· Urge garantizar la
seguridad física y legal de quienes transitan por territorio mexicano.
Laura
Ruiz Espinosa.
Tapachula,
Chis; ENE. 30 (interMEDIOS).- Obispos de la Frontera Sur de México,
junto con los agentes de la pastoral de migrantes, reconocieron que migrar para
mejorar la vida es un derecho humano necesario para la búsqueda de condiciones
que permitan superar o proteger las necesidades básicas de la vida, a través de
la salud, alimentación, trabajo, educación y la familia, sin embargo, están en
contra de la indiferencia ante el drama de la migración en esta región.
El
Obispo de Cuautitlán, Monseñor Guillermo Ortiz Mondragón en rueda de prensa
lamentó el calvario que también padecen en el norte los mexicanos, en la
búsqueda de un trabajo mejor remunerado y que no ha servido para tomar
conciencia en la zona sur, sobre el sufrimiento de los hermanos
centroamericanos ante el drama de la pobreza y violencia se ven en la necesidad
abandonar su patria por mejorar su calidad de vida.
"La
iglesia no es indiferente a este drama, los constantes llamados del Papa y los
Obispos ante esta realidad son una voz a la conciencia de los cristianos y de
aquellos deben ofrecer respuestas eficientes a la sociedad ante la situación,
una voz lamentablemente no escuchaba, sobre todo, por quiénes con sus prácticas
criminales hacen más doloroso cada día el paso, de por si inseguro para los
hermanas y hermanos centroamericanos", declaró.
Sin
embargo, reconoció que las respuestas inmediatas son insuficientes ante el
fenómeno de la migración, ya que aparece como uno de los dolorosos síntomas de
la enfermedad social y económica, que también padecen los vecinos
centroamericanos; a lo cual recordarán a las autoridades su deber de asumir con
mayor seriedad el tema de la migración en todos los aspectos, pero
primordialmente garantizar la seguridad física y legal de quienes transitan por
territorio mexicano.
Ortiz
Mondragón subrayó que la Diócesis y las parroquias deben promover una
evangelización integral, para partir del reconocimiento de la dignidad de todas
las personas, atienda en especial cariño a los más débiles; instó a que
cualquier migrante debe ver en las comunidades católicas "una iglesia sin
fronteras, madre de todos", pues ninguna persona debe sentirse excluida
sólo por el hecho de venir de otro país. (iM rrc).
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