LA FOTOGRAFIA DE PASTOR JUÁREZ DÍAZ, PASIÓN QUE PERDURA A
TRAVÉS DEL TIEMPO.
* Cumplió 30 años en la actividad y los que faltan.
Marvin Bautista
Tapachula, Chis;
FEB. 20 (interMEDIOS).- Cámara fotográfica, papel, pasión y dedicación son
algunos de los elementos imprescindibles para capturar los momentos
de alegría, tristeza y es que hoy en día quien no quiere que sus
recuerdos duren y perduren a través del tiempo, es allí donde los fotógrafos
juegan un papel importante.
En la actualidad muchos piensan que ser
fotógrafo es una profesión fácil, que cualquier persona que tenga una cámara
digital o un celular puede desempeñarlo, pues con el paso de los
años la tecnología vino a hacerla más fácil, pero muy pocos conocen los cambios
que este trabajo experimentó con el paso de los años.
30 años se dicen fáciles, pero para Don Pastor
Juárez Díaz, fotógrafo de toda la vida es una serie de altibajos, ya que es uno
de los pocos trabajadores de este arte que recuerda como se vivió el cambio de
la fotografía de blanco y negro a la de color.
“Al edad de los 19 años nosotros empezamos con
mi padre y hermanos a tomar fotografías en el parque Miguel Hidalgo y
Costilla, lo hacíamos con cámaras que eran como una caja montada
sobre un tripie y con un trapo se cubría la cabeza del fotógrafo”.
Y es que quien tenga más de 50 años recuerda
como era el momento para retratarse y cuanto tiempo transcurría para que la
fotografía estuviera en las manos de la persona, porque los únicos lugares de
revelado se encontraban en la ciudad de México.
“A pesar del tiempo que
llevaba el revelado de la fotos estas tenían un precio de 10 a 15
centavos en blanco y negro, además había una gran afluencia de personas, porque
éramos los primeros fotógrafos que estábamos en Tapachula”
Es en esta época cuando nacieron las frases
tan conocidas de los fotógrafos “sonrían”, “miren el pajarito”, whisky” entre
otras, esto con el fin que las personas no salieran con la rostro serio, sino
con un una sonrisa para que con el paso del tiempo recordaran ese momento tan
bello.
Pero el tiempo pasó y como a cualquier trabajo
los avances de la tecnología los obligó a adaptarse a los cambios de la época y
es que la fotografía sufrió un cambio total que demostraba que las imágenes en
blanco y negro desaparecerían ante la llegada del color.
“Fue una novedad esa transición, todos querían
retratarse a color, en paisajes, con objetos y vestidos
ostentosos porque era la moda de la época y como fotógrafos tuvimos que
adaptarnos, porque era nuestra profesión y el único sustento para nuestra
familia”
Puntualizó “En 1977 compramos un
caballito, adquirimos los famosos charros y los trajes chiapanecos, era una
novedad, ya que no había ningún niño que no lloraba para pedirle a su padre
tomarse una foto montado sobre el caballito y eran fotos instantáneas de color
y valían 30 centavos”.
Los avances
tecnológicos continuaron y llegó el año 2000, por ello
revolucionó su pequeño estudio improvisado en el parque Central
Miguel Hidalgo, y es que ahora en tan solo unos segundos con cámara
digital, quedan retratados y con una impresora en cuestión de minutos tiene el
cliente su fotografía lista y muy contento pues no hay que esperar ni menos
hacer cola.
“Es triste que la población hoy en
día ya no desea tomar la foto con los caballitos, los charros y trajes de
chiapanecas han quedado en los cajones o sean echado a la basura, los tiempos
cambian y hay que aceptar la realidad” señaló.
No se sabe que cambios vendrán en los próximos
años, pero el fotógrafo se preparará con anticipación, para arreglar su escenario y
mantener los recuerdos y momentos de los niños, jóvenes y adultos.
“La única cosa de la que estoy convencido es
de que seguiré en el mundo de las fotografía a pesar que la tecnología
reemplace mi trabajo, porque vivo por la fotografía y moriré por ella”
finalizó. (interMEDIOS rrc).
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