∙ El senador Manuel Cota Jiménez, presidente de la Comisión de
Agricultura y Ganadería, reconoció que no solamente la sequía degrada suelos,
sino también las actividades humanas
∙ Los desiertos afectan la vida y actividades económicas de 250
millones de personas en el mundo
(Boletín).- Frente al deterioro que sufren grandes
extensiones de suelos del país por la erosión que provocan cíclicamente los
vientos, los escurrimientos de agua --en particular durante la época de
lluvias—el sobre-pastoreo y la explotación intensiva de actividades agrícolas y
ganaderas, el Senado de la República propuso un punto de acuerdo mediante el
cual exhorta al Gobierno Federal y en especial a la Secretaría de Hacienda y
Crédito Público, para que se cree un organismo que podría denominarse “Comisión
Nacional del Suelo”, a fin de atender y emprender medidas de política pública
para contrarrestar este fenómeno progresivo en todo el país.
En un documento,
el presidente de la Comisión de Agricultura y Ganadería del Senado, Manuel Cota
Jiménez, solicitó al presidente de la Mesa Directiva del órgano legislativo,
Luis Miguel Barbosa Huerta, incluir en la agenda de análisis ante el pleno el
tema señalado, luego de un planteamiento que investigadores y técnicos del
Colegio de Postgraduados, encabezado por su director Jesús Moncada de la Fuente
y el investigador Manuel Anaya Garduño, sobre la gravedad del fenómeno de
erosión en dos terceras partes del país, que es necesario detener.
De acuerdo con
un diagnóstico del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, señala
el documento mencionado, el avance de los desiertos amenaza a la cuarta parte
de nuestro planeta, afecta a 250 millones de personas y pone en peligro los
medios de vida de más de mil millones de habitantes de alrededor de cien
países.
Regularmente las
zonas que presentan degradación, sufren reducción de los índices de
productividad, especialmente en regiones dedicadas a la agricultura intensiva y
a la ganadería de pastoreo. Estas condiciones afectan de manera importante a
familias marginadas de países que enfrentan serios problemas de pobreza.
Entre las causas
que originan la deforestación y el avance de las zonas áridas, no solamente se
menciona a la sequía, sino que la razón principal está en las actividades
humanas, como la siembra cíclica de granos básicos sin incorporar abonos orgánicos;
el pastoreo excesivo, la deforestación y la falta de agua. Como ejemplo de
ello, indica el estudio de la ONU, encontramos que alrededor de dos mil
millones de hectáreas de suelo del mundo, equivalentes al 15 por ciento de la
superficie territorial del planeta, se han degradado por causas humanas.
En México, en
cerca de 200 millones de hectáreas que tiene nuestro territorio, más de 142
millones se encuentran en proceso de degradación, lo cual contribuye al cambio
climático y a la severa y creciente escasez de alimentos. A esto debe añadirse
la pérdida de un millón 420 mil hectáreas de suelo en el país. Son siete
estados los que concentran el 50 por ciento del valor de la producción agrícola
nacional y todos presentan algunos procesos de degradación del suelo por
motivos de orden químico, hídrico, eólico y de tipo físico.
A pesar de esas que
en algunos estados se ha creado cierta conciencia sobre la necesidad de
mantener sustentable el uso del suelo, y de que se realizan obras de
conservación por parte de algunos particulares y muy pocas organizaciones, se
considera que las acciones en el sentido de la conservación de los suelos y
aguas, no han sido suficientes, no existe un organismo específicamente dedicado
a atender la problemática de la desertificación y la pérdida de suelos.
Si bien es
cierto que existe la Comisión Nacional Forestal, la Comisión Nacional de Zonas
Áridas, la Comisión Nacional del Agua, prácticamente ninguna tiene en
específico acciones orientadas a evitar la pérdida de suelo ni sobre su
recuperación donde se ha perdido.
Por todo lo
anterior, el punto de acuerdo propuesto por el senador Manuel Cota Jiménez,
quien además es el dirigente de la Confederación Nacional Campesina, está
orientado a plantear al Gobierno Federal la creación de la Comisión Nacional
del Suelo, en el marco de la Ley de Desarrollo Rural Sustentable. Y de la Ley
General de Desarrollo Forestal Sustentable y otros ordenamientos jurídicos en
lo referente a la conservación, rehabilitación y aprovechamiento adecuado del suelo.
El legislador
cenecista puntualizó que la presente propuesta tiene como finalidad la
conservación y sustentabilidad del suelo, alineada con el propósito de progreso
económico de quienes forman parte de los estratos sociales más marginados y
débiles, que son, además, los afectados de forma directa por el problema de la
desertificación y degradación de las tierras, en función del nivel de
degradación del suelo.
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