JAVIER FIGUEROA
PARA PABLO…LA
JUSTICIA FORMA PARTE DE CANASTA BÁSICA
Varios complementos le pueden
acomodar al anterior enunciado de este libelo; por ejemplo, “Que cuando la
chucha es brava, hasta los de casa muerde”; “Que el que traiciona una vez,
traiciona siempre”; “Que el que con lobos anda a aullar se enseña”; en fin, que
el que nació pa tamal del cielo le caen las hojas.
Esa larga lista de conjeturas que
nacen del comportamiento público de un hombre que fue servidor (que se sirvió)
de lo público, como lo es Pablo Salazar (sin ser irreverente), no pueden ser
obra de la casualidad o de la mala fe, que cualquiera le pueda tener, por su
forma en que ejerció el mandato popular; pues total, uno puede hacer de su
sentadera un papalote, pero si cometió tropelías, abusos y excesos, muy su pex,
debiera guardar la compostura, para no comprometer los apoyos y favores de
quienes le han regalado su libertad; el caso es que, él solo se mete en la pata
de los caballos, por su meritito afán publicitario, muy al estilo de uno de su
compinche, otro tartajo también de allá mero de San Pancho del Rincón,
Guanajuato, quien siendo Presidente de la República, le instaló al mero Pablo,
una oficina de alto pelo, en los merititos pinoles, o sea la casa presidencial,
para que desde ahí, urdiera todas sus felonías y de paso asesorara al botudo en
todas sus perversidades, enseñando ambos, que son como los leones, porque no
son como los pintan; es decir, que no son tan vivos como se creen, pues los
viejos chuchones decían, que no es pecado ser ratero; ratero es aquél pendejo
que le caen y a estos dos les cayeron; que anden libres, ese otro cantar, dijo
la nana goya.
El caso Pablo pues, no debe pasar
desapercibido por infinitas razones; pero son tantas estas causalidades, que
con cualquiera que se aborde, se retrata de cuerpo entero, éste ingrato; cómo
es posible que en un discurso leído en la palestra donde se suponía que venían
a redimirlo dijera, que ya es tiempo de dictarse las políticas públicas para
acabar con los gobernantes corruptos; qué no será que para ese evento, Fox le
mandó una buena ración de marihuana, para que ya en el inconsciente de su
viaje, le pasara a dar una raspadita a los chuchos, chuchones y el señor de las
ligas, su mujer y a él mismo?
Cómo es posible que ya en el éxtasis
del delirio, en una declaración televisada a nivel nacional, haya dicho como
parte de su lavado de honor (cuál), que Granier se quedó chiquito, frente a su
acusador Juanito el Chiquitio Sabines, porque éste robó más que aquél? Qué, es
competencia?. Si así fuera, él solito, sin la ayuda de Herrán, la tarlatana y los
otros treinta y ocho ladrones que le faltan para completar los cuarenta,
incluidos los hermanos, se chingan a estos pobres aprendices de pillos, con
todo y Alí Babá. Qué cosa?
Que pacto con Sabines su liberación?
Entonces sí era cierto que falsificó el Título de abogado; en qué libro leyó
éste remedo de abogado, que la justicia, ya forma parte de la canasta básica; o
que la justicia se vende en la tiendita o changarro de la esquina? No digo
bien…
Pero volviendo a su campaña de
limpieza, que más lo ensucia, porque el estiércol entre más se revuelve más
apesta, será que les pagó la estancia a los acarreados del PRD nacional, para
que en una celada, les diera hasta por debajo de la lengua, para agradecerle a
Maveco, su intercesión para que lo sacaran del fresco bote, los mismos que lo
entambaron (cual negociación), y de paso pegarle un apretón a Juanititito el
Chiquitio, que todavía se las debe?. De cualquier manera, su trama es más
parecida a un sainete, que a una obra de telenovela venezolana.
Lo que sí parece que le quedó claro
es que el horno, no está para bollos; por lo que, bien haría en regresarse a su
aposento de Chile, donde dicen que adquirió viñedos en superficies milenarias;
dejar de estarle revolviendo el agua a su benefactor, total, bastante ayuda el
que no estorba y acogerse al dicho popular de que santo que no es visto, santo
que no es adorado, ni que tan chulo estuviera, peor como se pone en la tele,
con esa su cachuchita de roba gallina, que no puede con ella.
Y como buen pastor evangélico, predicar
que la venganza y el rencor, son pecados capitales que, se extinguen con el
perdón, siempre que este sea sincero y no de dientes para fuera; que la
contrición, o sea el arrepentimiento de los pecados sí redimen, no los actos
políticos de acarreo como el que armó en la gélida San Cristóbal, con todo lo
más granado de los chuchos y sin vergüenzas del perderé. Ah, cuándo entenderá
la gente, que todo tiene un límite?
El Sup Marcos: ¡YA BASTA!
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