DE PORRAS A DELINCUENTES
Vinicio Portela Hernández
Lo que aconteció el fin de semana pasado en el estadio del Atlas en
Guadalajara, Jalisco, es otra llamada de atención a las autoridades que han
dejado que los equipos de fútbol soccer se conviertan en uno de los mejores
distractores y por ello les dejan que hagan lo que se les pegue la gana a los
directivos, dueños y porras de estas empresas de espectáculo.
Las imágenes en la tribuna del estadio de los “rojinegros” son evidencia
irrefutable de la corrupción y complicidad que existe entre los dueños del
“pan-bol” y las porras, que ahora en la modernidad del balón-píe son conocidas
como “barras”, donde las bengalas, artificios pirotécnicos prohibidos por la
Liga Mexicana de Fútbol, se hicieron presente en todo lo alto del graderío
donde los aficionados a las Chivas las encendieron de manera de festejo.
Las autoridades de Jalisco saben que el clásico Chivas – Atlas es de alta
peligrosidad, tienen décadas de odiarse y la ciudad de Guadalajara está
dividida entre los colores: las rayas rojiblancas y el bicolor rojo y negro,
para nadie es un secreto de esa rivalidad, que cuando se encuentran en la grama
eso se convierte en un campo de batalla, donde no importa el lazo familiar sino
el tono de la casaca que utilizan.Si esta competencia férrea se dirimiera en la cancha y los aficionados
utilizaran el apoyo a sus equipos al compas de las porras y los vivas pues esta
contienda fuera sana, aún cuando se vendan miles de litros de cerveza al
interior de este espectáculo.
Lo malo, lo terrible del asunto es que una minoría, un grupúsculo de
sociópatas que se disfrazan de aficionados y semana a semana, partido a partido
se preparan para la guerra y las frustraciones terminan cuando en el anonimato
de la masa pueden hacer lo que quieran y un poco más.
Claro que el referente más inmediato de la violencia que se vive alrededor
del espectáculo del soccer lo tenemos en el pasado partido de entre las Chivas
y el Atlas, donde más de 30 policías fueron masacrados en una furia irracional
de los miembros de las barras.
Pero esta actitud sociópata no es exclusiva de las grandes ciudades de
México o de las más renombradas capitales del fútbol internacional, acá en
nuestra aldea, en la Tuxtlequita La Bella también se han dado muestra de la
barbarie en la que se conducen algunos miembros de las barras.
Hay que recordar, en noviembre del año 2013, un grupo de 176 integrantes de
la porra de Los Jaguares fue detenido en una playa en Cancún, pero estos
angelitos no habían ni entrado al partido y al calor de los tragos quisieron
arreglar sus rencillas entre las Barras de La Fusión y Los Invictos que ya se
traían ganas entre ellos.
Así que realizaron una campal en Playa del Niño en Puerto Juárez y la
policía de Cancún tuvo que intervenir para calmar a los rijosos por lo que
detuvo a 127 varones, 21 mujeres y aseguró a 28 menores de edad quien se
estaban dando hasta con las banderas de Los Jaguares, solo 26 de ellos tuvieron
que seguir el proceso en la Procuraduría de Quintana Roo y pagaron en promedio
15 mil pesos por armar la bronca.
Meses antes, en marzo de ese mismo año, miembros de la barra de La Fusión
causaron daños a siete vehículos que se encontraban en las inmediaciones del
Domo del Isstech, los porristas sin tener una causa justificable, como si
hubiera una, le dieron con todo a un vehículo Chevy (con placas DPG-1805), una
camioneta Escape (DRH-7961), un Civic (DRM-4270), un Optra (DPT-7346), un Tsuru
(DPB-6040), un Volkswagen Sedan (DPL-3967) y otro más de esa misma marca pero
modelo GT (DRH-7226).
Todo indica que en el traslado desde su punto de reunión en el Parque de la
colonia 24 de Junio hacia el Estadio Zoque los jóvenes realizaron estos actos
vandálicos. Hay que señalar que en este sito los miembros de La Fusión se
concentran de dos a tres horas antes de cada contienda y a plena vista de todas
las personas y en la vía pública se les puede ver ingerir bebidas alcohólicas e
inhalables por lo que al llegar al estadio muchos de ellos se encuentran bajo
los influjos etílicos y de drogas.
¿No me creen?, compruébenlo el día de un partido, se pueden acercar bajo su
propio riesgo a ese parque detrás de la Iglesia de San Juan o al que se
encuentra en la intersección de la Calzada al Sumidero y Libramiento Norte, y
ahora otro grupo se junta en la puerta norte de Parque de los Niños Héroes, y
con sus propios ojos se pueden dar cuenta de lo que escribo.
Sí aun así tiene alguna duda que las barras son un peligro para la sociedad
deben recordar que apenas unas semanas una buena parte de la porra de Los
Jaguares asaltaron con violencia una tienda Oxxo ubicada en la Calle Central y
Libramiento Norte donde saquearon ese centro de abasto, ya saben con puras
cosas de la canasta básica que un buen deportista necesita o sea cervezas,
botanas y cigarros pero los muy tarados se les olvidó que en esa tienda siempre
pasan por sus previsiones y los mismos empleados los reconocieron plenamente.
Ya un caso de estos sucedió en la manifestación que realizaban los
aficionados de Los Jaguares en mayo de 2013 ya que la franquicia se despedía
del estado, ya que pura pena daban en el torneo, sin embargo para los porristas
del equipo ex naranja pretendieron hacer presión al Gobierno para que estos no
se fueran con una manifestación por el Libramiento Norte, entre algunas cosas
que hicieron: fue tratar de tomar la Torre Chiapas, también desquitaban sus
frustraciones con los automovilistas a los que les aventaban piedras y palos a
demás del bloqueo de la vialidad a la altura de la rotonda que La Diana
Cazadora, al oriente de Tuxtla.
Los desilusionados aficionados de Los Jaguares se les venía el cielo encima
y no importaban nada, ni la crisis económica, ni los feminicidios, ni la
inseguridad, ni la corrupción y menos los baches, ellos se manifestaban para
que sus queridos Jaguares no se fuera de la entidad.
Así que recrudecieron sus acciones y a cada abarrotera que encontraban a su
paso la saqueaban, una de ellas fue la tienda Extra que se encuentra frente al
“rascacielo” aldeano donde los manifestantes se llevaron sus chelas y frituras
por aquello del calor y tener energía para seguir marchando.
Esta es una muestra del grado de peligrosidad que está latente y solo se
necesita un chispazo para que este polvorín estalle, es preciso que las
autoridades y sus organismos de inteligencia, si los hay, deberán poner énfasis
en este tipo de agrupaciones que utilizan el deporte como pretexto para sacar
sus frustraciones con violencia.
¿O habrá que esperar lo que sucedió en Guadalajara para que se ponga un
alto?
Terminé
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Twitter: @VinicioPortela