,
abajo y alrededor del palacio, sino que utilizan las puertas de locales
comerciales y hasta de las viviendas para atraer a sus clientes, así como en
las direcciones anteriores.
“Thalía”
y “Yuri”, dos travestís que ejercen también la prostitución en las cercanías
del parque central Miguel Hidalgo, revelaron que “pagan” 300 pesos cada uno por
noche a la policía para que les permitan “trabajar”.
“Pero
sale para pagarle a la pinche policía, porque nuestros clientes son pocos pero
nos pagan bien por pasar un rato con nosotras”, refiere con ademanes remarcados
de supuesta femenina “Thalía”.
Sin
embargo, las mujeres que “laboran” en el primer cuadro de la ciudad, tienen una
tarifa “por un rato” de entre 200 y 300 pesos como máximo y llevan a sus
clientes a las pensiones, hospedajes, casas de huéspedes y hotelitos ubicados
cerca del parque Miguel Hidalgo, según se observó.
En
los denominados Plan Municipal de Desarrollo de las ciudades de Chiapas, no
existe una sólo mención sobre el tema y menos cómo atender esos fenómenos
sociales.
Existen
versiones que confirman que ese rubro es “una mina de oro” para quienes, desde
las direcciones de alcoholes, policía o salud pública municipal, manejan y
controlan el negocio negro en las ciudades.
Por
ley, le compete al ayuntamiento la vigilancia y control en la venta,
distribución y consumo de bebidas embriagantes, así como de los lugares, sean
estos con “variedad” con la presencia de mujeres como meseras o cocineras, que
al final de cuentas, en algunos centros, están en el “oficio”.
Personal
de algunos bares, cantinas, restaurantes, centros nocturnos, prostíbulos,
discotecas y demás negocio de giro negro, confiaron que sus patrones o dueños
de esos lugares, pagan una cuota semanal de entre 500 y mil pesos los inspectores
de los ayuntamientos o policías.
Añadieron
que, por ese acto de corrupción desde los ayuntamientos municipales, los dueños
de los negocios de giro negro trabajan “a sus anchas” con un sinnúmero de
sexoservidoras centroamericanas ilegales.
Luego
entonces, ni la prostitución, tanto de mujeres como de travestis, ni la
comercialización de drogas y mucho menos el consumo de alcaloides y enervantes,
tendrá freno por la corrupción, ¿no cree usted?
BISBISEO
El
Senador, Luis Armando Melgar Bravo, ofrecerá la tarde de hoy jueves, en
conocido salón de hotel del sur de la ciudad, una conferencia de prensa, en
donde tratará dos temas económicos importantes para la región//Salud.
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