Por: Juan Manuel trinidad.
Tapachula Chiapas 26 de octubre.- La
frontera sur del país está abierta a todo. Por aquí anualmente ingresan cientos
de miles de personas procedentes de todo el mundo en forma indocumentada, la
mayoría de los cuales van en busca del “sueño americano”, sin que exista un
control o vigilancia de tipo epidemiológico que permita saber si éstos traen
algún padecimiento, pero el riesgo de ello es sumamente alto. En todo el mundo
existe temor por la epidemia de Ébola que ya se ha diseminado a muchos países,
entre ellos Estados Unidos y puede llegar a México.
El Instituto Nacional de Migración
(INM) tiene registrados el aseguramiento en los primeros ocho meses del año de
361 africanos, 25 de los cuales provienen de seis países en donde se ha
detectado esa enfermedad mortal: Guinea, Nigeria, Senegal, Sierra Leona y
República Democrática del Congo. Todos ellos ingresaron al país por la frontera
sur, como lo hacen a diario cientos de centroamericanos, al existir cientos o miles
de pasos de extravío por donde no pasa el que no quiere.
En los puentes internacionales o pasos
reconocidos por las autoridades de México y Guatemala, hasta el momento no
hemos visto que se haya instalado algún centro de atención médica que verifique
las condiciones en que llegan los visitantes legales, porque los que van de
paso entran por cualquier parte de los cientos de kilómetros de línea divisoria
invisible que tenemos en el sur. Realmente no existe un control en materia de
salud que realice una vigilancia epidemiológica efectiva. Es decir, estamos en
una zona de muy alto riesgo.
La Secretaría de Salud federal no ha
tomado en cuenta a la frontera sur y ni siquiera ha difundido cuáles pueden ser
las medidas preventivas para los casos de personas migrantes que pudieran venir
infectados y cruzar por esta zona. Los comunicados dados a conocer hasta ahora
no contemplan estrategias para el personal de la dependencia y menos la
existencia de una coordinación con el INM para que puedan actuar en caso de algún
contagio. Es más, a los responsables de las Jurisdicciones Sanitarias
fronterizas se les ha prohibido dar entrevistas sobre la preocupación existente
de la población por esa enfermedad, cuando debería ser al contrario para estar
prevenidos, no solamente por el Ébola sino también por la Chikungunya que
tenemos más cercana y es transmitida por el mismo mosco que provoca el dengue.
La dependencia asegura en sus
comunicados que en México no se tiene registrado ningún caso de infección por
el virus de Ébola y que cuenta con capacidad de diagnóstico, infraestructura
hospitalaria de alta seguridad y personal entrenado en la materia para atender
un posible contagio, sosteniendo que el Instituto de Diagnóstico y Referencia
Epidemiológicos (InDRE), tiene capacidad para confirmarlo, al ser un centro
para la prevención y control de diversas afecciones que podrían tener graves
impactos en la salud de la población. El problema es la falta de medidas
preventivas, que la gente conozca por lo menos los síntomas.
Asegura la dependencia federal que se
designaron unidades hospitalarias de referencia, pero solo el Centro Nacional
de Investigación y Atención a Quemados del Instituto Nacional de Rehabilitación
es el que cuenta con las características especiales para atender cualquier caso
que se llegara a presentar. Es decir, si en la frontera sur se detectara algún
enfermo con los síntomas, tendría que viajar más de mil kilómetros para ser
atendido.
Es lamentable que ante una crisis de
salud como la que se vive actualmente prácticamente en todo el mundo, no se
tomen las medidas preventivas necesarias en esta franja fronteriza sur, la de
más alto riesgo, por su porosidad y falta de vigilancia en todos los sentidos.
Ojalá que nunca llegue la enfermedad al país y si llega a ocurrir, que por lo
menos, nos agarre prevenidos.
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