∙ El Senador de
Chiapas reflexiona sobre los nueve puntos contenidos en la hoja de ruta para la
renovación y el relanzamiento del Sol Azteca
Comunicado
Para un
significativo sector del PRD y de la sociedad en general, la decisión de Carlos
Navarrete Ruiz de poner a disposición su cargo como presidente del Sol Azteca
es un acto de valor que abre una enorme oportunidad de transformación al
principal partido de izquierda del país.
Sin embargo, el
debate dentro y fuera del PRD se ha centrado en dos temas: ¿Quién debe ser el
nuevo dirigente Y si ¿deben o no desaparecer las corrientes internas? A ambos
asuntos les llegará su tiempo, pero para el Senador de Chiapas y uno de los
principales aspirantes a la presidencia, Zoé Robledo, ni una dirigencia de
relevo generacional es garantía de transformación, ni el fin de las corrientes
es el único debate trascendente. Antes hay otra pregunta: Renovación, ¿para
qué?
—Desde tu
perspectiva, un cambio de cabeza, de rostro, no va a significar nada sino se
reflexiona sobre el rumbo que debe tomar el partido si quiere seguir siendo una
opción real de gobierno para la ciudadanía. ¿En qué sentido debe darse esta
reflexión?
—Esta renovación
tiene que ver con algo más amplio: La transición democrática mexicana. La
alternancia partidista y la restitución priista han producido gobiernos sin
crecimiento económico, sin igualdad, sin justicia, sin transparencia y sin paz.
Por ello, la transición democrática consolidará su ciclo cuando un partido de
la izquierda llegue a la presidencia de México y enfrente esos desafíos de
forma distinta. ¿Será el PRD ese partido? Sí, siempre y cuando decida
evolucionar en dimensiones que por años ha mantenido intactas.
—El Consejo
Nacional del PRD aprobó una hoja de ruta de nueve puntos para la renovación y
el relanzamiento. Partamos de estos puntos. El primero tiene que ver con ser un
partido de firme oposición y claras propuestas.
—Necesitamos un
programa comprehensivo y comprensivo de gobierno que contraste y que deje
claro: ¿Para qué quiere el poder y ¿cómo haríamos las cosas de manera distinta?
De otra forma, tendremos una colección de reacciones opositoras coyunturales
que, juntas, no configuran una alternativa de gobierno. Un partido opositor que
a cada protesta acompaña una propuesta.
—Los puntos dos,
tres y ocho de la hoja de ruta se refieren a acompañar, verificar, fortalecer y
coordinarse con sus gobiernos, legisladores y direcciones partidistas locales.
—Antes de crear
más burocracia y contralorías externas, habría que resolver qué filtros existen
para que alguien sea candidato del PRD. La vigilancia no evitará la cooptación
por parte del poder formal o informal ni evitará las tentaciones corruptoras.
Lo que sí puede hacerlo es un nuevo método de selección de candidaturas que
incorpore criterios de identidad ideológica, probidad de trayectoria,
viabilidad política y visión de futuro.
—En cuanto a las
alianzas…
—Sí, pero con la
izquierda. No hay nada más potente para la consolidación democrática mexicana
que la unidad de las izquierdas.
—Abrir el partido
a la sociedad, que también se haya en estos puntos, es uno de tus principales
planteamientos…
—El poder se puede
distribuir pero no reproducir. Darle poder a la ciudadanía supone restárselo a
la burocracia. Mi propuesta: 50% de candidaturas externas y elecciones
primarias abiertas.
—Sobre el relevo
generacional que te sitúa, lo quieras o no, entre los aspirantes con más
probabilidades de llegar a la dirigencias qué nos puedes decir.
—En el 2018 el 50%
de los electores tendrá menos de 30 años y habrá hasta 15 millones de
primovotantes. Acercarnos a ellos implica un impulso ochentero: Ser un partido
al que quieran regresar sus fundadores que rondan los 80 años de edad y, a la
vez, un partido que trabaje y construya con quienes nacieron después de 1980.
Un partido herramienta para las aspiraciones y causas de indiferentes,
indignados, anulistas, pensadores, creadores, emprendedores y fundadores.
—El punto siete
habla sobre ética y transparencia. Uno de los temas que más has abordado en
tribuna...
—Que el PRD sea el
partido de la transparencia en los hechos con un candado de honestidad: #3de3
como requisito para ser candidato y obligación para ser dirigente. Y
transparentar hasta el último centavo de los 905 millones de pesos de dinero
público que recibe anualmente.
—Finalmente, y
como último punto, se establece saber comunicar, a qué se refieren exactamente.
—Para recuperar la
atención perdida hay que incorporar a cada acción y mensaje una dosis de
impredecibilidad, osadía e innovación. Bien dicen que para hacer un buen caldo
de pollo, primero se necesita un pollo (o a veces un gallo).
Es claro que para el parlamentario chiapaneco, la renovación
de la dirigencia del PRD es la oportunidad de ir más allá. Es la oportunidad de
consolidar la transición democrática mexicana.
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