(BOLETIN
COPARMEX).- Ante la grave
contaminación del río Texcuyuapan y las enfermedades que causa este problema
que acaba con el medio ambiente, personas altruistas del Grupo Joven Tapachula
que preside Alfonzo Renovales Marín, promueven diversas acciones de limpieza.
Destacó que en el marco de esas
actividades llevarán a cabo una reunión el día 30 de septiembre a las 6:00 de
la tarde en el auditorio del Club Joven Tapachula, en la 19ª oriente, entre 1ª
y 3ª norte.
“Es una reunión taller en la cual
invitamos a la población en general, directores de universidades, maestros,
prensa y a toda persona interesada en hacer algo por el río”, indicó.
Renovales Marín mencionó que el
objetivo de esta reunión es poder hacer algo para parar el alto índice de
contaminación que tiene el rio Texcuyuapan y que afecta a más de 100 familias
que viven en las márgenes del afluente.
Hasta el momento hay más d 100
personas dispuestas en apoyar y hacer algo por Tapachula.
Dio a conocer que son bienvenidas
asociaciones civiles, partidos políticos, estudiantes y población en general
que deseen unirse para buscar una solución a la problemática.
Para mayores informes pueden
comunicarse al teléfono celular 9621646604 y al correo alfonzorenovales@hotmail.com.
Se reúnen hoy activistas y
autoridades para salvar al río Texcuyuapan.
Ha comenzado a organizarse un
movimiento social con el objetivo de implementar una estrategia urgente para
entender la grave contaminación que aqueja al río Texcuyuapan en Tapachula, y a
que a la fecha ninguna autoridad ha hecho algo al respecto. Este movimiento se
catapultó gracias al amplio reportaje publicado por Diario del Sur en días
pasados, denunciando el codicio del afluente.
Alfonso Renovales Marín, creador de
un video publicado en redes sociales y promotor de la campaña “Salvemos el
Texcuyuapan”, exhorta a la sociedad tapachulteca a trabajar para frenar el
impacto negativo que padece el afluente y por ello convoca a las autoridades de
los tres órdenes de gobierno, asociaciones civiles, ambientalistas,
responsables de los distintos niveles educativos y público en general a
participar en dicha reunión para buscar una pronta solución.
Mencionó que será este 30 de
Septiembre a las 18:00 horas, en el auditorio del Club Joven de Tapachula
ubicado en la 19 Oriente, entre 1a y 3a Norte, donde se habrá de trabajar un
plan emergente para que no siga contaminando este río.
“Queremos
juntar todos aquellos que estén interesados en salvar el río para tener una
solución urgente, pues ya es tiempo que se haga algo”, expresó.
Y es que ante la falta de
intervención de las autoridades, sobre todo las implicadas en la preservación
del medio ambiente, nacen estas acciones de quienes si quieren a Tapachula y su
entorno natural, confiando en que habrá una excelente respuesta a la
convocatoria para este día.
Por ello, para quienes tengan
interés en asistir esta tarde, se da a conocer que el tema fundamental, sin
tintes políticos, es evitar más contaminación en el Texcuyuapan, pero también
planear una solución de forma inmediata.
LA
PROBLEMÁTICA
El río Texcuyuapan agoniza desde hace una década, cuando
sus aguas diáfanas comenzaron a tornarse en matices grisáceos. Desde los años
90, la inconsciencia social ha tomado como rehén a uno de los afluentes más
emblemáticos de la mancha urbana de Tapachula.
Este brazo de agua que nace en
el ejido El Triunfo, en la zona alta del municipio, se extiende por más de 14
kilómetros y atraviesa toda la columna vertebral de la ciudad y suburbios hasta
fusionarse con el río Cahoacán, que termina su trazo en el océano Pacífico.
Desde hace más de dos décadas
fueron apareciendo asentamientos humanos regulares e irregulares, que han
poblado zonas aledañas al caudal del afluente, cuya corriente en temporada de
lluvia se vuelve brusca, al grado de provocar desbordamientos, de los cuales se
han contado historias interminables de desgracias, colapso de puentes e incluso
daños materiales y humanos.
Sin embargo, las llamadas de
atención de la naturaleza poco parecen importar a las autoridades encargadas de
ejecutar programas ambientales y demográficos, pues en la actualidad son más de
170 colonias las que atestiguan el paso de las aguas del río Texcuyuapan y que,
por ende, etiqueta a dichas zonas como susceptibles de inundaciones.
LA
MAREA NEGRA
Para los habitantes y vecinos
de este afluente, las secuelas que pueda traerles vivir a expensas de un río
contaminado y peligroso en temporada de lluvia parece no importarles.
Los altos grados de
contaminación que presenta el Texcuyuapan dejaron de ser sólo un problema
social y ahora representan un severo riesgo para la salud de toda la población.
En la actualidad, las aguas que
algún día fueron claras se han convertido en negras y expiden hedores
insoportables en algunos sectores, ya que en él convergen decenas de drenajes.
Tal es el caso de la parte sur de la ciudad, donde comienzan a concentrarse
masas de contaminantes como tereftalato de polietileno, (plásticos y botellas),
desperdicios y objetos inservibles que son arrojados por la misma sociedad al
cauce.
Pero el problema no concluye
ahí, y sólo hablamos de una situación que podría tener solución.
Para Alfonso Renovales Marín,
activista tapachulteco, la verdadera preocupación radica en los niveles de
contaminantes que se acumulan en este río por residuos químicos y tóxicos, tales
como acetonas, cloroformos, productos químicos y biológicos que sin conciencia
alguna son vertidos al agua.
“Se necesita un plan integral
para poder rescatar al río Texcuyuapan, quizá los plásticos que flotan no
representen todo el problema, son parte de la tarea a hacer, pero lo que más
preocupa son los altos grados de contaminantes que puede haber en el agua y que
se necesita de especialistas para que determinen cuánto es el deterioro
ambiental y cómo se puede solucionar”, plática.
CUANDO
EL RÍO SUENA
Cuando el Texcuyuapan suena, su
voz emite cansancio, castigo y un grito de auxilio para todos. Baste con
caminar por las sendas de matorrales crecidos y piedras resbaladizas para
percatarse de la cruda realidad.
A simple vista, en el sitio se
observan aves de carroña en busca de especies muertas y vaya que las hay:
ratas, perros en estado de putrefacción, incluso peces que no tuvieron la
capacidad de volverse inmunes ante esta marea de contaminación que los mató.
El río no sólo es contaminado
por cuatro fábricas que arrojan sus tóxicos y sustancias al agua, también por
habitantes, la mayoría de asentamientos irregulares, que practican a diario la
caída libre de bolsas repletas de basura y desperdicios producidos en casa.
Incluso, por los sitios de
mayor densidad urbana, se observa cómo de las viviendas salen tuberías de PVC
que conectan con los drenajes improvisados de las viviendas y descargan aguas
negras hasta el río.
“Es que aquí no se va a lograr
nada, el río ya está muerto, está muy contaminado y nadie hará algo por
salvarlo, ya estamos acostumbrados a vivir así y la situación no tendrá ningún
remedio porque nadie nunca ha hecho nada por salvarlo”, exclama con entera
negatividad un habitante de la colonia Monroy.
Sin embargo, aún existen
personajes en la localidad que buscan revivir a un ancestral centinela de
Tapachula, por eso, en días próximos se reunirán esas voces para hacer eco ante
esta situación crítica.
La agonía del Texcuyuapan
terminó: o se muere o se salva.
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