Vinicio Portela Hernández
El Código de Ética del Poder Judicial de la Federación dice en su Capítulo
IV de Profesionalismo: “Es la disposición para ejercer de manera responsable y
seria la función jurisdiccional, con relevante capacidad y aplicación. Por
tanto, el juzgador: 4.1 Se abstiene de cualquier acto que pueda mermar la
respetabilidad propia de su cargo, tanto en el ámbito público como en el
privado.”
Sin embargo, existen juzgadores que no toman en cuenta esta directiva y
prefieren viajar de muerto haciendo lo que más le conviene a sus intereses
particulares y económicos.
Muestra de ello es el Juez Quinto de Distrito de Amparo y Juicios
Federales, José del Carmen Constantino Avendaño, quien prefiere quedar bien con
las recomendaciones parciales que con su propia responsabilidad de
jurisconsulto.
Constantino labora a base del tráfico de influencias, muestra de ello son
los enroques que con sus “compañeros” hace, sino que les pregunten al el
Magistrado Homero Ruiz Vázquez, del Segundo Tribunal Unitario del Vigésimo
Circuito, quien pudo acomodar a un par de sobrinos con “Carmelito” de nombres
Luis Eduardo Ruiz Ruiz y Erick Manuel Ruiz Abarca, quienes laboran como
Oficiales Administrativos; o la gran amistad con el Magistrado Martín Rangel
Cervantes, quien colocó a su hija, Asalia Rangel Montero como Secretaria, al
igual que el Magistrado Luis Arturo Palacios Zurita, quien le consiguió un
puesto a su hermano Adiel Palacios Zurita, ambos en ese mismo Juzgado
Quinto.
Pero lo que no sabe el Juez José del Carmen, o se hace que la virgen le
habla, es que esta práctica es un delito previsto y sancionado en el Capítulo
VIII del Código Penal Federal, que en su artículo 220 señala a la letra:
“Comete el delito de ejercicio abusivo de funciones: El servidor público que en
el desempeño, de su empleo, cargo o comisión, indebidamente otorgue por sí o
por interpósita persona, contratos, concesiones, permisos, licencias,
autorizaciones, franquicias, exenciones, efectúe compras o ventas o realice
cualquier acto jurídico que produzca beneficios económicos al propio servidor
público, a su cónyuge, descendientes o ascendientes, parientes por
consanguinidad o afinidad hasta el cuarto grado, a cualquier tercero con el que
tenga vínculos afectivos, económicos o de dependencia administrativa directa,
socios o sociedades de las que el servidor público o las personas antes
referidas formen parte;…”
Sin embargo, esto tiene sin cuidado Constantino Avendaño, quien prefiere
que el tiempo pase y como un “Emperador” desde su escritorio da órdenes a
diestra y siniestra, utilizando a su propia sobrina, Rocío Moreno Oliva, como
brazo ejecutor desde la Secretaría particular, o sus sobrinos los hermanitos
Roberto y Carlos Joaquín de apellido Valdez Coello, para que le hagan el
trabajo sucio y él quede como redentor, y todo quede en familia. La actitud es
tan déspota del “Carmelito” que puede hacer que trabajen sus subordinados hasta
14 horas al día, sin que reciban compensación por la labor extra.
Pero la historia de corrupción de José del Carmen Constantino Avendaño data
de tras tiempo, el Juez tiene fama de protagonista y en 2013 el propio Ejército
Zapatista de Liberación Nacional lo consideró como un corrupto al negarle dos
veces el amparo, número 274/2011, a Ejidatarios de San Sebastián Bachajón,
Adherentes a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, a pesar de que había
evidencia irrefutable de que había despojo y no solo ellos tacharon de sesgada
su sentencia, también organismos internacionales de defensa de los derechos
humanos aseguraron que actuó de forma arbitraria por no conducirse de manera
imparcial, además que, dijeron textualmente, “denota su desprecio por los
pueblos indígenas y por las reformas constitucionales de Amparo y Derechos
Humanos”.
Otro afectado por las malas decisiones de Constantino Avendaño fue Florencio
Madariaga, ya que, en búsqueda de la justicia federal, el ex Ombudsman
interpuso el amparo número 164/2013-VI en el caso contra de la Ley del Consejo
de Derechos Humanos del Estado de Chiapas y por consigna Carmelito se lo negó
de manera infundada y arbitraria, días después otro Juzgado cambió el sentido
del fallo y le concedió el amparo. Florencio Madariaga, actualmente Actuario en
funciones, calificó esta acción de Constantino como fuera del marco legal, por
ser un “Juez de consigna” ya que en esos momentos quería favorecer a su mentor
y ex jefe en la Defensoría Pública, Pedro Raúl López Hernández, por lo que no
podía conocer del caso al tener un conflicto de interés con el ahora Magistrado
Constitucionalista de Chiapas.
El Juez Quinto de Distrito de Amparo y Juicios Federales, José del Carmen
Constantino Avendaño es una fichita de consigna, donde le tiran el hueso se
mueve, pero a pesar de sus múltiples fallas y evidencias de corrupción, el
Carmelito continúan sus andanzas dentro del Poder Judicial de la Federación sin
que el Consejo de la Judicatura lo sancione, por lo que ese cuerpo colegiado es
cómplice al no poder garantizar una justicia imparcial y expedita.
Terminé
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