-Investigadores
mexicanos del INIFAP y el Colpos diseñaron el MIAF, sistema sustentable que
integra alimentación,
ingreso y recuperación de suelos
-Sólo existen mil hectáreas con este método;
el potencial está en 9 millones de hectáreas en ladera del sureste mexicano con manzana,
durazno y aguacate
-MIAF es la base de
Sembrando Vida; paradójicamente los “padres” del sistema no participan en el
programa
Con base en conocimientos tradicionales en el manejo del
cultivo de maíz y frijol que practican campesinos de México de forma ancestral
y la incorporación de árboles frutales que pueden cuadruplicar los ingresos de
los productores, investigadores mexicanos del INIFAP y el Colegio de
Postgraduados (Colpos), han desarrollado a lo largo de 30 años un sistema sui
generis en el mundo denominado Milpa Intercalada en Arboles Frutales (MIAF),
fundamento del programa Sembrando Vida que impulsa la actual administración.
La tecnología ha sido probada en estados como Veracruz,
Oaxaca, Puebla y Chiapas, y esta diseñada para los pequeños productores que
cultivan en 9 millones de hectáreas –de las 25 millones de hectáreas de
temporal que hay en territorio mexicano— con pendientes que van desde 8% hasta
50%, las cuales están expuestas a la erosión hídrica que propicia la perdida de
suelo y de fertilidad de la tierra, lo que impacta en la producción de alimentos.
Los “padres” de este sistema son el Agrónomo Ilustre por
la Universidad Autónoma Chapingo e investigador del Instituto Nacional de
Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), Antonio Turrent
Fernández, y el doctor del Colpos, José Isabel Cortés Flores, quienes destacan
que el MIAF es único en el mundo al trabajar en cinco ejes
fundamentales: alimentación, ingreso de los campesinos, erosión del suelo,
captura de carbono y empleo bien remunerado.
La
asociación de milpa con arboles frutales genera un círculo virtuoso ambiental y
económico, porque mientras el cultivo de maíz y frijol garantizan la seguridad
alimentaria de los agricultores, el árbol frutal es
el motor económico de las pequeñas unidades de producción, porque permite
obtener un alto valor respecto a los granos. Por ejemplo: un kilo de durazno
representa de 30 a 40 veces el valor de uno de maíz.
En el caso de la manzana --fruta con alta demanda en
México- el kilo cuesta en el mercado 40 o 45 pesos, pero 80% de esta fruta es
agua y su materia seca 20%. Es decir, un kilo de materia seca cuesta 200 pesos,
de los cuales al productor le pagan 100 pesos, explica Turrent. El kilo de maíz
se paga en menos de 5 pesos si bien le va al agricultor, pero tiene 85% de
materia seca y el resto es agua.
José Isabel Cortés, experto en árboles frutales y coautor
del MIAF, refiere que en la sierra mixe en una ladera de 30% de pendiente bajo temporal el ingreso
familiar anual en una hectárea de maíz fertilizado fue de 12,500 pesos; con
MIAF ocupando solo 40% de esta superficie con árboles de durazno, el ingreso se
elevó hasta 70,500 pesos.
Otra virtud del sistema es que mientras que el unicultivo
de maíz demanda 70 jornales por hectárea, desde la preparación del suelo para
siembra hasta cosecha; en MIAF son 200 jornaleros por año.
Cortés Flores expresa que hasta ahora la
tecnología MIAF esta siendo aceptada por los agricultores. En las regiones de
Los Altos, Frontera y Reserva de El Triunfo, en Chiapas, hay 500 hectáreas con este
sistema. Ahí ha brindado asesoría a la organización ISITAME; el sistema lleva
unos ocho años y siguen avanzando.
En
todo el territorio mexicano, estima, existen en total unas mil hectáreas con
MIAF, por lo que la brecha por desarrollar es muy grande. El mayor potencial está en Chiapas, Oaxaca,
Guerrero, Veracruz y Puebla.
Turrent Fernández añade que en el sureste del país hay un
millón de hectáreas en ladera adecuada para producir aguacate, fruta en el que
México es el primer exportador mundial, por lo que si dedicamos 300 mil
hectáreas a cultivarlo en estas pendientes, para no propiciar el monocultivo, los
pequeños productores tendrían posibilidades de incrementar significativamente
sus ingresos.
¿Pero que es el
MIAF?
El MIAF es un sistema sustentable de tecnología con
enfoque multi-objetivo que coloca la producción agrícola en primer lugar,
aumenta el ingreso neto del productor de manera significativa e incluye el
manejo sustentable de los recursos naturales, sobre todo de suelo. También incrementa
la captura de Carbono atmosférico, lo que permite mitigar los
Gases de Efecto Invernadero (GEI) y es una forma de hacer frente al cambio
climático, explican los investigadores.
El
sistema involucra la roturación del terreno en la ladera, lo que causa erosión
del suelo en la parte alta de cada franja de terreno de 15 metros de anchura (entre
dos hileras de árboles frutales plantados en contorno). El material de suelo
arrastrado, es depositado en la parte baja de la misma franja por la acción de
un filtro de escurrimientos hecho con residuos de cosecha, que se apoya en la
hilera de frutales inferior en la ladera.
En cada franja de 15 metros se cultiva maíz asociado con frijol.
Los orígenes del MIAF –expone Turrent-- están en la
agricultura tradicional de agricultores de Puebla, quienes ya usaban árboles nativos
en hilera --tejocote o capulín-- o criollos --manzana o durazno y
sembraban milpa entre las hileras de frutales. El segundo precursor de MIAF es
la tecnología “Terraza de Muro Vivo” desarrollada por el INIFAP, que usa setos
de árboles leguminosos en hileras en contorno, para la formación de terrazas,
cultivando maíz en la franja entre setos. Esta tecnología es eficiente para
proteger el suelo contra la erosión, pero requiere que casi 15% de la tierra de
labor sea dedicada a los setos, lo que resta espacio al maíz, que es el cultivo
principal para el productor. Por esta razón, esta tecnología no fue aceptada
por los productores. El mismo rechazo ha tenido otras tecnologías desarrolladas
internacionalmente, como la tecnología “Cultivo en Callejones”.
En
el Plan Puebla –desarrollado entre 1968 y 1975—Turrent y otros investigadores,
trabajaron con pequeños productores para mejorar su tecnología, complementando
los conocimientos de los propios productores, con los conocimientos científicos
de la Agronomía Clásica. El MIAF surge cuando a los doctores Turrent y Cortés
se les pidió diseñar un proyecto para Oaxaca con financiamiento del Banco
Mundial en 1994. En respuesta, se diseñó la primera propuesta de MIAF,
incluyendo los principios de la tecnología tradicional de Puebla y lo aprendido
en la tecnología “Terrazas de Muro Vivo”.
La tecnología MIAF ha sido aplicada, posteriormente con carácter
experimental, demostrativo y permanente, en localidades de climas templado y
tropical. En cada caso, los frutales seleccionados fueron los adaptados a la
condición agroclimática particular. En la localidad cercana a Huejotzingo,
Puebla, la tecnología MIAF incluyó a la manzana, con observaciones durante una
década. En el ejido Axochío del Municipio de San Andrés Tuxtla Veracruz., la
parcela MIAF incluye al chicozapote: las observaciones se han hecho durante 17
años.
Una limitante del MIAF es que la inversión por árboles es
de alrededor de alrededor de 40 mil pesos por hectárea. El árbol entra en
producción entre dos y tres años, pero una vez que lo hace dura de 15 a 20 años,
dependiendo la especie.
Sembrando Vida
requiere cuadros con conocimiento
Al
inicio de la actual administración, el MIAF es retomado por funcionarios de la
Secretaría de Bienestar, que en un principio recurren a los creadores del
sistema, quienes prepararon un plan de capacitación en MIAF dirigido a 120
técnicos agrícolas, que a su vez capacitarían a otros mil técnicos, que a su
vez asistirían a los productores del programa “Sembrando Vida” Ese plan tenía
dos alternativas, la de menor costo sería de 2 millones de pesos durante dos
años y la de mayor costo sería de 15 millones de pesos en dos años. Esta última
incluiría la compra de 10 predios de 2 hectáreas cada uno, distribuidas en
Chiapas, Veracruz y Tabasco, en las que el equipo de creadores de MIAF
establecería y conduciría otras tantas parcelas permanentes MIAF con el objetivo
de capacitar a los técnicos del programa, en etapas progresivas del sistema.
Al
final, los funcionarios federales le dijeron a los investigadores que habría
que esperar, que analizarían su propuesta, “pero que consideráramos que había
recortes a los presupuestos…y están limitados”. Para Turrent la inversión “significaba nada” si se considera que Sembrando
Vida tiene un presupuesto para 2019 de 15 mil millones de pesos.
Turrent y Cortés expresan que lo que más preocupa es que
MIAF por ser tecnología multi-objetivo es demandante en
conocimiento, dado que implica manejar maíz frijol y arboles frutales. El
cultivo de básicos los agricultores lo dominan tradicionalmente; pero en árboles
frutales desconocen su manejo, por lo que se requiere de asesoría constante y
altamente calificada, dado que hay que manejarlos bien desde el vivero, durante
la propagación, el trasplante, la fertilización y la poda.
Por ello, agregan, es necesario desarrollar y capacitar
al personal para que pueda enfrentarse la empresa de sembrar un millón de hectáreas
que anunció el gobierno federal. “Es fundamental tener centros de demostración para
poder hacer experimentos de 30 o 40 años”.
Otra
dificultad para Sembrando Vida es que hay escasez
de árboles frutales y este año deberíamos estar produciendo los que se van a plantar
en 2020. Una opción es comprar a pequeñas unidades productivas, “pero sino
tienen certificación contra enfermedades eso augura un fracaso enorme y tienen
que verlo con mucho cuidado”, expone Turrent.
Una preocupación adicional de los creadores del MIAF es
que se está mencionando que el CIMMYT (Centro Internacional de Mejoramiento de
Maíz y Trigo) son quienes capacitarían a los técnicos de Sembrando Vida, “pero
ellos no saben lo que es MIAF; se aprendieron el nombre nada más y no tienen el
conocimiento necesario”, expresa Turrent Fernández, quien dice estar convencido
de que dicho organismo internacional quiere adueñarse de esta tecnología y ser
ellos quienes capaciten.
Para
los “padres” del MIAF no participar en el diseño y aplicación de un programa
basado en una tecnología que ellos crearon resulta “incómodo”; sin embargo, están
empeñados en seguir trabajando, en aportar conocimiento y la experiencia que
vayan produciendo. De hecho en el Colpos reciben a estudiantes de maestría o
doctorado, quienes trabajan bajo esta línea de investigación.
José
Isabel señala que aunque el MIAF tiene muchas virtudes lo que ha a detenido su
desarrollo, a lo largo del tiempo, es el apoyo a los campesinos de manera
efectiva y con conocimiento.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario