∙ Cada ejidatario, comunero o
propietario, podrá construirse un invernadero para producir alimentos
indispensables, contar con empleo y tener ingreso seguro
∙ Hay ejemplos palpables de proyectos
exitosos en Milpa Alta (DF), Oaxaca y Michoacán
(Boletín).- Ingenieros agrónomos egresados de la Universidad Autónoma Metropolitana,
promueven un modelo de invernadero con estructura de madera, fácil de construir
y muy económico, propio para regiones donde campesinos ejidatarios, comuneros y
pequeños propietarios catalogados en pobreza extrema o pobreza en general,
puedan cultivar al menos sus alimentos consuetudinarios, sobre la base de que
prácticamente todos poseen de manera individual una o dos hectáreas que
cultivan pero con rendimientos muy bajos.
El presidente
de la Asociación Nacional de Ingenieros Agrónomos (ANIA) de la Universidad
Autónoma Metropolitana, Javier Martín del Campo Moreno, señaló al respecto que
existe información oficial de que el 65 por ciento de los productores de maíz y
frijol en el país, realizan su actividad para autoconsumo, con el resultado de
que viven en un estado de pobreza lamentable por efecto de la nula protección
contra fenómenos naturales y, sobre todo, por la falta de proyectos productivos
novedosos y factibles de llevar a la práctica.
Estos
productores, dijo, desconocen que un pequeño espacio de 500 metros cuadrados,
puede proveerles de alimentos todo el año, además de que es posible encontrar
una forma de empleo permanente y un ingreso seguro para ofrecer oportunidades
de estudio a los hijos de la familia.
En México el
promedio de superficie ejidal, comunal y de pequeña propiedad anda entre 2 y 5
hectáreas, las cuales se cultivan en condiciones convencionales con maíz,
frijol, algunas hortalizas y legumbres, lo cual se realiza con todos los
riesgos naturales de sequías, heladas, granizadas o exceso de lluvias. Los
daños parciales o totales son recurrentes, por lo que se considera, a simple
vista, que superficies de ese tamaño no son suficientes para mantener a las
familias de 5 o 6 miembros. Desde 2008, añadió, este gremio agronómico –que es
una asociación civil sin fines de lucro-- inició un taller de capacitación para
todo tipo de personas con el lema: “Tú lo puedes hacer. Construye tu
invernadero”.
El taller ayudó primero a productores
de Milpa Alta, D.F., Oaxaca, Puebla y Michoacán. Fue una respuesta a problemas
reportados por la Asociación Mexicana de Constructores de Invernaderos que, en
2007, señaló que la mitad de los invernaderos entregados por el gobierno
federal estaban abandonados por falta de organizaciones sólidas y vaivenes en
los mercados de frutas y hortalizas, descuido en el flujo financiero y falta de
asesoría en aspectos productivos, de distribución, promoción y
comercialización.
El curso - taller se ha impartido durante
seis años, y en ello ha tenido mucho que ver la labor del
ingeniero Fernando Abúndiz, quien construye invernaderos y capacita a
técnicos y productores del Programa de Estrategia de Desarrollo Rural Hortícola
del Estado de Morelos y del Programa
Estratégico de Seguridad Alimentaria (PESA), de la Organización de Naciones
Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
También destaca el trabajo del
ingeniero Javier Cruz Loaeza, quien apoya a agricultores de la Sierra de Oaxaca
para construir sus propios invernaderos, sin recursos del gobierno, utilizando
maderas de la región. Gracias a esos invernaderos, sus propietarios producen
tomate rojo y verde, así como germinados de granos para ganado vacuno y
caprino.
En una primera etapa, añadió, la promoción
podría estar dirigida a productores que cuenten con agua de manera cercana a
los invernaderos. Y más adelante los proyectos productivos podrán extenderse a
modelos para la captación de agua de lluvia, que sería la parte complementaria
para llegar a crear una infraestructura con instalaciones para captar el agua
que cae del cielo y cerrar el círculo de producción agrícola y disposición
permanente de agua. Todo ello, a costos extraordinariamente bajos y factibles
de realizar, apuntó el ingeniero Martín del Campo.
Con la experiencia acumulada durante
seis años, finalizó, ANIA solicitó audiencia con el subsecretario de Desarrollo
Rural de Sagarpa, Juan Manuel Verdugo, a quien le propusieron un programa
piloto. De aprobarlo, Sagarpa ahorraría entre 40 y 60 por ciento de los costos
de programas similares, lo que permitiría contar con invernaderos construidos
por los productores, con aportación de madera, mano de obra y se harían
responsables de la producción, del cuidado de sus invernaderos y equipos, “y
todos participaríamos en la lucha contra el hambre y en la promoción del
autoempleo”.
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