ESPECIALISTAS
RECOMIENDAN QUE LOS ESTUDIANTES DEL NIVEL BÁSICO DUERMAN OCHO HORAS PARA UN
MEJOR RENDIMIENTO ESCOLAR
· Se evitarán trastornos y problemas de aprendizaje.
René R. Coca.
Tapachula, Chis; AGO. 20 (interMEDIOS).- Dormir un promedio de ocho horas al día,
tener una hora fija para irse a la cama, entre ocho o nueve de la noche, según
la edad, evitar mirar televisión o escuchar música, así como mantener un
ambiente de luz y temperatura constante durante la noche y cenar ligero, son
algunas recomendaciones que contribuyen al mejor rendimiento escolar en los
niños.
En este regreso a clases, el Jefe de Servicio de Higiene Mental del
Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) Miguel Ángel Jiménez Sanjuán, explicó
que el dormir bien es esencial para la salud y el desarrollo del niño, ya que
promueve estar alerta, tener buena memoria y comportarse mejor.
Señaló que los niños que duermen un promedio de ocho horas al día
funcionan mejor y son menos propensos a problemas de concentración,
comportamiento e irritabilidad. Por ello, es importante que los padres ayuden a
sus hijos a desarrollar buenos hábitos de sueño desde una edad temprana.
El especialista del IMSS comentó que al no lograr un sueño de calidad,
los menores están expuestos a ser impulsivos, agresivos, presentar fatiga
exagerada y somnolencia durante el día, lo que condiciona falta de atención en
sus actividades escolares y bajo rendimiento. Indicó que los ciclos de sueño o
vigilia se deben completar para el buen funcionamiento del organismo. De nada
sirve dormir 12 o 18 horas si este sueño no es reparador ni de buena calidad.
El psiquiatra mencionó que algunos desórdenes del sueño que deben ser
identificados en los niños, son terrores nocturnos que ocurren durante periodos
de transición, estrés o cambios de rutina; narcolepsia, que se puede
identificar desde la pubertad y quienes la padecen desarrollan somnolencia y
ataques incontrolables de sueño, durante los cuales se quedan dormidos contra
su voluntad.
Otro trastorno, precisó, es la apnea del sueño, periodo en el que
ocurren pausas en la respiración; los niños habitualmente roncan, su sueño es
inquieto y pueden manifestar somnolencia durante el día. Señaló que el
engrandecimiento de las amígdalas y adenoides, alergias nasales y obesidad, son
factores de importancia en el desarrollo de este trastorno. (interMEDIOS rrc).
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